Casi vacías. Así amanecieron ayer las comarcas mineras tras haber decretado el Principado de Asturias el cierre de la mayoría de establecimientos, a excepción de alimentación, farmacias y kioscos. Sin embargo, había cierta confusión, tanto entre vecinos como comerciantes, sobre lo que podía y no podía estar abierto. Como ejemplo, el mercado semanal que ayer tocaba en el distrito langreano de La Felguera. "¿Hoy no hay mercado?", se preguntaba un hombre, cayendo al momento en la cuenta de que no se celebraba esta cita "por el coronavirus, claro". También abrieron algunos bares por la mañana, aunque acabaron cerrando sus puertas. Algunos, tras una "conversación" con la Policía o la Guardia Civil.

La situación se vivía igual en todas partes. La plaza del Ayuntamiento de Laviana, que debería estar con las terrazas llenas, estaba prácticamente vacía, haciendo un alarde de "responsabilidad". Así lo explicaba Rocío Fonseca, presidenta de la Asociación de Autónomos de Laviana (Aulav), dando cuenta de la cancelación también de las jornadas gastronómicas del cabritu, que se iban a celebrar durante este fin de semana en el concejo. "Se estaban anulando las reservas en los negocios, algo que entendemos por la situación, así que por responsabilidad decidimos suspender esta cita gastronómica". Entre los empresarios lavianeses hay "preocupación máxima, estamos a la expectativa, pero aún así pedimos sosiego y solidaridad, sobre todo por los negocios que obligatoriamente tienen que cerrar sus puertas". Esta situación ha caído como un gran mazazo en el sector. "Ahora que empezábamos a levantar después de unos meses terribles, que venía el día del Padre, las espichas... a ver qué ocurre".

Fonseca, como presidenta de Aulav, también ha estado respondiendo a las consultas de sus socios "porque la situación es muy complicada, aunque cuando nos calmemos, veremos las medidas que se van a tomar". Mientras los empresarios analizan cómo van a llevar la situación, los vecinos de Laviana trataban de llevar la situación como podían, haciendo sus quehaceres diarios, "pero a paso ligero, eso sí", subrayó Fonseca.

La misma sensación se vivía ayer en Mieres. La calle La Vega, centro neurálgico de la villa, donde conviven tiendas y establecimientos hosteleros, estaba casi desierta, solo con gente de paso. Entre los tenderos, más desconcierto, como confirmó Loli Olavarrieta, presidenta de la Unión de Comerciantes y Hosteleros del Caudal. "La mayoría de los establecimientos están cerrados, no sé si alguno habrá abierto a la espera de noticias", señaló. Eso sí, en las tiendas cerradas sí estaba el personal, que se encontraba colocando y limpiando, organizándose para un cierre largo.

Olavarrieta aseguró que esta situación de crisis "va a ser terrible para el pequeño comercio, porque no trabaja con internet, y tenemos que pensar que va a ser complicado llegar a final de mes para aquellos que tengan que cerrar quince días como mínimo". La presidenta de los comerciantes de Mieres expresó su esperanza de que, debido a los acontecimientos, "se tomen medidas para ayudar".

Otro problema que puso sobre la mesa la responsable de los empresarios locales, es que "la gente se tire por las grandes superficies, en lugar de acudir a los comercios".

También se notó cierta responsabilidad entre los comerciantes de Langreo, si bien también había algo de desinformación, tal y como destacó Marcelino Tamargo, presidente de la Asociación de Comerciantes e Industriales del Valle del Nalón (Acoivan). "Hay cierta confusión y hasta ahora estamos un poco desinformados", señaló. Quizá por esa situación, hubo ayer quien se mostró extrañado porque no estuviera montado el mercado de La Felguera y, en lugar de puestos, lo que había era coches aparcados, como es lo habitual durante la semana. "¿Hoy no hay mercado?", se preguntaba un hombre por la calle al ver la situación, totalmente extraña para un sábado por la mañana. Finalmente, como muchos otros se daba cuenta de que la razón de esta cancelación era "el dichosu coronavirus".

Marcelino Tamargo defendió que, siguiendo las directrices de los gobiernos regional y central, "no todos los establecimientos tienen que cerrar sus puertas, pero una cosa son las grandes superficies y otra los comercios pequeños, aunque no está claramente especificado". En todo caso, el presidente de Acoivan se mostró abierto a "seguir las recomendaciones, porque la situación es grave y podía ir a peor. Todos tenemos que ser responsables".

Prácticamente todos los comercios y bares estaban cerrados a la hora límite, el mediodía, pero hubo algunos establecimientos que necesitaron de los avisos de la Policía Local o de la Guardia Civil -según el concejo- para recibir el último "empujón" y cerrar sus puertas.

Entre los vecinos, una mezcla de nerviosismo, sentido de la responsabilidad o despreocupación, en algunos casos -los menos-. En general, hubo civismo, y así se mostró en muchos comercios, donde los clientes hicieron colas religiosamente para acceder, guardando una distancia de seguridad. En los supermercados, pese a la cierta neurosis de estos días, no se notaron problemas de desabastecimiento, aunque sí había escasez de algunos productos.

Entre los establecimientos que permanecerán abiertos se encuentran los supermercados, las farmacias o los kioscos. Entre los clientes, José Manuel Pérez, "Pichi", compraba su ejemplar diario de LA NUEVA ESPAÑA junto a la iglesia de Sama. "Está bien que sigan abiertos", afirmaba.

También se han tomado varias medidas en el transporte urbano. Así, en el valle del Nalón anunciaron que a partir del lunes se cambiaría al horario de verano, mientras que en Mieres, la empresa pública de transporte ofrecerá los viajes de manera gratuita, eso sí, habrá que entrar por la puerta trasera.