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El pozo Venturo, diez años de deterioro

La instalación, que se arregló para la fracasada firma cartográfica, es objeto del vandalismo y del abandono tras una década de cierre

Arriba, las instalaciones del pozo Venturo. JUAN PLAZA

Las paredes del edificio, antes blancas, están teñidas de negro por la humedad. Por el suelo hay cristales rotos, el cableado ha sido arrancado e incluso falta buena parte de la tarima flotante en algunas partes del inmueble. Ese es el triste legado que queda de lo que su día fue Venturo XXI, una prometedora firma del sector cartográfico que llegó a dar empleo a más de un centenar de personas. Hoy, diez años después de que echara el cierre, las dependencias de la desaparecida compañía -ubicada en el antiguo pozo Venturo, en la Güeria de Carrocera (San Martín del Rey Aurelio)- languidecen víctimas de un constante deterioro, presa del vandalismo y los robos de materiales y elementos constructivos.

Las instalaciones de la extinta Venturo XXI, que cesó su actividad en 2010, son actualmente propiedad de un banco. La firma recibió para iniciar su actividad más de tres millones de ayudas públicas, 1,1 de fondos mineros y dos más de "créditos blandos" de diferentes instituciones. La compañía cartográfica llegó a alcanzar los 124 trabajadores, unas contrataciones incentivadas por las subvenciones que no se ajustaban a la carga de trabajo real.

La sociedad estuvo mal concebida desde su creación, en el año 2005, según certificó el administrador concursa. La compañía apenas duró cinco años. Comenzó a perder dinero en una caída libre que no pudieron detener los expedientes de regulación de empleo (ERE) y las sucesivas reducciones de capital. La plantilla llegó a recortarse hasta quedarse con 73 empleados, el mínimo fijado para no tener que devolver los fondos mineros que había recibido en los años anteriores.

Las medidas impulsadas para tratar de relanzar la actividad no funcionaron y Venturo XXI entró en concurso de acreedores en abril de 2010. Poco después despidió a toda su plantilla. La firma cerró con una deuda de 5,1 millones. El juzgado encargado de llevar el concurso intentó reducir esa deuda vendiendo las instalaciones y los bienes de la empresa, pero no hubo compradores. El edificio es propiedad en la actualidad del Banco Popular, el principal acreedor de la cartográfica cuando cerró.

Situación

El deterioro de la instalación, después de una década sin actividad, es perfectamente visible para cualquiera que se aproxime a los ventanales o se dé un paseo por los alrededores del edificio. El inmueble llegó a estar completamente abierto, si bien acabaron instalándose puertas de metal para evitar que se entrase libremente. Algunas de ellas han durado poco, porque ya están reventadas. En el interior de las instalaciones, las humedades han dañado las paredes, hay cables arrancados, puertas dañadas, cristaleras rotas y la tarima flotante ha sido levantadas en algunas zonas del edificio.

Recuperar las antiguas oficinas de Venturo XXI como espacio empresarial no sólo precisaría llegar a un acuerdo con su actual propietario sino que conllevaría realizar un desembolso en la rehabilitación del inmueble. IU propuso hace cuatro años realizar gestiones con los dueños para convertir el edificio en un espacio que albergara iniciativas emprendedoras, una propuesta que no cuajó.

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