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La térmica de Lada agota su carbón y ya no funcionará más, salvo imprevistos

La planta, "disponible pero sin previsión de actividad", solo deja una reserva residual de mineral, a la espera de recibir el permiso de cierre

Instalaciones de la central térmica de Lada. FERNANDO RODRÍGUEZ

La central térmica de Lada ha entrado en parada tras agotar las reservas de carbón que tenía. Ya no volverá a funcionar más. La instalación solo cuenta actualmente con un "stock de seguridad" de mineral por si fuera preciso volver a arrancar por necesidades imprevistas del mercado energético, aunque la intención de Iberdrola es que no se vuelva a producir electricidad en Lada hasta su cierre definitivo. La clausura, solicitada hace dos años y medio por la compañía vasca, está pendiente de la autorización del Gobierno.

La planta langreana había vuelto a generar energía en enero, después de casi un año sin funcionar, con el objeto de agotar sus reservas de carbón. La instalación no solo estuvo utilizando el mineral que tenía almacenado, sino que también usó carbón traído desde el puerto del Musel (Palencia), que se encuentra parada actualmente y para la que Iberdrola solicitó la clausura al mismo tiempo que lo hizo con Lada.

Tras dos meses en marcha, Lada vuelve a estar parada y esta vez será la definitiva si no hay imprevistos, según indicaron responsables de la firma energética. "Iberdrola ha culminado el proceso que inició hace semanas en Lada, que consistió en el arranque de la central térmica para la combustión de carbón, con el fin de realizar una gestión eficiente del stock que mantenía en las instalaciones. Acabada esta fase, en la central se mantendrá un stock de seguridad", indicaron desde la compañía vasca, para añadir que "a partir de ahora, y hasta que se autorice el cierre definitivo de ambas plantas (Lada y Velilla) por parte del Ministerio de Transición Energética, la central se mantendrán disponible pero sin previsión de funcionamiento".

Iberdrola ya solicitó la clausura de Lada y Velilla en noviembre de 2017, en "línea con su estrategia de negocio y compromiso sostenible". Se trata de las dos únicas centrales de carbón que explota en el mundo, una fuente de energía que representaba el 1,7 por ciento de la capacidad total del grupo a septiembre de 2019. El objetivo de la compañía es ser prácticamente neutra en carbono en Europa en 2030.

Las dos instalaciones termoeléctricas de Asturias y Palencia que Iberdrola quiere cerrar suman una potencia de 874 MW. En la actualidad, la firma vasca estudia inversiones en renovables en ambas regiones, que por el momento no se han concretado. Unas sesenta personas integran la plantilla de la central térmica de Lada. Todos ellos serán recolocados en otros centros de trabajo. Parte del personal trabajará antes en el desmantelamiento de la térmica. La estimación es que estas labores se prolonguen durante un plazo de cuatro años.

El plan de Iberdrola, una vez que reciba el permiso para cerrar, es completar el desmontaje de la instalación y acometer una "mejora paisajística" en la zona. La firma invertirá 35 millones en desmantelar las dos instalaciones de Asturias y Palencia. Un poco menos de la mitad corresponderá a Lada. En los últimos años la empresa había desembolsado unos 115 millones para reducir las emisiones de su complejo de Langreo.

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