La "nueva normalidad" llega, aunque poco a poco, al mercado dominical de Mieres. La cita ganó ayer en afluencia, fue el día más concurrido desde el decreto del estado de alarma, pero las ventas siguieron a la baja. "Aún estamos desubicados", afirmaron vendedores ambulantes que llevan décadas acudiendo al mercado de Mieres. Y es que la crisis del covid-19 ha obligado a una reordenación para permitir la vuelta de todos los puestos guardando la distancia de seguridad.

La ubicación sigue siendo la misma: calles Doce de Octubre y Escuela de Capataces, además del entorno de la plaza de Abastos. También se ha extendido a la calle Manuel Llaneza, eje vial del casco urbano que se cierra ahora los domingos para los asistentes al mercado. Esta reordenación es el fruto de un acuerdo entre los comerciantes de la cita dominical y el gobierno local (IU). Además de un incremento del espacio, como mandan las normas sanitarias en vigor para la "nueva normalidad", también se han reorganizado la ubicación de los puestos. De esta forma, la alimentación está en el entorno de la plaza de abastos mientras que el textil y otros sectores se reparten por el resto del espacio de este nuevo mercado dominical.

No ha sido fácil, ni para el Ayuntamiento ni para los comerciantes, hacerse a estos cambios. Es la primera reordenación del mercado en décadas y supone que "muchos clientes aún se hayan desorientado". Esta es una de las razones por las que, creen los comerciantes, las ventas siguen a la baja. Eso sí, ayer con el sol luciendo y una temperatura agradable, la asistencia empezó a retomar el pulso.

No están contentos los conductores, que ven cada domingo muy mermadas las plazas de aparcamiento. Al cierre de las calles Doce de Octubre y Escuela de Capataces, se suma la prohibición de estacionar en la calle Manuel Llaneza.