La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La viudedad de las colominas

Asentamientos obreros como San Salvador piden más atención pública ante el aumento de casas vacías o habitadas por ancianos

Beli Avello, con Arsenio Díaz Marentes, contando pisos vacíos. D. M.

Ujo, Santa Cruz y Figaredo integran el principal soporte poblacional del sur de Mieres. Estos tres grandes barrios contaban a principios de siglo con 7.000 vecinos. Ahora tienen poco más de 4.500. Este desplome demográfico, que se extiende casi sin excepciones por las Cuencas, se siente más en carne viva en las barriadas obreras, en las viejas colominas. En San Salvador los más veteranos añoran los tiempos de bullicio y de la vigorosa vecindad.

"Antes todos los pisos estaban ocupados y en cada casa vivían cuatro, seis y hasta nueve personas", explica Emilio Valentín, que con 90 años lleva viviendo en el barrio casi 60. "Recuerdo cuando le gente se quedaba charlando en los bancos de la calle hasta la madrugada, unas tejiendo y otras haciendo compañía. Todo estaba lleno de chavales. Ahora debe haber como media docenas de niños en todo el barrio", apunta Mari Luz Escalada.

Los vecinos ven un rayo de esperanza en el incipiente interés inmobiliario que está despertando el barrio fuera de la región: "Es cierto que han llegado algunos madrileños y también creo que ha comprado alguien de Valladolid", apunta Beli Avello. Con todo, la actual realidad del barrio es tozuda. "Hay muchas casas desocupados, eso es así, pero el problema no se queda en eso", subraya Arsenio Díaz Marentes. "En muchas viviendas vive sólo una persona y, por regla general, tienen más de ochenta años". El movimiento asociativo calcula que en el entorno de San Salvador puede haber alrededor de medio centenar de viudas residiendo solas.

Las colominas de San Salvador reclaman más atención de las administraciones, empezando por el Ayuntamiento: "La hierba está sin segar y hay ratas y culebras", lamenta Ángeles González. Los vecinos reclaman medida para favorecer tanto la reforma de las viviendas como los alquileres. Santa Cruz vio cerrar su colegio en 2014. La localidad llegó a tener hasta cine. Las colominas, aún con todo, se resisten a abandonarse y aún se sienten útiles.

Compartir el artículo

stats