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Más madera para la reactivación

Los valles mineros buscan relevo al carbón con planes de biomasa, la explotación maderera y el aprovechamiento de los frutos de los árboles - Los proyectos impulsados están promovidos por colectivos vecinales e instituciones públicas como Hunosa y el Ayuntamiento de San Martín

La zona en la que se desarrollará la plantación de castaños en El Carbayu. M. Á. G.

Las Cuencas no quieren andarse por las ramas para buscar nuevas vías de actividad económica que releven a la minería. El aprovechamiento forestal es uno de los ámbitos en el que están centradas las miradas. La biomasa (con una central, unas astilladora y un almacén), la explotación maderera y las comercialización de los frutos de los árboles son algunas de las iniciativas que se han puesto hasta ahora sobre la mesa tanto por parte de instituciones públicas como de las propias asociaciones y cooperativas vecinales.

La cooperativa "El Maeral" va varios pasos por delante. La entidad fue creada a principios del año 2017 con la intención de potenciar los productos asturianos. Cuenta con una importante orientación hacia el aprovechamiento del sector forestal. Actualmente ya dispone de delegaciones en Mieres, Lena, Aller, Riosa, Morcín y Ribera de Arriba. En ese apartado forestal, su objetivo es la generación de biomasa estable y sostenible a base de talas controladas y limpiezas forestales en los bosques de la zona central asturiana. La finalidad del proyecto es promover las energías renovables mediante el desarrollo de una estrategia integrada para el uso de la biomasa forestal como fuente de energía renovable.

"El Maeral" también colabora con la iniciativa de la Sociedad de Festejos y Cultura "Nuestra Señora de El Carbayu" para plantar castaños en una finca próxima a la ermita langreana. El 80 por ciento de ellos ya están apadrinados. La financiación necesaria para abordar los trabajos de limpieza y la plantación de los ejemplares, para después comercializar los frutos, sale de la iniciativa del apadrinamiento de los castaños. Actualmente ya hay apadrinados, en concreto, "120 árboles y nos quedan 36", aseguró el presidente de la Sociedad de Festejos y Cultura "Nuestra Señora de El Carbayu", Julio González.

El colectivo había solicitado inicialmente una ayuda del Principado pero no reunía los metros suficientes. Al no conseguir la subvención del Gobierno regional promovió directamente este proyecto, que consiste en que los vecinos aporten 100 euros por cada apadrinamiento, que se invertirán en los trabajos a desarrollar en la parcela.

Entre esos padrinos figura el Ayuntamiento de Langreo, empresarios y socios. También hay un grupo de diez habitantes de un pueblo de Toledo que habían visitado El Carbayu y que se sumaron al proyecto. Viajarán en octubre para la plantación de los castaños, que se realizará a la vez.

Todos los que apadrinen los árboles recibirán cinco kilos de castañas anuales cuando esté en plena producción y podrán participar en un amagüestu, aseguró Julio González. Un árbol puede ser apadrinado una o varias personas y una o varias entidades. La sociedad de festejos y la cooperativa agrícola El Maeral, que asesora al colectivo en esta iniciativa, calculan que se alcanzará la plena producción dentro de diez años. En la parcela, de 13.000 metros cuadrados, se obtendrán, según esas estimaciones, unos 30.000 kilos de castañas.

Dentro de los proyectos forestales previstos, la térmica de La Pereda, propiedad de Hunosa, prevé convertirse en una planta de biomasa en un periodo de dos años. En el segundo semestre de 2022 estará en disposición de quemar residuos madereros propios y ajenos, tras una rápida transformación desde la combustión carbón y estériles de mina a residuos ecológicamente más aceptables. Estos son los planes de la empresa estatal, que ya cuenta con plazos establecidos para una térmica que, junto al lavadero de El Batán (ambas instalaciones ubicadas en Mieres) son consideradas clave para el futuro de Hunosa como firma energética.

El Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio también tiene su mirada puesta en la madera. El Consistorio pretende impulsar un centro logístico de tratamiento de madera para biomasa en el concejo con el objetivo de aprovechar el "potencial" del municipio en este campo. En concreto, el alcalde, José Ángel Álvarez "Quirós", planteó la puesta en marcha de una astilladora de biomasa y un almacén para gestionar su distribución y comercialización. San Martín, que reclama la implicación de firmas privadas y de Hunosa, aboga por financiar la iniciativa con los fondos mineros del actual plan. Para el regidor, el aprovechamiento sería elevado, no solo si se ponen en marcha centrales de biomasa o si se transforman las térmicas existentes (como Lada o La Pereda), sino que también habría un gran rendimiento a nivel doméstico. Para el proyecto, el Ayuntamiento busca la implicación del Foro Cívico de la Güeria Carrocera, que integra a varias asociaciones de este valle de San Martín.

Este colectivo fue precisamente el que hace algo más de tres lustros ya puso sobre la mesa la posibilidad de buscar un aprovechamiento de los residuos madereros. Se planteó una ambiciosa actuación para unirse y dar rendimiento a montes que se encontraban en desuso. Pese a llegar a reunir a unos cincuenta propietarios y contar con el apoyo de organismos tan importantes como la Universidad de Oviedo, el Serida (Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario de Asturias) y la Cámara de Comercio de Oviedo, la experiencia no llegó a cuajar. Ahora, tras el renovado interés mostrado por el Ayuntamiento, los vecinos estudian volver a impulsar su plan.

El proyecto original pasaba por la creación de una cooperativa que permitiera la explotación de la madera de la zona comprendida entre el Valle de Los Artos y el monte El Llagar. También se pretendía impulsar la utilización de los frutos de los árboles, para generar industrias agroalimentarias, así como usar los residuos del bosque como biomasa. La pretensión era aprovechar unas 300 hectáreas de terreno en el valle como experiencia piloto inicial. El gran problema era, y sigue siendo, el minifundismo existente en la zona porque se calcula que las 300 hectáreas de terreno en las que se quería actuar pueden tener hasta unos 400 propietarios.

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