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El centro de Barros no quería abrir así

La pandemia ha obligado a convertir en improvisado hospital el complejo neurológico, cuya puesta en servicio se venía demorando desde 2012

Vehículos sanitarios frente a la entrada principal del centro neurológico de Barros. JUAN PLAZA

El Centro de Referencia para personas con Discapacidades Neurológicas (Credine) de Barros se comenzó a construir a finales de 2009 con un plazo de ejecución previsto de 24 meses. Tendría que haber abierto sus puertas en 2012. No fue posible debido a complicaciones técnicas, trabas administrativas, problemas presupuestarios, modificaciones de obra y el proceso concursal de la adjudicataria. Pese a las arduas negociaciones políticas y las movilizaciones de protesta (con encierro en el Ayuntamiento incluido), los plazos de apertura se fueron retrasando de forma sistemática. Nada funcionó para poner en marcha el complejo. Ha tenido que llegar una pandemia para conseguirlo.

Ha sido una apertura no deseada, derivada de la elección de equipamiento langreano para reforzar la red asistencial regional durante la crisis sanitaria causada por el COVID-19. El centro, que dispone de 60 habitaciones con baño individual, acoge a personas positivas del nuevo coronavirus que están asintomáticas o presentan un estado leve de la enfermedad y que no puedan permanecer en aislamiento en sus domicilios o en centros sanitarios. Las instalaciones ya albergan a más de medio centenar de pacientes.

El complejo no solo ha abierto, sino que lo ha hecho con más personal del previsto para su finalidad de centro neurológico. La última previsión era que contase con 55 trabajadores. Actualmente cuenta con 66.

El personal asignado al centro para combatir la epidemia, contratado durante dos meses, está compuesto por seis médicos, ocho enfermeras, 26 técnicos en cuidados auxiliares de enfermería, dos celadores y dos auxiliares administrativos. Estos trabajadores se sumaron a los dos médicos que fueron contratados poco tiempo después de que el centro fuera asignado a atender pacientes de coronavirus. El complejo ya disponía desde hace dos meses de veinte trabajadores (entre ellos enfermeras y auxiliares), que dependen del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) y que estaban pendientes de la apertura de las instalaciones.

La previsión para el centro neurológico era hacer una apertura por fases. La plantilla tendrá que dar servicio a 60 residentes y 30 usuarios del centro de día, que abrirá primero. Posteriormente entrará en servicio la residencia.

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