Centros sociales, instalaciones sanitarias, residencias geriátricas, comercios y locales de hostelería forman parte del listado de inmuebles que José María Portero Coto ha desinfectado de forma desinteresada en los últimos días con sistemas de ozono para evitar la propagación del coronavirus. "Cuando entramos en la nueva fase pensé que podía colaborar para hacer una primera limpieza sin ánimo de lucro para que estos espacios abrieran completamente limpios", indica este empresario.

Su firma, la empresa langreana Ecoastur, se dedica desde 1994 a acometer limpiezas industriales y cuenta con 35 trabajadores. En las últimas semanas buena parte de su actividad está vinculada con el coronavirus, para lo que utiliza ozono tanto para higienizar superficies como el propio ambiente. "El ozono tiene propiedades fungicidas, destruyendo todo tipo de toxinas, bacterias y virus presentes en un ambiente, purificando el aire con cada aplicación. Al tratarse de un gas ayuda a realizar la limpieza y desinfección de los lugares más impracticables, garantizando los resultados", indica.

Portero ve con preocupación la proliferación de desinfecciones que se están realizando con ozono por la pandemia de coronavirus, ya que en ocasiones se hacen sin los equipos ni la preparación adecuados. "Con los sulfatadores y sobre todo con los cañones hay que hacerlo con mucha precaución, con las certificaciones y homologaciones requeridas y con profesionales preparados".

Precauciones

El empresario pone como ejemplo el caso de un coche. "Si higienizas un vehículo hay que saber que tienes que dejar un tiempo mínimo de unos 15 o 20 minutos para entrar porque, de lo contrario, te puedes intoxicar y sufrir dolor de garganta, irritación ocular, dolor de cabeza o vómitos", expone. No solo puede ser peligroso para la salud sino que también puede generar daños en los materiales que se tratan si no se hace con las precauciones adecuadas.

En los últimos días José María Portero está higienizando de forma desinteresada tanto equipamientos públicos como negocios particulares. "He estado ya en muchos. En centros sociales como el de La Mudrera, en geriátricos como el de La Flor de Lada, en sidrerías, peluquerías... La idea es que pudieran abrir y recuperar sus actividad de forma segura", concluye el responsable de la firma langreana.