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Nuevo Santullano, una dura enseñanza

El barrio con mayor vulnerabilidad social de Mieres afronta entre movilizaciones los recortes escolares mientras combate el absentismo

Protesta de los padres ante el autobús escolar, con Fátima Lamoulda y Julia Pola, con sus hijos, en primer término. D. M.

Al vecindario de Nuevo Santullano le ha sobrevenido con el inicio del curso escolar un arrebato de indignación no exento de cierto sentimiento de hastío. A una parte de los escolares del barrio se les niega el servicio de transporte y comedor gratuito en el colegio Llerón-Clarín. Varias son las particularidades que han convertido el malestar de las familias en un caso singularmente doliente. Para empezar, está la ilusoria argumentación que avala la decisión, planteando que Nuevo Santullano se integra en el casco urbano de Mieres cuando hay de por medio un polígono industrial y más de 2,5 kilómetros de distancia hasta el centro educativo. Está también el compromiso adquirido por la Consejería de Educación en 2012, estableciendo que los citados servicios serían gratuitos como contraprestación al cierre del colegio local. Y por último, se deben valorar las particulares de un barrio de compleja convivencia e integración que viene demandando con intensidad programas de servicios sociales debido a la vulnerabilidad de gran parte de sus cerca de 800 vecinos.

Las familias de Nuevo Santullano cuyos hijos estudian en el colegio Llerón-Clarín se echaron jueves y viernes a la calle al grito de "¡todos o ninguno!, como respuesta a la negativa del Consorcio de Transportes de Asturias a trasladar gratuitamente a parte del alumnado, medida que afecta también al beneficio del servicio de comedor. Lo que sucede es que solo los escolares que arrastran derechos del colegio cerrado en 2012 tienen cobertura. Esta prestación, debido a posteriores resoluciones, se quiebra para los matriculados a partir del curso 2017-2018. De esta forma, hay incluso casos de hermanos en los que uno tiene acceso gratuito a los servicios y el otro, no.

Los padres tienen la intención de trasladar mañana la movilización a Oviedo, convocando una concentración frente a la Consejería de Educación. Estarán apoyados por el Ayuntamiento. El propio alcalde, Aníbal Vázquez, intentó el viernes alcanzar un acuerdo con la Administración regional, que ni tan siquiera dio una respuesta. El malestar es grande.

Los responsables políticos municipales comparte la indignación de los padres. "Hablamos de un barrio muy vulnerable socialmente y en el que tanto el Ayuntamiento como también Educación hacemos desde hace años un gran esfuerzo por conseguir una buena escolarización de los niños", subraya Aníbal Vázquez. Y añade: "No tiene sentido desarrollar por las tardes planes de refuerzo y por la mañana poner impedimentos para que los pequeños vayan a clase".

El argumento del regidor parece irrebatible. Y es que, por ejemplo, el área de servicios sociales abordó recientemente en Nuevo Santullano un programa para combatir el absentismo escolar. La medida fue articulada en respuesta a informes de los centros formativos del municipio. "En los últimos años y gracias al esfuerzo de muchos, incluidas asociaciones y entidades sin ánimo de lucro, se han conseguido avances y ahora no podemos permitir que se retroceda debido a una decisión que resulta incomprensible", remarca Teresa Iglesias, concejal de Derechos Sociales.

Muchas familias dependen en Nuevo Santullano del salario social básico. El barrio tiene una nutrida comunidad de etnia gitana. Este dato casa mal con cualquier tipo de medidas que no favorezcan la integración educativa de los niños. Y es que el programa "Acceder más empleo" hizo a principios de año balance de la actividad que vienen desarrollando en Mieres desde mayo de 2017. El gran problema al que se enfrenta la comunidad es la falta de formación, con un nivel de cualificación por debajo de la media de la población en su conjunto: "Aún hay pocos gitanos que tengan la educación secundaria (ESO) acabada. En Mieres estamos impulsado programas específicos de formación en diversas competencias profesionales", explican desde Secretariado Gitano en Mieres.

Nuevo Santullano arrastra problemas de inserción social, incluso de seguridad ciudadana, desde su creación. En los últimos años se han producido avances, según reconoce el propio vecindario y las administraciones. El barrio fue proyectado a mediados de los noventa dentro de un programa de creación de vivienda social. Se levantaron siete edificios con 318 viviendas. El grueso de la actuación se concentró entre 1997 y 2001, aunque el último bloque de pisos no se entregó hasta 2008. La asociación de vecinos pidió en 2014 una "actuación integral" para romper con la "equivocada" imagen de ghetto que proyectaba esta zona residencial. Desde entonces, la labor de los servicios sociales y entidades como Secretariado Gitano han logrado mejorar la convivencia y la calidad de vida en Nuevo Santullano, aunque sin negar que aún hay "importantes y graves carencias".

Nuevo Santullano ha sido en la última década una zona de expansión. En 2006 abrió el centro comercial Caudalia, en 2007 el recinto ferial municipal y en 2015 el hospital. También se ha construido en el barrio un geriátrico. Entre tanta apertura, en 2012 se cerró el colegio.

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