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Hunosa, análisis de futuro

La compañía pone en marcha un nuevo laboratorio en Ujo con la aspiración de ofertar sus servicios a empresas de otros sectores

Amelia Fernández, con uno de los calorímetros. A. V.

Hace ya un par de lustros que está meridianamente claro que el futuro de Hunosa no pasa por extraer carbón, como hiciera la mayor parte de su más de medio siglo de historia. Es por eso que la hullera pública se está reinventando hacia otros campos, fundamentalmente al de las energías limpias. Y también aprovecha sus recursos tanto patrimoniales como estructurales para ofrecer servicios externos. Es el caso del laboratorio de la empresa, que hasta ahora solo analizaba materiales de la propia Hunosa, pero con su cambio de sede y sus nuevos equipos, apunta hacia un proyecto más ambicioso que permita a la empresa estatal ofertar unos servicios de análisis más allá de los propios minerales y materiales fósiles.

Amelia Fernández es la jefa del nuevo laboratorio de Hunosa, que se ubica en el chalé que la hullera tiene en Ujo y que fue construido hace un siglo por orden del Marqués de Comillas. Hasta el pasado marzo, la hullera tenía dos laboratorios, uno en la térmica de La Pereda y otro en el lavadero del Batán. Fue entonces cuando se decidió unificar este servicio en la localidad mierense de Ujo. "Aprovechando estas instalaciones que tenía la empresa, pensamos en disponer de un solo laboratorio centralizado", explica la responsable del centro.

Después de unos 250.000 euros en inversión, que se emplearon tanto en adquirir equipos como en obra civil, el nuevo laboratorio es una realidad. Aunque hay todavía algún equipo en el Batán, ya que la crisis del coronavirus obligó a retrasar el traslado, lo cierto es que en Ujo ya están a pleno rendimiento. Mas de una decena de trabajadores de la propia Hunosa y de Fusba (Fundación Santa Bárbara) son los encargados de analizar todo el material que les llega tanto desde el lavadero del Batán como desde la térmica de La Pereda o desde el pozo San Nicolás, entre otros centros de Hunosa. "Ahora mismo lo que se hacen son los análisis elementales de todo el combustible de la empresa y también de los estériles de mina que se sacan. Por ejemplo, de la escombrera de Figaredo. Especialmente trabajamos para La Pereda, ya que la caldera de lecho fluido circulante tiene unas características que le permiten quemar un combustible con unas cenizas atípicas de hasta el 65 y el 66 por ciento. Eso se hace mezclando el carbón y el estéril de mina. Y en la central necesitan saber las cenizas de esos combustibles, la humedad o el poder calorífico", explica Amelia Fernández.

Pero el futuro del laboratorio va un paso más allá. El proyecto es ambicioso y los equipos de última generación que se han adquirido tienen hambre de nuevas aplicaciones. Por ello, las aspiraciones son que en el medio plazo el laboratorio de Hunosa exporte sus servicios a otras empresa e incluso a otros sectores. "Hay capacidad de que dentro de un tiempo se pueden pasar de analizar combustibles a otro tipo de materiales y productos, desde piensos o harinas hasta suelos", señala la responsable del laboratorio, haciendo suyas las palabras que pronuncio Gregorio Rabanal, el presidente de Hunosa, durante la presentación de esta nueva instalación.

Entre los trabajos que ahora se realizan en Ujo también está la del análisis de la granza, el tipo de carbón que ahora siguen vendiendo los carboneros a particulares y que suele pasar por el lavadero del Batán. "Hay que analizarlo para ver si cumple las condiciones que les van a exigir. Nosotros aportamos los datos para que ellos sepan que lo que están haciendo va a tener la calidad suficiente para que el cliente quede satisfecho", señala Fernández.

Hasta dentro de unas semanas, cuando se complete totalmente el traslado, aún quedan equipos en el Batán. Entre ellos los molinos y las trituradoras, que sirven para la preparación de muestras. Pero antes, y para que la atmósfera sea lo más limpia posible, en Ujo aún queda por instalar un sistema de captación de polvo. "Hay que preparar la instalación, porque esto no es una instalación industrial y hay que tenerlo todo muy controlado", añade.

Pero, ¿cuál es el proceso que sigue un material? Según explica Amelia Fernández, el material primero se tritura y luego se muele, para obtener el tamaño adecuado de grano. A partir de ahí, y en función de lo que el cliente pida, se va pasando por los diferentes equipos instalados, donde se realizan los ensayos, se obtienen los resultados y se entregan al cliente. "Todas las muestras van perfectamente etiquetadas con el mismo número para seguir una trazabilidad, incluso los operarios no saben qué muestra están trabajando ni de dónde viene, para que los resultados sean completamente fiables", señaló la jefa de laboratorio.

Este nuevo servicio de Hunosa destacará también, en cuanto tramiten todo el proceso administrativo que conlleva, con una acreditación en calidad. "Vamos a ser el único laboratorio certificado del norte de España", manifestaba Rabanal en la presentación del centro. Se refería al proceso que hay en marcha para que la entidad ENAC acredite al centro asturiano en calidad. "Estamos preparando toda la documentación, que es bastante farragosa", indicó Amelia Fernández, que agregó que el proceso "lleva mucha documentación y tienes que certificar que sigues una norma concreta, en nuestro caso ASTM, y garantizar que tus resultados son totalmente fiables y que lo estás haciendo todo en base a una reglamentación".

Hunosa está siguiendo todos sus pasos para que Ujo sea una referencia entre los laboratorios del norte de España. Minerales, alimentos, combustibles fósiles y líquidos... Un servicio que se sume al camino que la hullera ha emprendido hacia la descarbonización.

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