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DE LO NUESTRO | HISTORIAS HETERODOXAS

Il diario di un minatore

El libro "La insurrección de Asturias", de Manuel Grossi, "Manolé", se tradujo en 1935 al italiano, muy poco después de salir en español

Il diario di un minatore

Me gusta insistir de vez en cuando en la importancia y el interés que tendría para Mieres la creación de una Fundación dedicada a la Insurrección de Octubre. No son necesarias ni una inversión elevada ni un local demasiado amplio. El objetivo sería crear un depósito con libros, artículos de prensa, hemeroteca, tesis doctorales, correspondencia personal, mapas, cartelería, panfletos, fotografías y películas, junto a objetos de todo tipo vinculados a este acontecimiento histórico y al mismo tiempo un lugar de estudio para acoger a los investigadores que sin duda se acercarían hasta esta villa.

La verdad es que en Asturias -Universidad incluida- el Octubre revolucionario se estudia mucho menos que en otras partes, tal vez por el mismo complejo que hace que muchos de nuestros paisanos conozcan las catedrales de León o Burgos y nunca hayan visitado la de Oviedo.

Sin embargo el interés que despiertan estos hechos en los ámbitos académicos internacionales se comprueba fácilmente tecleando en Google "Asturias 1934". Prueben ustedes y obtendrán un número de resultados tres veces superior al de "Batalla de Covadonga", por elegir un ejemplo simbólico que deja clara la diferencia entre como creemos nosotros que nos ven los demás y como se nos ve realmente desde fuera.

Dicho esto, también he señalado que el mejor resumen de nuestra revolución está en el libro "La insurrección de Asturias", de Manuel Grossi Mier, quien proclamó la República socialista desde el balcón del ayuntamiento de Mieres. Manolé fue protagonista en primera línea de todo el proceso revolucionario, desde su planteamiento inicial hasta la detención cuando todo acabó. Comunista heterodoxo, militó en el Bloque Obrero y Campesino y tras la fusión de este con la Izquierda Comunista fue uno de los dirigentes del POUM, ya en Cataluña, adonde se trasladó cuando fue puesto en libertad.

Grossi escribió su testimonio desde los diferentes lugares de reclusión por los que fue pasando, cuando los recuerdos aún estaban frescos en su memoria y en la de sus compañeros de celda por lo que no tuvo la posibilidad de cometer errores o introducir esas exageraciones que encontramos en las memorias de otros testigos del levantamiento minero.

Primero estuvo en los sótanos de la Casa del Pueblo de Mieres; luego en Oviedo, en el Convento de las Adoratrices y en la Cárcel Modelo, y por último en la prisión de El Coto de Gijón. Desde allí sus entregas burlaban a los guardianes para viajar hasta la cárcel de Valencia donde también estaba detenido Julián Gorkin, pero en su caso con suficiente libertad para poder recoger los fragmentos y unificarlos dando forma a la obra definitiva, aunque sin cambiar su redacción, como se ha dicho en alguna ocasión.

No hay más que leer la abundante correspondencia que Manuel Grossi mantuvo con sus amigos y camaradas y sus numerosas colaboraciones en la prensa de su partido -especialmente en "Front", el boletín local del POUM de Sitges, ciudad en la que él residía-, para identificar rápidamente sus construcciones gramaticales y su estilo sencillo y directo. O de una manera especial su segundo libro "Cartas de Grossi", narrando la experiencia en el frente de Aragón, que se publicó en Sariñena en 2009 y tuvimos el placer de presentar aquel mismo año en Mieres con la asistencia del editor Salvador Trallero.

"La insurrección de Asturias" salió por primera vez de la imprenta de "La Batalla" en 1935, incluyendo un prólogo de Joaquín Maurín, un epílogo de Julián Gorkin y una carta del socialista Ramón González Peña (a quien se había dirigido Manolé en primer lugar) enviada desde el penal de Cartagena en la que manifestó su pesar por no poder encargarse del prólogo dada las imposibilidad de escribirlo bajo la presión de los carceleros.

En 1975 la editorial Études et Documentation Internationales hizo una edición en francés, supervisada por el propio Manolé con traducción de Georges Garnier, quien añadió también su propia presentación, y en 1978 Ediciones Júcar la reeditó en Asturias dentro de la colección Crónica General de España que dirigía Silverio Cañada, con una segunda tirada en 1984.

