Tiene un teléfono colgado en la cocina, pero no se sabe el número. Total, casi nunca suena. Una casa grande, que se ha congelado en el siglo XIX. Huele a la leña, al pan de maíz que se hornea en la cocina de carbón, al gallinero que está dentro de la casa.
Cándido Rodríguez Baizán lleva más de cincuenta años viviendo en esa casa de Conforcos (Aller). Las gallinas, los gatos y unos pájaros que siempre acaban en su huerta son su única compañía. Mero ejemplo –peculiar, eso sí- de una cifra que preocupa en las Cuencas: solo en Mieres y Langreo, hay cerca de 3.000 personas mayores de 65 años que viven solas. La mayoría no lo escogieron. Cándido sí eligió su soledad.
Cándido abre la puerta de su casa, en Conforcos (Aller)
Tiene un teléfono colgado en la cocina, pero no se sabe el número. Total, casi nunca suena. Una casa grande, que se ha congelado en el siglo XIX. Huele a la leña, al pan de maíz que se hornea en la cocina de carbón, al gallinero que está dentro de la casa.
Cándido Rodríguez Baizán lleva más de cincuenta años viviendo en esa casa de Conforcos (Aller). Las gallinas, los gatos y unos pájaros que siempre acaban en su huerta son su única compañía. Mero ejemplo –peculiar, eso sí- de una cifra que preocupa en las Cuencas: solo en Mieres y Langreo, hay cerca de 3.000 personas mayores de 65 años que viven solas. La mayoría no lo escogieron. Cándido sí eligió su soledad.
En el gallinero , dentro de la casa.
Tiene un teléfono colgado en la cocina, pero no se sabe el número. Total, casi nunca suena. Una casa grande, que se ha congelado en el siglo XIX. Huele a la leña, al pan de maíz que se hornea en la cocina de carbón, al gallinero que está dentro de la casa.
Cándido Rodríguez Baizán lleva más de cincuenta años viviendo en esa casa de Conforcos (Aller). Las gallinas, los gatos y unos pájaros que siempre acaban en su huerta son su única compañía. Mero ejemplo –peculiar, eso sí- de una cifra que preocupa en las Cuencas: solo en Mieres y Langreo, hay cerca de 3.000 personas mayores de 65 años que viven solas. La mayoría no lo escogieron. Cándido sí eligió su soledad.
El allerano revisa uno de sus libros favoritos, en la antojana de su vivienda.
Tiene un teléfono colgado en la cocina, pero no se sabe el número. Total, casi nunca suena. Una casa grande, que se ha congelado en el siglo XIX. Huele a la leña, al pan de maíz que se hornea en la cocina de carbón, al gallinero que está dentro de la casa.
Cándido Rodríguez Baizán lleva más de cincuenta años viviendo en esa casa de Conforcos (Aller). Las gallinas, los gatos y unos pájaros que siempre acaban en su huerta son su única compañía. Mero ejemplo –peculiar, eso sí- de una cifra que preocupa en las Cuencas: solo en Mieres y Langreo, hay cerca de 3.000 personas mayores de 65 años que viven solas. La mayoría no lo escogieron. Cándido sí eligió su soledad.
Cándido "tiza" la cocina de carbón.
Tiene un teléfono colgado en la cocina, pero no se sabe el número. Total, casi nunca suena. Una casa grande, que se ha congelado en el siglo XIX. Huele a la leña, al pan de maíz que se hornea en la cocina de carbón, al gallinero que está dentro de la casa.
Cándido Rodríguez Baizán lleva más de cincuenta años viviendo en esa casa de Conforcos (Aller). Las gallinas, los gatos y unos pájaros que siempre acaban en su huerta son su única compañía. Mero ejemplo –peculiar, eso sí- de una cifra que preocupa en las Cuencas: solo en Mieres y Langreo, hay cerca de 3.000 personas mayores de 65 años que viven solas. La mayoría no lo escogieron. Cándido sí eligió su soledad.
Tiene un teléfono colgado en la cocina, pero no se sabe el número. Total, casi nunca suena. Una casa grande, que se ha congelado en el siglo XIX. Huele a la leña, al pan de maíz que se hornea en la cocina de carbón, al gallinero que está dentro de la casa.
Cándido Rodríguez Baizán lleva más de cincuenta años viviendo en esa casa de Conforcos (Aller). Las gallinas, los gatos y unos pájaros que siempre acaban en su huerta son su única compañía. Mero ejemplo –peculiar, eso sí- de una cifra que preocupa en las Cuencas: solo en Mieres y Langreo, hay cerca de 3.000 personas mayores de 65 años que viven solas. La mayoría no lo escogieron. Cándido sí eligió su soledad.