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Julita, la mina fantasma

Las vagonetas y el material abandonado reflejan la efímera vida de la explotación de Lena, que solo duró tres meses

Material abandonado en el entorno de la mina Julita, en La Cobertoria. C. M. B.

La mina Julita, en el alto de La Cobertoria, es un yacimiento fantasma. La tramitación para abrir la explotación se alargó durante más de una década. Se presentó como un proyecto para la recuperación de la minería del carbón. La clave: guardaba importantes reservas de mineral coquizable, rentable aun en plena crisis del sector. Sobre el papel sonaba bien, pero no llegó a buen puerto. La explotación solo estuvo en funcionamiento unas semanas y hubo polémica por presuntos impagos. El impulsor del proyecto, un conocido empresario del sector, falleció poco después. Material minero y vagonetas abandonada son el mudo testigo de un proyecto frustrado.

Llegar a la mina Julita no es fácil. La explotación tiene un acceso desde el puerto de La Cobertoria. Una pista que generó polémica en su día. De hecho, la apertura del camino era la principal baza para los ecologistas que estaban en contra de abrir la explotación. La Coordinadora Ecoloxista d'Asturies manifestó públicamente su rechazo al proyecto: "Se trata de un plan para hacerse con subvenciones, la explotación no puede resultar viable de ninguna de las maneras", señalaron los responsables de la entidad conservacionista.

Muchas vueltas administrativas después, el Principado dio el visto bueno a la actividad en la mina Julita. El 1 de septiembre de 2017, se anunció a bombo y platillo el inicio de las labores. Una mina abierta entre tanto cierre y tanta desesperanza en el sector. Una puerta abierta a las oportunidades en las Cuencas. La mina Julita había funcionado solo durante cortos periodos de tiempo porque la extracción de carbón resultaba muy complicada. La última vez, antes de esta breve reapertura, databa de los años noventa. La idea de los promotores del proyecto era explotar la mina con el método tradicional. Acceder a las vetas de carbón a través de galerías, que se abrirían en la montaña, y extraerlo con herramientas manuales.

Pero no resultó. Al menos, eso parece porque el cierre estuvo lleno de misterio. Los trabajadores que estaban en mina Julita dejaron las instalaciones en diciembre. Poco después, denunciaron una serie de impagos que los responsables del proyecto no llegaron a reconocer. Aparecieron unas pintadas y, luego, el silencio.

La siguiente noticia sobre mina Julita no fue nada agradable. En marzo del año pasado, la Guardia Civil de la Comandancia de Oviedo detuvo a un hombre como presunto "cabecilla" de una banda dedicada al robo de chatarra y herramientas en la comarca del Caudal. Además, los agentes investigaron a otros tres hombres que fueron sorprendidos cuando estaban asaltando la mina Julita.

La patrulla de Seguridad Ciudadana de Lena los encontró "in fraganti" cuando estaban cargando unos caballos con material. En total, la denuncia interpuesta por Coto Minero de Lena -la empresa con la concesión de la explotación- cifró en 20.000 euros la cuantía por el material sustraído en el entorno y dentro de la explotación.

Triste final para un proyecto que se prometía casi idílico para la comarca. Estaba previsto alcanzar los treinta empleos directos. Fuentes consultadas por este diario afirmaron que no hay novedades en la vía judicial sobre lo ocurrido. Unas vagonetas esperan a la puerta de la mina, como si la actividad fuera a retomarse pronto. No hay planes, aunque Coto Minero de Lena -según las fuentes consultadas por LA NUEVA ESPAÑA- mantiene la concesión. No hay "turullu". Lo único que se escucha ahora, en el entorno de mina Julita, es un silencio atronador.

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