Botellones e incontrolado vandalismo. La que debería ser una de las zonas de esparcimiento más apacibles y visitadas de Mieres se encuentra inmersa en lo que algunos califican como un "caos". Se trata del entorno del emblemático puente de la Perra y del tramo de senda fluvial más próximo al parque canino de Sueros.

El mobiliario urbano que se encuentra en las inmediaciones de la citada área de perros sueltos ha sido literalmente destrozado. Los daños afectan a bancos, papeleras... y hasta los dos grandes indicadores de madera que localizan el parque y recogen sus condiciones de uso han sido arrancados del suelo.

Sin abandonar la influencia de la concurrida senda del río Caudal, a unos 400 metros del arrasado parque canino está el puente de la Perra, también de uso peatonal desde hace más de dos décadas. Desde uno de sus accesos, el que conecta con la ciudad, se puede descender al río. Algunos grupos de jóvenes hacen uso de la recogida orilla para organizar botellones.

La Coordinadora Ornitológica de Asturias ha estado los últimos días recogiendo basura en el cauce. Han sido retiradas numerosas botellas de vidrio y, en general, envases de bebidas alcohólicas. La entidad ecologista reclama medidas para acabar con este tipo de prácticas en el entorno del río. "Sería necesaria la colocación de carteles informativos demandando conductas cívicas y tal vez, incluso, se debería cerrar el acceso al río", apunta Clemente Álvarez, presidente de la citada plataforma.

Los ecologistas recalcan que la zona afectada por los botellones y el vandalismo es un punto "estratégico" de Mieres. Se encuentra entre las estaciones de Feve y Renfe, y el puente de la Perra, en concreto, tiene gran valor patrimonial. La actual estructura fue construida en 1933, tras llevarse una riada por delante el viejo viaducto. Forma parte de itinerario del Camino de Santiago : "Se trata de una zona de valor para los pescadores y que acoge fauna amenazada, como el andarríos chico", subraya Álvarez.

Los usuarios del parque para perros del paseo fluvial están tan molestos o más que los ecologistas: "Está claro que se organizan botellones y todo queda sucio", lamenta Noemí Dias. "Es una pena que haya personas que disfruten destrozando los bienes públicos sin otra pretensión que hacer daño", remarca otro usuario.

El paso subterráneo del puente de la Perra es desde hace años un foco de constantes protestas. El acceso a la ciudad está con frecuencia lleno de basura y desprende muy mal olor. Es uno de los puntos más problemáticos de la ciudad en lo que se refiere a la organización de botellones. Y es que los botellones se están popularizando por el concejo. Vecinos de otras zonas también apartadas aseguran que las "quedadas" durante los fines de semana son muy frecuentes. Un enclave especialmente conflictivo es el barrio de La Villa. La asociación de vecinos ya ha reclamado medidas para atajar estas prácticas por parte de grupos de jóvenes que se reúnen junto al río.