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Los chopos y los sauces son los mejores árboles para la producción de biomasa

Las dos especies destacan por la rapidez de crecimiento y su poder calorífico, según avanza la investigación del campus de Mieres y Hunosa

Asun Cámara, en una de las escombreras donde se desarrolla el proyecto de los cultivos energéticos.

El coronavirus no puede con el proyecto de cultivos energéticos en antiguas escombreras de Hunosa que desarrolla la Universidad de Oviedo en colaboración con la compañía estatal. Una investigación que se inició hace nueve años y que tiene como objetivo la producción de biomasa. Estos días, las investigadoras Asun Cámara, directora de la Escuela Politécnica de Mieres, y María Castaño han visitado las plantaciones para comprobar que todo avanza según los planes y no se echan a perder "las inversiones que se han realizado durante todos estos años".

Cámara apunta que "no podíamos olvidarnos de estos cultivos, hay que mantenerlos y es fundamental, sobre todo, eliminar la hierba y el matorral que sale, porque se comen la planta y pueden dar al traste con nuestro proyecto". Además, el trabajo es más importante en esta época, "porque es tiempo de lluvia y calor, con lo que hay que ejercer una mayor vigilancia y contacto, tanto con Hunosa como con su la Fundación Laboral de Minusválidos Santa Bárbara (Fusba), que es la que se encarga de realizar las labores necesarias para que no se pierda la producción".

Sin embargo, y debido a la crisis del coronavirus, esta labor requiere un protocolo más especial. "Tenemos que pedir permisos a gerencia cada vez que vamos, además de mantener las correspondientes distancias de seguridad", destaca. Actualmente, la Universidad de Oviedo y Hunosa están en proceso de renovación del contrato para el desarrollo de este ambicioso proyecto.

El año pasado, una vez que se cumplieron ocho años, se inició la fase comercial del proyecto, que suponía generar calor a partir de astilla en cuarenta hectáreas de terreno degradado, concretamente en las escombreras de la compañía estatal, con destino a varias calderas de biomasa instaladas en Mieres, Oviedo y Langreo. Pero el interés del proyecto no radica únicamente en la producción de biomasa, también en la recuperación de zonas deprimidas por el cierre de las minas, es decir, no sólo realizan una restauración de estos espacios sino que les dan un uso.

La iniciativa, liderada por el grupo de investigación Sistemas Forestales Atlánticos (GIS-Forest), al que pertenecen tanto Asun Cámara como María Castaño, nació en 2008, siempre de la mano de Hunosa, como el estudio de la biomasa forestal para fines energéticos. Los primeros ocho años de investigaciones sirvieron para comprobar que los suelos de viejas explotaciones a cielo abierto de la compañía estatal eran aptos para albergar vida vegetal, y que los sauces y chopos son los mejores candidatos arbóreos por su "rápido crecimiento y alto poder calorífico". Estas especies pueden generar 200 toneladas de biomasa forestal por hectárea -el tamaño de un campo de fútbol- en cuatro o cinco años. Esto supone hasta tres veces más que otros árboles, como los pinos. Además, los cultivos energéticos mejoran la calidad de unos suelos que en sus inicios fueron inertes y que en un futuro podrían albergar otras especies.

Tanto los sauces como los chopos plantados en las escombreras son especies mejoradas genéticamente para que su producción sea lo más fructífera posible. En las dos hectáreas experimentales se plantaron 10.000 árboles por hectárea, mientras que en la comercial se redujo a 5.000 para favorecer la entrada de maquinaria forestal y evitar así el uso de herbicidas. A la espera de que las cortas se realicen en el futuro, con una estimación de entre cinco y siete años, el grupo de investigación controla las plantación y recoge datos.

La biomasa es uno de los pilares de la diversificación de Hunosa, cada día más alejada del carbón. De hecho, la compañía planifica la reconversión de su central térmica de La Pereda para que pueda quemar biomasa. Pero no sólo eso, la compañía también está centrada en la geotermia a partir del agua de los pozos mineros con el establecimiento de redes de calor tanto en Mieres como en Langreo. Tampoco se dejan de lado otras energías, como la eólica, ya que la firma sigue estudiando la posibilidad de instalar parques eólicos en las Cuencas. Todo esto garantiza un futuro para la empresa estatal, pero ya no como una empresa minera sino energética.

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