La madre de un niño riosano de 13 años ha tomado la tajante decisión de que deje de acudir al instituto. Se trata de una reacción de hastío tras dos años reclamando sin éxito que el transporte escolar llegue hasta La Rebollá, pueblo donde reside la familia. El joven tiene que recorrer diariamente a las siete de la madrugada un kilómetro hasta el cruce de la carretera de acceso al Angliru, donde lo recoge el autobús: "Le obligan a caminar de noche, durante casi un cuarto de hora, por una carretera que, si bien es bastante ancha, no tienen iluminación ni arcenes", explica Cecilia Fernández, madre del escolar.

"El pueblo está a un kilómetro de la carretera general, pero la calzada es buena y hay espacio para dar la vuelta sin problema. Al final hablamos de tres minutos para el autobús", señala Fernández. Su condición de concejal del Ayuntamiento de Riosa no le ha servido para tener una interlocución más fluida con el Principado: "Dicen que al no haber una distancia de 1,5 kilómetros hasta el cruce, no puede haber parada en el pueblo". Esta madre considera que no se tienen en cuenta las singularidades del caso. La concejal recuerda que cuando se cerró el instituto de Riosa el Principado asumió el compromiso de facilitar transporte escolar a todos los niños para sus desplazamientos a Oviedo. No podemos permitir que se nos niegue un derecho fundamental, como es poder acudir al centro de estudias sin asumir riesgos".