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La "resistencia" de Tiós

Las dos familias con niños del pueblo aseguran que la cuarentena es más fácil en la zona rural: "En un piso nos volveríamos locos", bromean

A la izquierda, Nadia González, Eiren y Aidan López y René López. Y la otra familia de Tiós: Laura Hernández y Diego González con sus hijos Triana, Pelayo y Rosa Daniela (de izquierda a derecha).

Benditos cuarenta metros cuadrados de "prau" delante de casa. Porque sin ellos, bromea Laura Hernández, "ya me hubiera vuelto loca".

Ella y Diego González son los papás de una de las dos familias con niños que viven en Tiós (Lena). Tienen tres hijos: Rosa Daniela, Pelayo y Triana. Justo frente a su casa viven los otros pequeños, Eiren y Aidan, con sus padres: Nadia González y René López. Aseguran que el confinamiento para combatir el coronavirus se lleva mejor en el pueblo e, incluso, ha potenciado la imaginación de los pequeños. Están juntos, pero no revueltos: se han inventado juegos que pueden seguir de ventana a ventana. Las familias han creado un grupo de Whatsapp para todos los vecinos con el que se entretienen y se ponen de acuerdo para las compras.

El otro día hicieron una excepción y las familias se juntaron -a no menos de un metro y medio de distancia- para hacerse una foto para LA NUEVA ESPAÑA. "14 días más resistiremos", afirma el cartel. O lo que haga falta, al menos, los más pequeños: "Ellos están bien y lo llevan genial porque pueden salir delante de casa, a la terraza que tenemos. Además tienen a los otros nenos justo enfrente, y siguen en contacto aunque nunca se juntan para jugar", explica Nadia González.

Antes de que la Delegación del Gobierno prohibiera los "desfiles" para los más pequeños, recibieron la visita de voluntarios de Protección Civil: "Nos pusieron canciones y entretuvieron a grandes y pequeños, los echamos de menos", afirman.

Los tres hijos de Laura Hernández y Diego González también están pasando bien la cuarentena. No tanto sus papás, que son los propietarios del restaurante Tiós: "Es mejor no echar números porque... Esto va a ser terrible para los negocios de hostelería y turismo", afirma ella. Aunque no pierde el humor y piensa que podría ser peor: "Hace ya unos años que nos mudamos. En la Pola vivíamos en un piso; si llego a estar allí ahora, ya hubiera saltado por una ventana", ríe.

Los pequeños son los vecinos más jóvenes de Tiós, que cuenta con una población de setenta personas. "Estamos al tanto de los mayores, por eso creamos un grupo de Whatsapp en el que vamos poniendo adivinanzas y chistes, para alegrarnos y entretenernos", señala Nadia González. Lo usan también para cuestiones más prácticas: "Cuando hacemos la compra, avisamos para que nos pidan todo lo que necesiten". La última la hicieron hace unos días, esperan no tener que volver a la Pola en varias semanas. "Solo bajaremos si hace falta algo urgente, como medicinas o algo para alguno de los mayores", afirma Hernández. Lo que más necesitan no lo tienen: dos de los abuelos de los pequeños viven en Tiós y solo pueden verlos a distancia: "Esperamos juntarnos pronto con todos los güelitos". No hay cuarentena fácil.

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