El galardón "Pozo Fortuna" ha recaído este año a Ángel González Bernaldo de Quirós, más conocido como Ángel el comunista. Nacido hace 92 años en Laviana, ha estado toda su vida comprometido con la lucha por las libertades. Ya de niño asumió la peligrosa tarea de llevar ropa y comida a "los del monte".

El fallo del jurado del galardón fue anunciado ayer en el Ayuntamiento de Mieres por el concejal de Memoria Histórica, Sergio Gutiérrez, y por el presidente de la asociación Pozo Fortuna, José María Prieto. Ángel González toma el relevo de premiados como, entre otros, Vicenç Navarro López, Baltasar Garzón o Joan Tardá. El galardonado ha destacado a lo largo de su vida por su compromiso democrático y en la defensa de los derechos de los trabajadores. Hijo de madre soltera, fue criado por su abuela, mujer de marcadas tendencias de izquierdas y responsable de inculcarle la necesidad de luchar por la igualdad. Cuando Ángel González apenas tenía 17 años, su abuela fue torturada en una cabaña por un grupo de falangistas, negándose a dar información sobre los escondites de la guerrilla. Poco después moriría.

Ángel González conoció la cárcel por negarse a incorporarse a fila. A nivel laboral, fue encargado de obra en Coto Musel: "La vida de Ángel siempre ha estado basada en el respeto y en la amistad. Siempre mantuvo buenas relaciones con personas de las ideologías más dispares, lo que refleja la bonhomía de este hombre", explican los responsables del galardón. Y añaden: "Su buen carácter, su disciplinada militancia en el PCE y en IU y su ánimo para ayudar a los más necesitados le convierten en un personaje sumamente popular".

La entrega del premio se celebra el sábado 17 de octubre, en el Pozo Fortuna, en el valle de Turón. Actuará el Ateneo Musical de Mieres. La organización ha tomado medidas para garantizar la seguridad sanitaria, con un máximo de 46 asistentes, todos sentados.

El galardón nació con el objetivo de distinguir a las personas o entidades que se esfuerzan "por conseguir un mundo más libre, fundamentado en la paz y la concordia, y también como homenaje a las víctimas del Franquismo". Este enclave tiene el penoso honor de ser uno de los "puntos negros" de la represión farraguista. Los historiadores aseguran que es imposible cifrar el número de cuerpos arrojados al funesto pozo turonés, que desde hace unos años se ha convertido en un lugar de peregrinación para el recuerdo.

El encuentro republicano que se organizará en Turón el próximo mes de octubre dará continuidad a las ediciones ya celebradas. Se desconoce el número exacto, pero se estima que allí fueron arrojadas entre 300 y 400 personas. La fosa fue tapada y acabó en el olvido hasta que en 2003 fue descubierta, y años más tarde se colocó un monolito del pintor y escultor turonense Juan Luis Varela para recordar los oscuros hechos que allí acontecieron.

Con el paso de los años, este mal llamado pozo Fortuna es un símbolo de la represión franquista, donde se muestra, además, el proceso de industrialización del valle de Turón y la apuesta por recuperar y poner en valor sus recursos naturales y la historia del pozo, sin olvidar la recuperación de la memoria histórica.