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La posguerra civil de La Carisa

El Picu L.lagüezos fue un puesto de vigilancia "privilegiado" del bando nacional para evitar la fuga de republicanos tras ganar el conflicto bélico, apunta una nueva investigación

Restos de munición. DOLABRA EXCAVACIONES

La Carisa fue un puesto de vigilancia "privilegiado" para el bando nacional tras vencer en la Guerra Civil. Según la última investigación de la ocupación de la zona, desde el Picu L.lagüezos -en el que limitan Lena y Villamanín- controlaron la fuga de republicanos y frenaron el movimiento maquis. El estudio está firmado por Esperanza Martín, experta arqueóloga con otras investigaciones en el enclave, y Diego Díaz. Durante el trabajo de campo, hallaron "edificaciones" y un total de 111 cartuchos y casquillos.

El informe señala la presencia de unas construcciones en la ladera sur del cerro. Se trata, según la investigación, de "construcciones toscas y sencillas, de una sola estancia". En esa zona, los arqueólogos encontraron latas de conserva y varios abridores. "Las latas a penas se han conservado por el paso del tiempo y la acidez del suelo", explicó Esperanza Martín. También unas piezas que, aunque en un primer momento pensaron que formaban parte de la munición, resultaron ser unos objetos menos comunes en este tipo de enclaves: piezas de una acordeón.

La munición hallada no es poca: 111 cartuchos y casquillos. En todos los casos, apunta la investigación, "se trata de cartuchería del calibre 7,92 x 57 milímetros, conocida también como 8 milímetros Mauser". "Es un cartucho de fusil desarrollado en Alemania a principios del siglo XX, adoptado por las fuerzas armadas de varios países, incluyendo la propia Alemania". En España, había sido aprobado el 7,77 milímetros, aunque durante el conflicto bélico los dos bandos recibieron munición más potente.

Del total de cartuchos y casquillos recuperados, 19 están percutidos o disparados, 65 tienen el detonante intacto y a los 27 restantes les falta el detonante o el culote. "En estos últimos, se desconoce si fueron disparados", matizan los expertos.

Su origen, en la mayoría de los casos, es "la Alemania nazi". Fueron elaborados en once fábricas distintas, según el informe. Hay un conjunto menor de casquillos de origen español. En total, hay nueve vainas procedente de la Fábrica Nacional de Palencia, que comenzó a producir cartuchería de este calibre para el Bando Nacional en el año 1937.

No hace falta atender a la munición para establecer la cronología de la ocupación. La propia ubicación ya dice mucho. Según señala el informe: "Una posición nacional en plena retaguardia republicana y alejada de la línea de frente más cercana es algo que resulta inverosímil". Los arqueólogos defienden que "la erección del punto de vigilancia tuvo lugar en algún momento posterior al final del conflicto armado convencional". Creen que realizaban tareas de vigilancia y persecución de huidos republicanos, aunque pudo desocuparse antes del maquis.

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