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BERNABÉ FERNÁNDEZ | GERENTE DEL ÁREA SANITARIA DEL NALÓN

"Queremos reabrir todos los centros de primaria en octubre, dependerá del virus"

"No hubo ninguna restricción para el gasto en equipos de protección, pero los protocolos han ido cambiando y eso generaba ansiedad"

Bernabé Fernández, gerente del área sanitaria del Nalón. JUAN PLAZA

Una llamada telefónica cambió la vida de Bernabé Fernández. Con las maletas hechas para ir a trabajar a Ibiza, un 28 de diciembre descolgó el teléfono para recibir una oferta laboral del hospital Valle del Nalón, en su Langreo natal. Se quedó. Médico intensivista, trabajó en la UCI y también fue jefe del servicio de Urgencias. En 2002 fue nombrado coordinador de Calidad, comenzando a especializarse en esta faceta con el entonces gerente del complejo de Riaño, Alberto Fernández León, como mentor. Durante los últimos cuatro años fue responsable de Calidad en la dirección general de Planificación Sanitaria de la Consejería.

-Llegó en enero al cargo de gerente del área y en marzo se decretó el estado de alarma, ¿qué sensaciones le dejó una incorporación tan agitada?

-No me dejó ninguna sensación porque no me dio tiempo. Partía con la ventaja, eso sí, de que conocía el área sanitaria. Lo primero que hicimos fue plantear reuniones con todos los servicios para ver qué problemas podían tener, pero no pude acabar porque comenzó a desarrollarse la epidemia. A partir de entonces todo ha sido una montaña rusa en la que había que planificar día a día o semana a semana. Nos hemos tenido que enfrentar a una enfermedad desconocida que obligó a reorganizar todo el proceso asistencial en Primaria y en el hospital, algo que nunca habíamos hecho. Hubo que priorizar la asistencia e implantar una manera distinta de trabajar. A eso hay que añadir el confinamiento, que también afectó a los profesionales. Básicamente hubo que darle la vuelta a todos los dispositivos de atención que se utilizaban.

-¿Qué incidencia ha tenido la pandemia en el área?

-Empezamos siendo un hospital no covid, pero al ir incrementándose la demanda comenzamos a ingresar pacientes con problemas de salud asociados al coronavirus. Lo mismo pasó con la UCI. En ningún momento llegamos a colapsar ni a sufrir la presión asistencial que estaban sufriendo sitios como Madrid o Cataluña. La tasa de incidencia fue un poco más baja que la media de Asturias. Sí que es verdad variaba a lo largo del Valle. En Langreo hubo 122 casos; en Laviana, 57; en San Martín, 36; en Caso, 1; y Sobrescobio no tuvo ninguno. En Asturias, a fecha de 8 de junio hubo 3.459 casos y 355 fallecidos y en el área sanitaria VIII, 216 positivos y 27 muertes. No llegamos a colapsar. El trabajo brillante de Atención Primaria ayudó a frenar la demanda en la atención hospitalaria. La demanda en Urgencias bajó de manera significativa y eso permitió que se focalizara en otros casos asociados al covid. También ha sido fundamental la responsabilidad de la población.

-¿Qué papel jugó?

-En este área sanitaria y, en general, en Asturias la ciudadanía fue responsable. Fue una demanda muy contenida y hay que agradecerlo. Máxime cuando en algunos lugares se cerraron consultorios, como en Lada, Barros o Villoria. La población asumió el sacrificio y también los propios profesionales, que renunciaron a su estado de confort para desplazarse a otros centros a trabajar.

-¿Cuál es la situación actual?

-Desde el 15 de mayo no tenemos ningún caso autóctono, por decirlo así, que sea del área sanitaria. Tenemos dos casos positivos ingresados pero que proceden del centro de Barros.

-¿Cuál ha sido el volumen de contagio de profesionales?

-Fuimos el tercer área sanitaria con más contagios de profesionales y ahora mismo estamos analizando las causas. Yo soy franco en este tema. Si se pregunta a algunos profesionales pueden decir que fue porque en determinado momento no hubo los equipos de protección adecuados o porque alguien decía que algunos equipos no se podían usar. En todo momento hubo EPI a disposición de los profesionales, aunque no digo que puntualmente no haya habido problemas con algún sanitario al que no se le daba su equipo. Pero el área sanitaria estuvo cubierta. No hemos llegado a tener ninguna rotura de stock, pero sí que nos veíamos a veces en el borde de que, si no nos servían los proveedores, podíamos tener problemas. No hubo restricción para el gasto en equipos de protección y en todo momento nos hemos adecuado a las guías, aunque es cierto que los protocolos de las diferentes instituciones han ido cambiando. Porque la evidencia sobre la enfermedad también cambiaba. Y eso ha sido un factor importante de ansiedad entre los propios trabajadores. Por poner un ejemplo. ¿Por qué al principio no utilizamos mascarillas? Porque no estaban recomendadas salvo en determinadas situaciones.

