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La crisis sanitaria en las comarcas mineras

El aliento del ejército ciudadano

Los voluntarios de Protección Civil han asumido en Mieres jornadas interminables - de trabajo durante el confinamiento, con infinidad de labores y dando apoyo humanitario

El personal de Protección Cilvi ha visitado el hospital de Santullano cada día de confinamiento. También geriátricos. Ha arropado a enfermos, niños y familias en general. Y su labor ha suscitado constantes muestras de cariño. JOSÉ RAMÓN VIEJO

Dicen que la resistencia de una cadena se mide por su eslabón más débil. Los voluntarios de Protección Civil se han revelado en Mieres durante la actual crisis sanitaria como una argolla fiable. La batalla contra la pandemia del covid-19 ha chocado en este caso contra un muro sin grietas, contra un pequeño ejercito animoso y tenaz. Durante mes y medio este colectivo ha asumido jornadas interminables que, por regla general, empezaban a la ocho de la mañana y no concluía hasta las nueve de la noche: "El cansancio te llega cuando vuelves a casa y ves que no puedes más", explican.

No faltará quien piense que Protección Civil se ha dedicado en Mieres durante el confinamiento a dar color a la comitiva que al final de cada tarde recorría la ciudad recolectando los aplausos lanzados desde las ventanas. De ser así, desconocen una agotadora realidad. Si algo tiene la cuarentena es que desde casa es imposible ver el trabajo que se realiza en las deshabitadas calles. "A las ocho ya empezaba a trabajar el primer grupo, con tres personas realizando un recorrido por los pueblos para prestar ayuda a quien lo demandase", explica Vicente González, coordinador de Protección Civil en Mieres.

Enumerar las tareas que los voluntarios han asumido durante la crisis sanitaria resulta por sí mismo un ejercicio fatigoso. Han repartido diariamente medicamentos y alimentos, han recogido y repartido mascarillas y otros elementos de protección contra los contagios, han desinfectado espacios públicos y locales de asociaciones, han señalizado el cierre de viales y dependencias, sin dejar de atender a las personas a nivel humano. "Hemos felicitado cumpleaños a decenas de niños, a personas enfermas y a muchos sanitarios. Hemos vivido momentos de enorme emoción", explica Vicente González. Los voluntarios recuerdan con especial cariño el caso de un matrimonio de Santullano que cumplía años en días sucesivos: "El párroco nos pidió que les lleváramos una tarta. Él cumplía 89 y ella 88. Les entregamos también unos diplomas. Lloraban como niños abrazados a aquellos papeles". Y es que han sido semanas de mucho trabajo y desgaste emocional: "Hay gente que se ha sentido muy sola y otra que en general lo ha pasado mal por falta de medios".

De los 31 voluntarios que tiene Protección Civil en Mieres, son 13 los que más activos se han mostrado durante el confinamiento. Nadie como ellos conoce los sufrimientos, angustias y penalidades que ha causado la crisis, pero también han sido testigos de los brotes de solidaridad, generosidad y altruismo anónimo: "Hay muchas cosas que la gente debería saber, como que varias modistas del concejo han estado entregadas a confeccionar mascarillas durante todo este tiempo. Una de ellas, residente en Murias, habrá hecho ella sólo 6.000. Nos llamaban para recoger las mascarillas y para que les consiguiéramos repuestos cuando las máquinas de coser se estropeaban", destaca Vicente González. Pero hay muchos más: "Varias personas de la comarca, en su mayoría ingenieros con impresoras 3D, han estado elaborando caretas de acetato y lo han hecho de forma altruista, pagando ellos mismos los materiales. En cada máscara pueden emplear hasta 3 horas ", recalca José Luis Rodríguez Llera.

Protección Civil ha recibido mucho cariño estas última semanas, pero también ha sentido en ocasiones incomprensión. Han estado en las trincheras, como sanitarios y cuerpos policiales, pero con una gran diferencia, ellos no cobran: "Hay gente que piensa que tenemos sueldo. Lo único que percibimos es una cena al año que nos paga el Ayuntamiento". Sienten que hay gente que no valora en ocasiones su trabajo: "Hay quien no te abre la puerta cuando le llevas los medicamentos o los alimentos de emergencia. También quien te dice que algo estarás chupando", lamentan los voluntarios, aunque subrayan que la inmensa mayoría de la población valora su esfuerzo desinteresado. Como lo hace el Ayuntamiento de Mieres: "No podemos estar más agradecido a este gran grupo humano que siempre está dispuesto a ayudar sin pedir nada", señala el concejal Marcelino Estrada.

Protección Civil ha combatido en Mieres en primera fila contra el covid-19. Además, estas semanas han puesto 120 trampas contra la avispa asiática. Están siempre en el primer frente de defensa. Son un ejercito aguerrido, pero nadie puede llamarles mercenarios.

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