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Una guardería en la que mandan los niños

Laura Miguel, que sigue técnicas de pedagogía activa en su escuela infantil Escoborola, pide "trámites más ágiles" para los emprendedores

Laura Miguel, en su guardería, con su hija Vera.

Laura Miguel Hermoso puso en marcha hace un año el centro Escoborola, una escuela infantil y ludoteca que emplea innovadoras técnicas de pedagogía activa, en las que el niño es el centro del sistema y, guiado por el adulto, toma sus propias decisiones. El 14 de marzo cerró sus puertas por el estado de alarma. "Creí que sería para 15 días, pero cinco meses después seguimos cerrados. El requisito inicial que pusieron de un educador por cada cinco niños y aula era inviable para nosotros. Esta semana ha salido un protocolo nuevo y estamos preparándonos para reabrir en septiembre", explica esta emprendedora. Llegará a tiempo para tener su negocio a punto para la entrega de los premios del semillero de proyectos de Valnalón, que suele celebrarse en primavera y ha tenido que aplazarse al otoño. Con ella, LA NUEVA ESPAÑA inicia un repaso de los proyectos empresarial que optan al galardón.

Esta pedagoga había trabajado impartiendo cursos formativos y, eventualmente, como dependienta en negocios comerciales. Al quedarse embarazada de su hija Vera, no le renovaron el contrato y comenzó a valorar la idea de hacerse empresaria. Finalmente, la idea fraguó en Escoborola.

Laura Miguel destaca la importancia del apoyo prestado por los técnicos del semillero de Valnalón. "Me ayudaron mucho con todo lo que es tema gastos, seguros sociales, autónomos... todo lo que es la cuestión administrativa. Me enseñaron, en definitiva, a saber llevar mi propia empresa. Yo tenía muy claro lo que quería hacer, pero ellos te ayudan a bajar a la Tierra y adaptar tu proyecto a la realidad y a lo que la gente quiere. Si los clientes potenciales están de acuerdo contigo o prefieren otra visión. Para ello hicimos un estudio de campo y pasamos unas encuestas para cotejar mi idea con lo que quería la gente", esgrime.

Para esta emprendedora langreana, fue "muy importante porque te hace analizar tu idea desde una perspectiva realista. A veces los emprendedores somos bastante idealistas. En mi caso hay muchos requisitos legales y también es vital estar preparado en ese campo. Acabas aprendiendo la parte legislativa y burocrática de tu negocio y los entresijos que hay. También me pusieron en contacto con Asturgar para buscar vías alternativas para impulsar la puesta en marcha del negocio".

En la génesis de su negocio, Laura Miguel relata que "burocráticamente hubo muchas trabas, pero reconozco que sí están ahí es por algo. Y a veces el problema no es la cantidad de trámites, sino el tiempo que se llegan a alargar. Lo que hace falta es agilidad, que se mueva todo más rápido". Y añade: "También creo que habría que adaptar los gastos a cada situación concreta. En mi caso, en temas de insonorización me pidieron la misma que a un bar, cuando en otros sitios como Gijón te piden que sea un poco menor. Además, por ejemplo, hay una diferencia increíble entre lo que pago de basura en casa como vecina y lo que pago en la guardería, cuando resulta que genero más residuos en mi domicilio que en mi negocio. No lo critico porque las administraciones tienen sus gastos y tienen que tener su ingresos, pero creo que es una cuestión que podría valorarse".

Otra de las cuestiones a valorar es que "podría buscarse una fórmula para aplazar los pagos, sobre todo al principio que es cuando más cuesta".

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