-El parón ha provocado que se acumulen intervenciones quirúrgicas y consultas, ¿hay algún servicio que preocupe especialmente?

-Como consecuencia del plan de contingencia, polarizas recursos y personal hacia la demanda que se prevé que vas a tener y dejas de hacer aquella actividad que es demorable. El recurso más limitado que tenemos son las camas. En el apartado quirúrgico, nos centramos en la cirugía urgente y la oncológica. Eso ha supuesto que ahora tengamos una gran mochila de todo aquello que hemos aplazado. Se hicieron por vía telefónica muchas consultas sucesivas de personas que están estables. Lo que haces, por ejemplo, es revisar el control de una radiografía o de una analítica. Lo que ahora hemos hecho es retomar las primeras consultas y valorar las sucesivas que estaban pendientes para priorizar las que hay que ver ya. También se están haciendo programas de tarde. Todo ello siguiendo tres criterios, que están marcando la fase de transición. Tiene que ser una transición controlada, reversible por si hay rebrotes y segura. Si tuviera que decir en qué hemos fallado diría que en la comunicación a la población, en explicar mejor este concepto de desescalada segura y las limitaciones que conlleva. A la hora de citar en consultas no podemos hacerlo con los mismos intervalos de antes. ¿Cuántas personas puedo tener a la vez en consultas externas sin someter a los pacientes a un riesgo por no respetar la distancia de seguridad? Los tiempos dependen de la especialidad, pero por término medio estamos viendo la mitad de pacientes que antes.

-¿Los programas de tardes se están haciendo con personal propio o con nuevas contrataciones?

-Básicamente es con personal propio, tanto en cirugía, como de consultas y pruebas diagnósticas. Tenemos apoyo en Cardiología, con especialistas llegados del HUCA que ya nos ayudaban antes. Es un servicio en el que hemos tenido déficit de profesionales. En Dermatología el profesional de baja se reincorporó y también se ha cubierto la plaza que había vacante.

-¿Cómo ha cambiado la organización de la asistencia?

-La enfermedad covid supuso generar circuitos distintos de atención en urgencias en función de si los pacientes tenían problemas respiratorios o no. No podíamos mezclarlos. Para prever esa demanda, creamos nueve boxes más en Urgencias, que solo están destinados a pacientes con síntomas respiratorios. En la atención de Urgencias tenemos que mantener esos mismos circuitos para no correr riesgos. Y en planta de hospitalización seguimos ingresando pacientes covid, con lo que hay que mantener espacios específicos. Uno de aislamiento hasta tener los resultados de las pruebas y otro de ingreso si se confirma que es un caso covid. Esto implica destinar unos profesionales y unos recursos determinados. Y usar una camas que no podemos utilizar para otras cosas como convalecencias posoperatorias de una prótesis o una hernia.

-¿En qué situación está la Atención Primaria?

-El mismo concepto de seguridad en la atención también se ha implantado en Primaria. Cuando una persona de acerca a un centro de salud con un problema respiratorio también sigue un circuito distinto. Eso obliga a tener una organización diferente, que en centros periféricos, por el número de profesionales que hay o por razones estructurales, no se puede hacer. No podemos mantenerlos separados. Por eso hemos tenido que cerrar consultorios periféricos y trasladar a los profesionales a otros centros donde sí se pueden mantener los circuitos. Y también conllevó que no se hiciera la actividad normal, lo que son las agendas personalizadas de enfermería y médicos. Se atienden los problemas concretos sin que te vea tu médico concreto. El objetivo es ir retomando la actividad normal, pero manteniendo los dos circuitos independientes de atención.

-¿Cuál es el horizonte para reabrir los consultorios?

-Dependerá de la evolución de la enfermedad, pero la expectativa y el deseo que tenemos es poder reabrir en octubre todos los recursos que tenemos. ¿Eso va a ser posible? No lo sé. No puedo mentir a la población. Con la incertidumbre en la que nos movemos no hay nada fijo. Lo que decimos a la población es que, antes de ir al centro de salud, llame al médico porque hay actuaciones que se solucionan telefónicamente como una duda en el uso de la medicación o un problema con una receta o con una baja. Y si el profesional considera que el paciente debe ir al ambulatorio, se le cita.

-Como vecino de Langreo, ¿cree que la desescalada se está haciendo de forma responsable en el Valle?

-Soy muy crítico, pero es tengo un problema, que siempre veo el vaso medio vacío. Salgo a la calle y no veo a las personas que llevan mascarilla sino a las que no la llevan. Pero no se pueden generalizar comportamientos aislados. Yo veo a la gente responsable y la prueba es que desde el 15 de mayo no tenemos contagios en el área. Pero no podemos bajar la guardia y olvidar las medidas eficaces para frenar el virus, que son sencillas. Y a los visitantes que vengan de fuera les pediría que fueran respetuosos con el entorno social.

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