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"Hunosa podría tener ambición, ser la firma energética pública que frene el precio de la luz"

José Luis Alperi, en la sede del SOMA en Langreo. A. VELASCO

- ¿Qué papel debe jugar Hunosa en la reconversión industrial de las Cuencas?

-Tiene que jugar un papel fundamental. Por una parte, Hunosa se tiene que transformar en una empresa energética y medioambiental. Y ahí, apostamos porque la compañía sea una empresa energética pública. No puede ser que no tengamos una firma pública que ayude a contener un poco los excesos del mercado, los precios. Tiene todos los mimbres para poder hacerlo. Por otra parte, también tiene que jugar un papel importante en la diversificación. Hasta ahora, no estamos viendo resultados en ese aspecto, lo comentamos en la última reunión de seguimiento del plan de empresa. Esperamos tener alguna actividad que genere empleo. Tiene que haber proyectos que nos ayuden a vencer el escepticismo sobre la labor que debe tener Hunosa en la diversificación.

- Experiencia, la hay ¿verdad?

-La hay, pero no se puede vivir de rentas. La geotermia genera el empleo que genera. Hunosa debe de ser más ambiciosa y no quedarse en proyectos pequeños. El anterior plan había una iniciativa para una centrar de biomasa en Reicastro, que quedó en el olvido y no se hizo. Igual es el momento de recuperarlo. Pero lo que está claro es que Hunosa debe de ser más ambiciosa a la hora de generar empleo.

- Desde el SOMA han propuesto proyectos para los pozos cerrados: almacén de "big data", depósito de medicamentos, Centro Nacional de Rescates? ¿Hay cabida para todo?

-Por supuesto. Pensamos que estos proyectos no son ocurrencias, sino que ya hay experiencias previas. El almacén estratégico sanitario tiene un mellizo en Finlandia, donde un búnker de la Segunda Guerra mundial sirve de depósito. La UE y el Ministerio de Industria hablan de un plan de contingencia para proteger la industria farmacéutica. Y en Asturias hay un potente sector biosanitario, un potente sector químico, y posibilidades de albergar este centro en una mina. Estoy convencido de que es un proyecto que puede salir aquí. En cuanto al centro de datos, es cada vez más necesario, ya que cada vez hay más información y más empresas invirtiendo. Y eso se puede hacer en una mina. Y en cuanto al Centro de Rescates, es una necesidad. Cada vez hay más redes y servicios subterráneos, y las ciudades están más horadadas. ¿Dónde se van a entrenar los cuerpos de seguridad y de rescate para cuando tengan que actuar en esas condiciones? Pues en una mina. En Asturias hay más de 4.500 kilómetros de galerías. Solo en el pozo Santiago hay más de 150. Cualquiera de los proyectos, o los tres, podrían estar en Asturias. Pero hay que vencer el escepticismo que ahora hay.

- Defienden la utilidad del campus de Mieres. ¿Sigue infrautilizado?

-Si no hay una apuesta decidida por el campus de las comarcas mineras, que sean valientes y digan que lo cierran. El campus necesita un plan estratégico de verdad, contenidos, y no estoy hablando del Grado de Deportes, que además creo que surge como un elemento de distracción cada vez que sale algún otro tema. Hay que hablar de contenido para unas instalaciones muy importantes que están ahí. Y uno hasta ve con cierto cabreo que la Universidad busque espacios en el viejo HUCA y no quiera aprovechar lo que tiene en Mieres. Si no hay una apuesta por Barredo, pues que sean valientes y digan que cierran el campus.

- Pasando a otros temas, ¿cuál es la situación interna de cara a la fusión con FICA-UGT?

-Ahora mismo como Federación constamos como SOMA-FITAG-UGT, representando a nuestros cuatro sectores. Los procesos congresuales están siendo bastante atípicos por la crisis sanitaria. Ahora estamos esperando para preparar el congreso, pero las prioridades son otras. Hay un acuerdo por todas las partes para funcionar como lo estamos haciendo en Asturias, y para nosotros no es una prioridad abordar este tema. Ahora toca la lucha contra la siniestralidad, la defensa de los trabajadores y el cumplimiento de los acuerdos que firmamos. Ahora no está en nuestros planes crear una federación de industria como el resto de España.

- En cuanto al sector de alimentación, que también tutelan, tiene conflictos latentes. ¿Qué ocurre en Chocolates Lacasa?

