El refugio de Brañagallones reabre sus puertas después de que el positivo en coronavirus de un turista madrileño que se alojó en el equipamiento del parque natural de Redes provocase su cierre temporal. El personal que se ocupa de las instalaciones y el taxista del servicio que lleva a los visitantes a la vega de Caso dieron negativo en las dos pruebas PCR que les realizaron en los últimos días.

A la última de ellas se sometieron el pasado martes y ayer les comunicaron los resultados. El refugio, que cerró el lunes de la pasada semana al igual que el servicio de taxis, vuelve a recibir visitantes, comunicaron los gestores del equipamiento casín, que confirmaron que ya tienen reservas para los próximos días. "Estos días nos llamaron muchas personas interesadas en quedarse", señalaron. Entre ellos veinte integrantes de un club de montaña, que está previsto que lleguen mañana.

El refugio de montaña de Brañagallones cerró después de que el turista contagiado, ya de regreso a Madrid y tras dar positivo en covid-19, contactara con el personal del equipamiento para contarles lo ocurrido. Había llegado a las instalaciones, acompañado por otra persona también de Madrid, el viernes 14 de agosto tras contratar el servicio de taxis que opera en la zona para los traslados a Brañagallones. Esa noche, el turista cenó con los gestores del refugio y con otros montañeros alojados allí. A la mañana siguiente regresó hacia Bezanes caminando. Al dar positivo en las pruebas del coronavirus al regresar a Madrid mandó un correo electrónico a los gestores del equipamiento para informar de lo ocurrido. Tanto los dos integrantes de la plantilla como los cuatro turistas con los que cenaron se hicieron entonces la prueba PCR y dieron negativo. También se sometió a ella el taxista, con el mismo resultado. Tanto éste como el personal que está al cargo del refugio se sometieron el pasado martes a una segunda prueba, que dio también negativo.

Ayer, los gestores del refugio trasladaron que el equipamiento reabría sus puertas. "Esperamos veros a todos pronto por aquí", indicaron en las redes sociales. Antes de cerrar durante diez días del mes de agosto el refugio había registrado "una afluencia notable". "Julio fue muy bueno", destacó el personal de las instalaciones, que percibe un cambio en el perfil de visitantes que han recibido en estas últimas semanas. "No son los aficionados a la montaña que se alojan habitualmente", señalaron los gestores de las instalaciones que fueron reabiertas en 2016 como refugio. Antes, en 2005, se inauguró como hotel de montaña pero sólo estuvo abierto cuatro años, lastrado por los desperfectos. La empresa que explotaba el parador reclamó al Principado que ejecutase reparaciones pero no las acometió.