El valle de Cuna y Cenera está considerado uno de los tres grandes referentes turísticos del concejo de Mieres. Sólo la plaza sidrera de Requejo y el poblado minero de Bustiello asumen una función embajadora parecida fuera de las fronteras del concejo. Al margen del bullicio ligado a la romería de Los Mártires, este rincón verde de Mieres ha sido durante décadas casi sinómino de quietud y sosiego. La fauna salvaje ha irrumpido en este plácido valle salpicado de merenderos y zonas de descanso. Los vecinos reconocen estar intranquilos, aunque la hostelería no parece preocupada. Como cabría esperar, son los ganaderos quienes experimentan más desazón.

La Guardería del Principado ha confirmado un ataque de lobos a pocos metros del santuario de los Mártires, con dos ovejas muertas. Esta irrupción llega apenas unos días después de que la Asociación de Ganaderos Afectados por el Llobu (Agall) denunciase la presencia de una importante manada de lobos en la zona alta del valle de Cenera. El avance de la fauna salvaje no se queda aquí. Hace poco más de un año un oso atacó un burro muy cerca de Villar, apenas un kilómetro por encima de Cenera. Medio Ambiente lo confirmó tras analizar los zarpazos que obligaron a sacrificar al animal. Fue un hecho aislado, pero dejó patente la proximidad de asentamientos estables.

El presidente de la asociación de vecino de Cenera, Pepín Álvarez, reconoce que existe "preocupación" entre los ganaderos. Él mismo perdió más de veinte ovejas hace un par de años: "Es duro ver como te matan un perro o te destrozan un animal que has cuidado", apunta. Subraya que en la zona alta del valle, en las proximidades del Llosorio, siempre hubo lobos. Le cuesta más creer que se estén adentrando hasta la zona baja, bastante poblada: "Si la Consejería dice que el ataque junto al santuario fue causado por lobos, pues así sería, pero es cierto que suena raro".

Cenera tienen una tupida red de complejos hosteleros, con varios merenderos muy concurridos. Uno de ellos es La Viña. Su propietario, Eduardo Rodríguez, apoya las quejas de los ganaderos, pero subraya que "todo se exagera". Sostiene que ver un lobo en la zona baja del valle es improbable: "Hay mucha fábula y hoy todo se saca de quicio". El sentir general en Cenera es que los picos que circundan la vega dan cobijo a lobos e incluso en ocasiones pueden recibir la visita de algún oso. Ahora bien, sospechan que parte de los ataques que sufre el ganado los causan perros asilvestrados.