Ya en el año 2000 se tradujo al inglés en la Editorial Socialist Platfor por los historiadores trotskistas Al Richardson y John Sullivan y por último volvió a la imprenta en 2014 de la mano de La Fundación Andreu Nin. Entonces se sumaron a los textos de la primera edición una presentación de Enrique del Olmo, presidente de la Fundación, junto a otras tres colaboraciones: una del catedrático catalán especialista en la historia del POUM Pelai Pagès, otra mía y la tercera de Germinal Grossi, hijo de Manolé, quien había venido desde Francia dos años antes para la inauguración del pequeño monolito que está erigido en el barrio de La Villa en memoria de su padre y de todos los hombres y mujeres que soñaron un mundo mejor en octubre de 1934.

Manejando estos libros para la edición de 2014 encontré un comentario de los dos investigadores ingleses sobre otra posible traducción al italiano que se había hecho en el mismo 1935, casi al mismo tiempo de la primera española. Ahora por fin puedo confirmarlo, añadiendo que la causa de no encontrarla en todo este tiempo se ha debido a que no se trata de un libro sino de una publicación por entregas incluida en el boletín del grupo político "Giustizia y Libertá", que llevaba su mismo nombre.

Una colección de esta revista se guarda en la Biblioteca Gino Bianco de la ciudad de Forlì en la región Emilia-Romaña, pero puede consultarse por internet. Con el título "L'insurrezione delle Asturie nel diario di un minatore" el texto de Manuel Grossi se dividió en 25 entregas de periodicidad semanal, desde el 1 de enero de 1936 hasta el 31 de julio, cuando ya se había iniciado nuestra guerra. Previamente, el 25 de octubre de 1935 se había recogido una reseña anunciando que en España circulaba clandestinamente un libro escrito desde la cárcel de Gijón por "Emanuele Grossi", miembro de la Alianza Obrera y "uno dei capi" de la insurrección asturiana, anunciando además que "la lectura de este libro es de suma importancia para los italianos que estamos a punto de ser llamados para la gran prueba".

"Giustizia e Libertà" fue un colectivo formado por exiliados italianos en el París de 1929, que se propusieron denunciar ante la comunidad internacional la amenaza creciente del fascismo. Lo dirigía Carlo Rosselli y se definía como un movimiento revolucionario, no como un partido, en el que cabían republicanos, socialistas y demócratas que luchaban por la justicia social al margen del totalitarismo estalinista. Entre sus integrantes había numerosos intelectuales, algunos de altura como Cesare Pavese, por lo que no les tuvo que resultar difícil encontrar traductor para las palabras de Grossi, más complicado resulta conocer cómo pudieron hacerse tan pronto con el texto editado por "La Batalla".

Al conocerse las primeras noticias del alzamiento militar y de la resistencia del pueblo español, Carlo Rosselli pasó de la teoría a la práctica convocando una reunión de partidos y grupos de todo el abanico antifascista para actuar con rapidez, pero tanto el Partido Comunista como el Socialista decidieron no intervenir esperando las consignas de sus correspondientes órganos de dirección por lo que "Giustizia e Libertà" formó su propia expedición sumando a voluntarios anarquistas para viajar hasta Barcelona.

Allí, con el apoyo de la CNT-FAI se creó la llamada Columna Italiana, que en realidad no eran más que ciento diez hombres. Rosselli era socialista y dirigió a su gente inspirado por la "Alianza Obrera" asturiana junto al anarquista Camilo Berneri y al republicano Mario Angeloni. En agosto la centuria de "Giustizia e Libertà" se incorporó a la columna Ascaso, aunque como era de suponer no tardaron en surgir enfrentamientos entre republicanos y anarquistas y Carlo Rosselli acabó formando el batallón Matteotti negándose siempre a obedecer órdenes de los estalinistas, con lo que vivieron en sus propias carnes las contradicciones que trajo la supresión de las milicias por el Ejército Popular.

Al mismo tiempo, Manolé Grossi comandó junto a Jordi Arquer una columna de unos dos mil hombres integrada por milicianos procedentes de Aragón, Navarra, Galicia y Levante, que también partió desde Barcelona hacia el frente de Aragón.

En 2017 Pelai Pagès dirigió la tesis doctoral de Gonzalo Berger Mulattieri sobre la evolución de las milicias antifascistas en Cataluña desde el 21 de julio al 31 de diciembre de 1936 donde se aporta más información sobre los movimientos de las dos columnas que combatieron en zonas muy próximas, por lo que no nos cabe duda de que Rosselli y Manuel Grossi tuvieron que coincidir en Barcelona o en Aragón, pero esa historia ya no cabe en esta página.

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