-Es una cuestión que nos deja perplejos. Que despidan a unos trabajadores simplemente por promover elecciones sindicales y que se puedan organizar de una manera colectiva. Que una empresa como es el grupo Chocolates Lacasa, con importante clientes y que presume de diálogo social y de igualdad, y que compró una marca como La Cibeles, que despida a unos trabajadores por promover elecciones, es un ataque a la Ley Orgánica de Libertad Sindical que no puede dejarse pasar. Quería agradecer a Jonás Fernández que ha llevado este tema a la Comisión Europea. Lo que pasa en Lacasa es consecuencia de la Reforma Laboral, que permite despidos casi a la carta. El Gobierno debe derogar esta reforma de forma inmediata. Es curioso que Lacasa haya tenido, legítimamente, fondos mineros, que fueron peleados por las organizaciones sindicales, y ahora se comporte así.

- También tienen una situación difícil en Saint-Gobain.

-Nos preocupa cuando un alto directivo de la empresa dice que el futuro industrial de Europa pasa por África. Marca la línea que van a seguir. Lo que venimos reivindicando es que en Avilés haya un plan de futuro. Tienen que presentar un plan de inversiones y de futuro. Lo que nos preocupa es que haya una deslocalización a países donde está la matriz, y nos inquieta la posible retirada de producción de Avilés hacia Francia o Alemania.

- Ese tipo de planes de inversiones no lo reclamarán solo para Saint-Gobain.

-Si hay, más empresas. Y también en el sector agroalimentario también hay que desarrollar planes. Hay que un paso más allá, porque la competencia de otras comunidades autónomas y otros países es muy voraz. No podemos obviar que este sector tiene mucho peso en Asturias, y tiene que estar sano, ser saludable, y ser tractor sobre pequeños productores.

- El sindicado es socio protector del Montepío. ¿Les preocupa el futuro después de las pérdidas de este ejercicio?

-Evidentemente, los resultados económicos en 2020 vienen marcados por la crisis sanitarias, como no son buenos en el turismo en líneas generales. Pero en el Montepío hay dos fortalezas importantes: los mutualistas, y una dirección que sabe cuáles son los planes de futuro a abordar. Lo que nos preocupa es que no haya un compromiso político con estas entidades. Algunas de las pérdidas del Montepío en Ledesma vienen por haber generado actividad y empleo y abrir sus puertas pese a que, por ejemplo, se había suspendido el programa del Imserso. Esto el Gobierno lo debe de corregir, y discriminar positivamente a quien genera actividad. Para el Montepío hubiese sido más cómodo mandar al ERTE a todos los trabajadores desde un principio. Y destaco otra cosa: en la mutualidad está tomando un peso muy importante la parte social, con la Fundación Obra Social. Las cosas se están haciendo bien, y vendrán tiempos mejores.

- ¿Ya está olvidado el "caso Villa" o siguen notando los efectos?

-Ningún efecto. En el momento que se tomaron decisiones, que limpiamos nuestra casa, volvimos a generar confianza. A la vista está que el sindicato también está fuerte. El año pasado volvimos a ganar las elecciones en los sectores que nos son de aplicación, y tenemos la confianza de los afiliados como siempre la tuvimos desde que entramos en la Ejecutiva.

- El SOMA-FITAG-UGT apoyó la candidatura de Adrián Barbón a la presidencia del Principado. ¿Cómo valora este Gobierno regional?

-Por mi parte sería un atrevimiento excesivo calificar o poner nota al trabajo del Gobierno. Pero tampoco tenemos que esconder que cuando Pedro Sánchez inició el proceso para liderar el PSOE, desde el SOMA pensamos que era el perfil que los militantes con doble afiliación, sindicato-partido, querían. Las cosas luego se sucedieron bastante rápido, con un Ejecutivo del PSOE en Asturias y Adrián Barbón en la presidencia. Ha sido un año muy difícil, nadie estaba preparado para una pandemia donde lo más importante es la salud de las personas. Sin salud no hay economía. Eso se entendió bien en el Gobierno del Principado y se pusieron a hacer lo que tenían que hacer. A partir de ahí, muchas de las políticas industriales están en el Gobierno de España. Hay unos acuerdos que firmamos que se deben cumplir, y lo que tiene que hacer, y está haciendo el Principado, es exigir a Madrid que se cumplan.

- ¿Se ha sentido defraudado por el Gobierno de Pedro Sánchez?

-La palabra defraudado es cómoda. Nosotros lo que estamos haciendo es exigir que se cumplan los acuerdos. No me siento defraudado, pero somos exigentes y queremos que se cumplan los acuerdos firmados, algo que vamos a seguir reiterando.

- ¿Se ve volviendo a repetir al frente del sindicato?

-Ahora mismo no pienso en ello, la verdad. La organización está por encima de las personas, estamos a punto de cumplir 110 años. Cuando llegue el momento veremos qué pasa. Pararnos ahora a debatir o a pensar algo que está lejano, no es la forma de trabajar. Ahora, si me pregunta si me veo con gana, por supuesto, tengo la misma ilusión, compromiso y dedicación que en 2013. Y quizá un poco más de experiencia. La posibilidad de repetir no la descarto.

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