El poblado minero de Bustiello logró hace ya más de dos años y tras una larga tramitación la esperada catalogación como Bien de Interés Cultural (BIC), una figura que obliga a las administraciones a velar por la protección del enclave, uno de los más reconocidos referentes del paternalismo industrial del siglo XX. Sobre el papel fue un gran avance, pero la realidad dista mucho de ser idílica.

El viejo sanatorio de Bustiello, uno de los grandes atractivos del conjunto que conforma el BIC, acumula un deterioro al que nadie parece querer poner freno. Una plataforma ciudadana, a la que se ha unido la asociación La Pudinga, acaba de tomar forma para reclamar una actuación que permita la rehabilitación del antiguo complejo asistencial ligado al entramado industrial que puso en marcha el Marqués de Comillas, propietario de la Sociedad Hullera Española.

El citado colectivo no sólo pide una actuación en el inmueble, sino que exige un proyecto de uso para el futuro. Plantean incluso ideas, como poner en marcha una cooperativa residencial para personas mayores. No obstante, la principal prioridad es lograr que el Principado ponga freno al deterioro del hospitalillo.

La plataforma, respaldada por los propios vecinos de Bustiello, dará a conocer sus reivindicaciones el próximo 11 de julio. El colectivo ha organizado una concentración frente al sanatorio que arrancará a las doce del mediodía: "Ya es hora de que se rehabilite este histórico inmueble y que pueda albergar algún tipo de actividad", explican los promotores de la iniciativa.

No es de extrañar que la sociedad civil mierense se haya organizado en defensa del sanatorio de Bustiello. Más de dos años después de la declaración del BIC, hay elementos, como el sanatorio, que apenas han recibido inversiones y tratamiento por parte del Principado, que debería de ser el encargado de dar lustre a tan emblemática construcción, que hoy está prácticamente en ruinas. El Ayuntamiento de Mieres ha sido el primero en reclamar actuaciones, con poco éxito.

El sanatorio presenta numerosas deficiencias y ha sufrido incluso varios robos. Para ponerle remedio, la Consejería de Cultura, a través de la Dirección General de Patrimonio, elaboró en 2018 un informe de la situación de esta instalación para analizar los trabajos y las actuaciones que se han de llevar a cabo para su adecentamiento. Desde entonces el equipamiento ha sumado nuevos daños.