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La hostelería repliega en Ujo y anuncia que no abrirá con terrazas limitadas

De quince locales solo uno prevé retomar la actividad el lunes: "No se puede tratar igual a un bar de un pueblo que a uno del centro de Madrid"

Ujo tiene actualmente algo más de 2.000 vecinos, el equivalente a los habitantes de todo el concejo de Riosa. Quienes estén aguardando al próximo lunes para sentarse en la terraza de un bar a tomar un refresco o un café es muy posible que tengan que asumir un alargamiento de la interminable espera.

Los hosteleros de Ujo están decididos a no abrir sus negocios la próxima semana en las condiciones establecidas en la normativa de la "desescalada", que busca la progresiva vuelta a la normalidad a la vez que se contiene la propagación del virus covid-19. Los profesionales rechazan abrir sus terrazas al cincuenta por ciento a partir de la "fase 1" -comenzará, si las circunstancias lo permiten, el 11 de mayo-.

"Es inviable económicamente. Esto es un pueblo pequeño y no tenemos los márgenes de ganancia que tienen en las ciudades de mayor tamaño", explica Elena Sánchez. "No tenemos espacio para ampliar las terrazas y nos piden que reduzcamos los posibles ingresos a la mitad, aumentando gastos en desinfección y control higiénico", subraya Daniel Ordóñez.

En Ujo, hay actualmente 15 establecimientos hosteleros. En principio, únicamente abrirá uno. Varios profesionales escenificaron ayer su malestar sacando las terrazas a la carretera. Un gesto simbólico de protesta. Piden al Ayuntamiento de Mieres que les permita habilitar una carpa junto al campo de fútbol para poder atender a sus clientes. "En Ujo no hay espacio para ampliar el espacio de las terrazas y así no compensa abrir", señala Paula Bermúdez. El colectivo demanda poder habilitar conjuntamente una zona lúdica en el centro de la localidad gestionada colectivamente y garantizando las medidas preventivas e higiénicas que demanda el control sobre la propagación del covid-19. Plantean la propuesta como una medida casi desesperada para poder recuperar la actividad sin tener que asumir perdidas económicas. El Ayuntamiento, que ya ha articulado medidas para dar flexibilidad a los hosteleros del concejo en el aprovechamiento de las terrazas, ve "muy complicado" encontrar encaje normativo a la iniciativa en el marco del actual estado de alarma.

Los hosteleros de Ujo están decididos a no abrir el lunes. Echan cuentas y no les sale rentable: "Aquí un chato de vino cuesta 60 céntimos. Si sirves un cosechero con la cantidad que se pone en el centro de Mieres el cliente no lo acepta. Un café son sólo 1,10 euros. Vamos con márgenes ajustados y así no se puede", explican los portavoces del colectivo. "Entendemos que la situación es muy complicada para todo el tejido hosteleros del país, pero en los pueblos pequeños hay mucho menos margen de maniobra".

Los bares y cafeterías de Ujo lucen desde ayer en sus lunas decenas de carteles de "se vende" y "se traspasa". Piden una "apertura viable". No entienden que tengan que recibir el mismo trato "que un hostelero del centro de Madrid".

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