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El clausurado chalé de Figaredo podrá tener uso lúdico con el nuevo plan urbano

Los terrenos del complejo se recalificarán como espacio multiusos para que puedan tener aprovechamiento hostelero tras ocho años cerrado

El chalé de Figaredo acumula ya ocho años cerrado. El conocido inmueble de propiedad municipal seguirá sin uso hasta que no se aprueba el nuevo PGOU. La nueva ordenación urbana abrirá las puertas a un aprovechamiento hostelero de la finca que rodea al caserón que en su momento utilizó la Universidad de Oviedo. De esta forma se salvará el escollo que en su momento impidió que fructificará el interés de un grupo inversor interesado en rehabilitar la propiedad para dedicarla a la organización de grandes eventos.

La finca de 14.000 metros cuadrados en la que se ubica el chalé de Figaredo está calificada actualmente como zona verde. En la nueva ordenación urbana aparecerá como espacio multiusos. De esta forma se podrán instalar en los terrenos carpas y dependencias adicionales a la edificación principal, algo que los inversores interesados en la propiedad habían considerado indispensable. El trámite no será efectivo hasta que el nuevo PGOU entre en vigor. A estas alturas hacer previsiones de plazos resulta un ejercicio fútil. El documento, tras dos décadas de gestación se encuentra, en teoría, en la recta final de su tramitación.

La intención de los responsables municipales es que el chalé de Figaredo pueda muy pronto dejar de que ser una carga para el Ayuntamiento de Mieres, un peso muerto difícil de manejar. El inmueble lleva casi ocho años cerrado desde que el Cecodet se trasladase a las instalaciones del campus de Mieres. Tanto tiempo sin uso no hace más que aumentar el deterioro que ya presentaba inicialmente el edificio. El Ayuntamiento es reacción a invertir en su rehabilitación para acondicionarlo y poder centralizar en él algún tipo de actividad municipal. Sin embargo, abrirlo a la iniciativa privada era una buena salida para el vetusto inmueble. De hecho, fue un grupo de empresarios el que mostró interés por convertir el chalé de Figaredo en un gran complejo hostelero con capacidad para organizar banquetes y convenciones.

Además, los vecinos de esta la localidad mierense se mostraron muy favorables por esta iniciativa. Así, valoraban la reactivación de un edificio histórico para la población y, sobre todo, el empleo que podría generar y del que se beneficiarán en parte los vecinos de la zona. El edificio se proyecto como vivienda de los dueños de Minas de Figaredo hace ya un siglo y fue obra del arquitecto Enrique Rodríguez Bustelo.

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