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El Principado apoya el uso de pozos para almacenar las vacunas del coronavirus

El consejero de Ciencia ve “muy interesante” disponer de sistemas de refrigeración de nitrógeno en las antiguas explotaciones carboneras

Un minero en una galería del pozo Santiago, antes de ser clausurado. Miki López

La propuesta del SOMA-FITAG-UGT de alojar en antiguas minas los depósitos para almacenar las vacunas contra el coronavirus se encontró ayer con dos apoyos: el del Principado y el del Ayuntamiento de Aller. El alcalde allerano, Juan Carlos Iglesias, reclamó para el pozo Santiago el proyecto, justificando la necesidad de dotar de contenido a una mina recientemente clausurada y que cuenta con la tecnología suficiente como para poder albergar el almacén. El consejero de Ciencia, Borja Sánchez, calificó, por su parte, de “interesante” el planteamiento del SOMA y mostró el respaldo del Gobierno regional a la iniciativa.

Sánchez argumentó que “todo lo que sea hablar de ideas y proyectos para reutilizar las infraestructuras mineras en desuso cuenta con el apoyo de la Consejería de Ciencia, Innovación y Universidad. Considero muy positivo que se pongan sobre la mesa diferentes alternativas de uso para ir aterrizando y haciendo tangibles proyectos”, señaló, para recordar a continuación que ese es precisamente el objetivo de la mesa de trabajo creada con las industrias mineras asturianas, tanto la pública Hunosa como las privadas.

“En este caso concreto, el hecho de poder contar con infraestructuras donde ya existen instalaciones para el uso de nitrógeno es muy interesante, tanto para este proyecto de almacenaje de vacunas contra la covid-19 como para otros que puedan plantearse en el ámbito de la biotecnología y la biomedicina. Conectar la investigación de excelencia biomédica, agroalimentaria y tecnológica con el tejido productivo supone dar un valor añadido, que es lo que perseguimos”, finalizó Sánchez.

“Conectar la investigación biomédica con el tejido productivo es un valor añadido”

Borja Sánchez - Consejero de Ciencia

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El regidor allerano, Juan Carlos Iglesias, indicó, por su parte, que para él “resulta un proyecto muy atractivo”. Subrayó, además, que “nosotros ya pedimos que se instalase en el pozo Santiago un almacén de material sanitario y, bajo esa premisa, entiendo que este proyecto sería también perfectamente viable”.

El Alcalde esgrimió que “el pozo Santiago cuenta con los sistemas de nitrógeno necesarios para enfriar las galerías a la temperatura que necesita la vacuna para su conservación, por lo que pensamos que es el entorno ideal”. Iglesias también hizo referencia a la “justicia” territorial a la hora de cimentar su argumentación: “Por el momento, la tan nombrada transición justa no se ha notado mucho en Aller. Y creemos que es de justicia que se materialice un proyecto como este”.

El nitrógeno se utiliza en la mina para enfriar las capas y sofocar fuegos

¿Cómo es posible que un ambiente como una galería de mina, que tiene una temperatura media estable de en torno a 20 o 22 grados, y unas condiciones de humedad notables, pueda llegar a estar a 80 bajo cero? La respuesta es el nitrógeno líquido, un gas del que se escucha hablar mucho ahora gracias a la gastronomía, ya que se usa en elaboraciones de alta cocina, para enfriar rápidamente alimentos, especialmente para helados, por ejemplo. Extrabajadores de Hunosa consultados por LA NUEVA ESPAÑA explican que este elemento es, en esencia, la clave de todo el proceso. En el caso de la minería del carbón, hace años que el nitrógeno se utiliza como medida de prevención y de extinción de pequeños incendios que se pudieran provocar en las galerías, mientras se extraía el mineral. El gas llegaba a través de tuberías a los subniveles y se liberaba para enfriar rápidamente las zonas. Su aplicación para crear las “freezer farms” sería relativamente sencilla. El nitrógeno se encuentra almacenado en el exterior de los pozos, en depósitos que mantienen este elemento en estado líquido a una temperatura de 198 grados centígrados bajo cero. Desde esos silos salen unas tuberías que canalizan el gas hasta llegar a las capas donde sea necesario liberarlo. En el proceso, como es lógico, hay una merma de temperatura, pasando de los casi 200 grados bajo cero a una horquilla de entre 100 y 80 grados negativos, temperaturas suficientes para mantener las vacunas de covid de forma segura. ¿Qué le faltaría a la infraestructura actual para poder ser óptima para el almacenaje de las dosis? Un departamento estanco. Esa sería la única instalación que, en principio, se requeriría para poder crear los almacenes para las vacunas. Se trata de construir una especie de depósito estanco y sellado, en el que se liberaría el nitrógeno para conseguir llegar a esos 70 u 80 grados bajo cero necesarios. De esta forma, no habría ningún elemento externo que variase esa temperatura, permitiendo así la conservación de las dosis. “Estos espacios podrían ser los llamados armarios criogénicos. Son dispositivos que usan el nitrógeno líquido para un enfriamiento y congelación discontinua. Se procedería a una inyección controlada del nitrógeno, que bajaría la temperatura del armario estanco mientras el gas se evapora inmediatamente. El calor latente de evaporación es la principal fuente de energía del enfriamiento”, explicaron los expertos, que agregaron que además se instalarían ventiladores que diseminan el gas en el armario en forma controlada y transfieren eficientemente el frío al producto. Por el momento, es solo un proyecto, pero dada la premura con la que se necesitarían almacenes, las administraciones no tardarán mucho en tomar una decisión. De momento la mina espera. Pozos que segaron muchas vidas de mineros y que, ahora, podrían contribuir a salvar miles de ellas.

Congelador minero.

El “congelador” minero contra la pandemia

A principios de este año, el mundo cambió por completo. La aparición del coronavirus y su facilidad para contagiarse provocó un vuelco en la forma de vida de la sociedad. La comunidad científica se puso manos a la obra para buscar una cura, una vacuna contra un virus que se propaga a velocidad de vértigo y que ha provocado ya cientos de miles de muertes en todo el planeta, cebándose especialmente con las personas mayores y con la población con patologías previas. Dos farmacéuticas parecen haber encontrado ya una vacuna con una efectividad más que notable –un 90 por ciento–. Pero en la solución también surge un problema: la conservación de las dosis. Se requiere una cadena de frío por debajo de los 70 grados bajo cero para garantizar su mantenimiento en buenas condiciones al menos durante seis meses. Los pozos de Hunosa y sus sistemas con nitrógeno líquido –instalados para enfriar las capas de carbón y para liberar el gas en caso de incendio, de forma que permitiese una rápida extinción– pueden ser ahora un aliado para que las antiguas galerías de mina se puedan convertir en las llamadas “freezer farms”, una especie de granjas congeladoras. La idea ha partido del SOMA-FITAG-UGT y los expertos consultados por este diario la ven viable. Técnicamente es posible y económicamente parece que también, ya que la mayor infraestructura que se necesitaría, el pozo minero y la canalización del gas, ya está hecha. Las minas, por tanto, se pueden convertir en congeladores contra el covid-19.

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