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Fallece Francisco Álvarez de la Campa, decano de la abogacía en Mieres

El letrado, de 84 años, era un apasionado de su profesión, además de ser considerado un "maestro" por sus compañeros

Francisco Álvarez de la Campa.

Luto en el mundo del derecho. Francisco Álvarez de la Campa, el abogado más veterano de Mieres, falleció el martes a los 84 años. Natural de La Pasera, era un apasionado de su profesión, además de ser considerado como un "maestro" entre sus compañeros. Su pasión por el derecho hizo que siguiese vinculado a la profesión, incluso después de haberse jubilado. De hecho, era muy habitual verle en el despacho de su hijo, Gerardo Álvarez Moro, que continúo con la profesión paterna.

Sus conocidos destacaron que el fallecido "era un hombre elegante, distinguido, conversador, intelectual de pensamiento avanzado y, sobre todo, buen compañero". Y es que se dedicó a "enseñar a muchos" cuando estos estaban empezando en la abogacía en Mieres. Por ello, aseguran que su muerte "es una gran pérdida, tanto para la profesión como intelectualmente".

Álvarez de la Cama estaba especializado en Derecho Civil, llevando diversidad de casos relacionados con tierras, propiedades o asuntos de familia, entre otros, por lo que era alguien muy conocido en Mieres. Alguno de sus casos trascendió periodísticamente, como muestra la hemeroteca de LA NUEVA ESPAÑA. El letrado representó a un mierense, estudiante de la Escuela de Ingeniería Informática en Oviedo, que reclamó a la Universidad de Oviedo por no haber conseguido el premio fin de carrera, a pesar de contar con 21 matrículas sobre una treintena de asignaturas en total. Esto ocurrió en el año 2012 y el alumno recurrió al abogado mierense tras no alcanzar un acuerdo con la Universidad fuera de los juzgados. Finalmente fue un tribunal quien dio la razón al joven y obligó a la entidad académica a reconocerle el premio fin de carrera.

"Hizo muchas veces de padrino para otros abogados", señalaba ayer Ricardo Vázquez Montoto, abogado y colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, quien recuerda que "las veces que iba a verle al despacho, estaba lleno hasta arriba de libros y papeles, no parecía muy dispuesto a la era digital, pero daba igual porque sabía perfectamente dónde estaba todo, además, siempre estaba estudiando". Junto al derecho, sus otras pasiones eran el cine y la literatura. Debido a la crisis del coronavirus, no pudo celebrarse, por el momento, el funeral por el abogado.

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