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Los hongos son el cultivo “ideal” para los invernaderos en los pozos de Hunosa

Geólogos e ingenieros creen que la humedad y la temperatura son las idóneas | Otros productos requerirían luz artificial y elevarían los costes

Una galería del pozo Santiago, ya sin actividad extractiva. | Miki López Andrés VELASCO

La idea de poder instalar invernaderos en las galerías de mina –que ha puesto sobre la mesa el Principado para el aprovechamiento de los pozos cerrados de Hunosa, o de otras empresas del sector en la región– es, según los expertos, viable. Tres profesionales de distintos campos consultados por LA NUEVA ESPAÑA coinciden en que las condiciones que ofrecen las minas asturianas en cuanto a temperaturas y humedad serían idóneas para el cultivo de pequeños huertos. Eso sí, para que el proyecto no tuviese un coste desmedido, valoran que los productos más adecuados para producir serían los hongos.

El geólogo Carlos Luque, extrabajador de la compañía pública y también de otras empresas mineras señala que “ya en los años 80, en Huelva, había una experiencia de este tipo”. Este profesional señala que en las minas de Sotiel, se llegó a realizar un cultivo de setas y champiñones, aprovechando las condiciones de las galerías. “Lo que tiene el interior de una mina es que hay un clima constante, con una temperatura normalmente homogénea y una humedad importante, lo que favorecería este tipo de cultivos”, señaló Luque. Añade el experto que “lo que se hacía era colocar un terreno desde el exterior, y allí se cultivaban los hongos”.

“Técnicamente el proyecto es posible, aunque hay que estudiar su viabilidad económica”

Carlos Luque - Geólogo

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Para Luque, cualquier otro tipo de cultivo hortofrutícola, como un huerto de lechugas o de tomates, requeriría luz, que habría que instalar artificialmente, lo que elevaría los costes de la producción de forma notable: “Viable es técnicamente, pero económicamente habría que estudiarlo, ya que obviamente es mucho más barato producir en superficie”.

La directora del Escuela Politécnica de Mieres e Ingeniera de Montes, Asun Cámara, también entiende que el proyecto es viable. “Tienes agua, una temperatura constante que te permite tener una situación climática estable durante todo el año, y además electricidad por si quisieras simular el efecto de la luz natural para que las plantas hagan la fotosíntesis”, indica. En la misma línea que Luque, la directora del campus de Mieres indica que “podría ser una opción, pero para cultivos hortofrutículas el coste productivo no lo acabo de ver claro”. Sí que también apunta hacia la micología como el tipo de cultivo a producir. “Encaja. Hay condiciones ideales y además, hay una gran demanda en el mercado gastronómico o incluso en el farmacéutico”, apunta.

“Los hongos, con mercado tanto gastronómico como farmacéutico, son lo que más encaja”

Asun Cámara - Directora del campus de Mieres

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Esta aplicación sería el campo en el que investigar para que el Principado pudiera echar a andar el proyecto. Eso sí, en previsión de una pandemia o otro desastre que provoque un desabastecimiento, las minas sí podrían ser una alternativa para cultivar productos de huerta.

También para Juan José Fernández, decano-presidente del Colegio Oficial de Ingenieros de Minas del Noroeste de España, el proyecto de los “huertos subterráneos” es viable, aunque apunta una pincelada más: debería compatibilizarse con más actividades dentro de la mina para que fuera sostenible económicamente.

Más actividades

Entiende Fernández que un pozo dedicado al cultivo de productos tendría un coste muy elevado de mantenimiento, por lo que entiende que puede haber otras actividades compatibles. El almacén de productos sanitarios, de materiales, o un semillero de oficinas en la plaza de un pozo, podrían ser actividades complementarias, que todas juntas pudieran dar sentido al reaprovechamiento de una explotación. “Hay una superficie subterránea enorme que es susceptible de aprovechar”, indicó el Decano.

“En Asturias tenemos una superficie subterránea enorme que puede ser aprovechada”

Juan José Fernández - Decano de los Ingenieros de Minas

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Juan José Fernández explica, además, que Hunosa no es ajeno a los cultivos. “En los años 90, aprovechando el calor residual de la térmica de La Pereda, y los estériles de mina como sustratos, se llegaron a poner en marcha cultivos hidropónicos. Fue una estrategia de Hunosa para la diversificación y en aquel momento fue bien, aunque se lanzó como proyecto piloto y luego se abandonó”.

Aunque es un proyecto muy incipiente, quizá solo una idea, la viabilidad técnica parece posible. La minería fue para Asturias un motor económico durante décadas. De él, apenas quedan castilletes en pie y suelo perforado, que esperan un nuevo uso. El empleo del futuro puede volver a estar bajo tierra.

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