El coronavirus también ha contagiado al soterramiento de las vías en Langreo, uno de los proyectos clave para el futuro del concejo. Si los problemas técnicos, burocráticos y presupuestarios no habían sido suficiente, una pandemia ha venido a cruzarse en el camino de la obra. El parón derivado del estado de alarma para hacer frente al covid-19 ha bloqueado los trámites para rehacer el convenio que permita culminar el proyecto, con la instalación de las vías en el falso túnel y la urbanización de los terrenos liberados.

A principios de marzo, cuando se hizo público que sería necesario revisar de nuevo el convenio, ya parecía muy poco probable que las obras pudieran iniciarse este año, tal y como figuraba en el último borrador del documento. Un mes después ya parece imposible que se dé esa circunstancia. El coronavirus ha hecho saltar por los aires todas las previsiones que pudiera haber.

El convenio debe revisarse porque incluía partidas con cargo a 2019 y, al no poder firmarse ese año, deben reajustarse las anualidades: 40 millones para la instalación de las vías y mejoras en la línea por parte del Adif (que debe ejecutarse entre 2020 y 2021) y más de 9 para urbanizar los terrenos liberados, por parte del Principado, en las anualidades de 2020, 2021 y 2022.

El nuevo convenio fue recibido el 9 de marzo por el Ayuntamiento, con las anualidades ya actualizadas y sin cambios en el montante global de la obra (49,3 millones) y fecha de finalización de los trabajos (2022). Sin embargo, los plazos apuran porque, según ese cronograma, los trabajos deben estar iniciados o al menos adjudicados en el presente año, para el que ya hay consignados 8,6 millones para obras ferroviarias y de urbanización.

Según las propias estimaciones que dio el Adif en 2018, "el plazo que transcurre entre la licitación de las obras y el inicio de éstas", como consecuencia de la nueva Ley de Contratos que entró en vigor en de marzo de ese año "puede rondar aproximadamente los ocho o nueve meses".

El soterramiento se inició a finales del año 2009, hace más de una década, con un plazo de ejecución de 30 meses y un presupuesto de 55 millones con cargo a los fondos mineros. La ejecución del proyecto ha estado llena de obstáculos. Ha padecido problemas técnicos y administrativos, pero también de financiación, que han causado retrasos y un incremento del coste de la obra, que llegó a estar prácticamente paralizada durante más de un año, tras la llegada de Foro al Gobierno regional, por el choque entre la adjudicataria y el Principado por los impagos y los sobrecostes.

Tras dejar atrás este obstáculo, la eliminación de los fondos mineros por parte del Gobierno de Mariano Rajoy dejó en el aire la conclusión de proyecto. El Ejecutivo regional de Javier Fernández decidió adelantar el dinero para completar la obra civil. La construcción de la plataforma soterrada, la estación de Los Llerones y la subterránea de Nuevo Langreo, entre otras instalaciones, ascendieron a 76 millones.

El falso túnel se acabó en septiembre de 2017, pero ni la administración central ni la regional daban un paso al frente para hacerse cargo de la superestructura. Finalmente, el entonces ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, asumió la actuación. Se fijó el mes de marzo de 2018 para licitar los trabajos y agosto para comenzar a ejecutarlos, pero los plazos no se cumplieron.

En septiembre, ya con Pedro Sánchez en el Gobierno se supo que, para que el Adif se hiciera cargo de la obra, había que cambiar el convenio original. El Pleno del Ayuntamiento de Langreo aprobó el 21 de diciembre un primer documento, que tuvo que rehacerse al no llegar a ser autorizado por el Gobierno central en 2018, e incluir partidas económicas para su ejecución con cargo a ese año (lo mismo que ha ocurrido ahora).

El nuevo documento fue aprobado por el Pleno en febrero de 2019, pero el Ayuntamiento recibió en marzo un nuevo borrador con cambios en la redacción del escrito. Hacienda lo anuló todo días después, al apuntar que no era viable modificar el convenio y era necesario tramitar uno nuevo. Desde entonces se tramitaba el nuevo borrador que, ya aprobado y pendiente solo de la firma, debe ser rectificado de nuevo.