Son muchas las piscinas públicas o gestionadas a través de una cesión municipal que este verano permanecen cerradas tras decidir sus responsables no lanzarse desde el trampolín ante el temor de poder ser epicentro de un posible contagio del covid-19. Sobrescobio, Caso o Riosa son sólo algunos de los ejemplos de las citadas reticencias. La precaución de los responsables políticos entronca con la de muchos usuarios, que evitan estos espacios de baño ante el temor a la concentración de personas. En este marco, en las Cuencas es posible este verano alquilar una piscina privada para disfrutar de chapuzones "exclusivos". Basta con desembolsar 12 euros por persona y desplazarse hasta Serrapio, en Aller, para disfrutar en familia de una jornada de piscina sin tener que estar pendiente de medir la distancia a la que está la tumbona del vecino. Eso es al menos lo que se vende como reclamo.

En España hay algo más de un millón de piscinas privadas. Es el segundo mercado más importante de Europa, ya que en Francia el recuento asciende a nada menos que 2,5 millones. Resulta, por tanto, poco sorprendente que fuera una empresaria francesa, Raphaelle de Monteynard, quien hace unos años intuyera que entre tantas piletas había profundidad suficiente para sumergirse en un proyecto de la llamada economía colaborativa. Así, puso en marcha la plataforma Swimmy, que propone un servicio de alquiler de piscinas entre particulares. En España, unas 200 piscinas se anuncian de esta manera. Una de estas propiedades está en Asturias, concretamente en Serrapio. Alba Mon es la dueña. Fue su padre quien le dio la idea de poner su "coqueta" piscina cubierta en alquiler: "Mi padre es camionero y un día estaba circulando por un pueblo de Valencia y escuchó por la radio que había una página web que se dedicaba a promover el alquiler de piscinas entre particulares", recuerda. "Al principio no me decidí, pero lo pensé mejor y quise probar". El pasado 12 de julio recibió a los primeros visitantes. Fue un matrimonio de Lugones con dos niños pequeños: "Se fueron encantados. Les dimos información de rutas cercanas que podían hacer para completar el día, pero optaron por quedarse en la piscina toda la jornada".

Alba Mon reside a caballo entre Gijón y Serrapio. Hace unos diez años decidió construir una piscina en la finca de su casa. "No es muy grande, pero en su momento optamos por cerrarla para sacarle más rendimiento", apunta: "Aquí, en Asturias, una piscina normal la puedes utilizar desde junio hasta septiembre. Sin embargo, al estar cubierta, nosotros le sacamos rendimiento desde marzo hasta octubre, aun sin estar climatizada". En su caso ofrece el acceso a una barbacoa y un pequeño jardín en el que tomar el sol. La tarifa son 12 euros por persona.

"Está claro que el miedo al contagio ha cambiado la manera de pensar de mucha gente. En una piscina privada evitas el roce con otras personas y te sientes mucho más segura", apunta Alba Mon.

Aún con todo, siguen siendo muchos los que optan por acudir a sus zonas habituales de baño. En Turón ya está abierta la piscina. Lo hizo el pasado fin de semana tras meses de incertidumbre. El equipamiento tuvo que ser sometido a una reforma para acabar con las filtraciones de agua.

Las instalaciones de Turón, gestionadas por "Mejoras del Valle", son las únicas descubiertas del concejo mierense que estarán abiertas este estío, marcado por la crisis sanitaria del covid-19. Estarán funcionando hasta el 6 de septiembre. Las obras y el estado de alarma decretado en el mes de marzo provocaron que la idea de salvar la temporada estival se mantuviera en el aire. Al final, esta popular instalación prestará servicio a los mierenses.