Del llagar a casa y a escanciar. El cierre de los bares es una dura prueba para una bebida de consumo social, que se bebe en compañía, pero hay empresarios que se las están ingeniando para mantener viva la cultura sidrera en los tiempos duros del confinamiento. Si el cliente no puede ir al sitio donde se sirve la sidra, solo queda la opción de que sea la bebida la que emprenda el viaje inverso, hasta el domicilio. Eso es lo que hace el Llagar Alonso, de Langreo, que desde que se decretó el estado de alarma se ha reinventado.
El reparto, reservado hasta entonces para la hostelería y eventos como espichas o celebraciones, llega ahora a los domicilios. "Los clientes que iban al llagar a comprar sidra nos empezaron a llamar para ver si se la podíamos llevar. Y se fue corriendo la voz y nos empezaron a llamar más personas", aseguró Javier Díaz, gerente de la empresa, que tiene llagar familiar artesanal en la Puente Carbón, en Ciaño, y sidrería en la calle Claudio Sánchez Albornoz de Sama.
Desde la nave ubicada en la Puente Carbón salen las cajas de sidra hacia los hogares de la comarca del Nalón. Con la hostelería cerrada, hacia donde partía el 80 por ciento de la bebida elaborada en el llagar langreano hasta que llegó el confinamiento, el negocio se ha orientado hacia la distribución a domicilio. Además, el chigre del Llagar Alonso, la otra vía de salida de la sidra producida en Ciaño, ha tenido que cerrar temporalmente debido a las restricciones de la crisis sanitaria.
"Llamamos al cliente antes de llegar y dejamos la caja en el portal del edificio en el que vive", indicó Díaz, que no aplica ningún incremento en el precio de venta fijado para la recogida en el llagar. La venta, añadió, se ha ido incrementando en los últimos días. El servicio de reparto llega a los municipios de la cuenca del Nalón, aunque también han realizado desplazamientos al concejo de Siero. En estas semanas han notado que los pedidos para el jueves y el viernes sufren un incremento respecto a la primera parte de la semana.
La manzana que utilizan es, señalan los propietarios de la empresa, "en un altísimo porcentaje de la Cuenca". El resto de sus plantaciones están en Carbayín.
La producción anual de sidra oscila entre los 70.000 y 100.000 litros. Esta última temporada "ha sido buena, una cosecha grande", indican desde la empresa, que abrió en 2014 su llagar en Ciaño, distrito hasta el que se trasladó desde Nava con veinte años de trayectoria a sus espaldas. Ese año, la propietaria, María del Mar Camblor, recibió el galardón "Emprendedora de Langreo". En 2017 inauguró en Sama, junto al estacionamiento de la estación de Renfe, la sidrería, aunque previamente había funcionado durante dieciséis años en otra ubicación en el concejo, en La Felguera.
