Jorge Manuel Rodríguez “Yulbri”, vecino de Langreo, está en coma inducido en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Valle del Nalón. Intubado, peleando por seguir vivo. Es una de las víctimas de la pandemia del covid-19. Su familia ha denunciado el trato “inhumano” que recibieron por parte de una médica de Atención Primaria desde que fue diagnosticado. Una doctora del centro de salud de La Felguera cuya actuación ha sido, aseguran, “un cúmulo de despropósitos”. Sirva un ejemplo: en el peor de los momentos, llegó a decir a la mujer del enfermo que “se tomara unas tilas”.
Iñaki González, hijo de Jorge Manuel, ha denunciado públicamente lo ocurrido en las redes sociales, además de enviarle dos correos –hasta ahora sin respuesta– al presidente del Principado, Adrián Barbón: “Le aseguro, señor Presidente, que no le gustaría vivir lo que nos ha ocurrido”, afirma en la publicación, que ya han compartido más de 4.000 personas.
La familia de Jorge Manuel está formada por cuatro miembros: él, su mujer y sus dos hijos; Iñaki y Pablo González. Este último, sufre parálisis cerebral con una discapacidad casi total (el 98%). Con el joven empezó la pesadilla: “Esta doctora” –que no dio a los pacientes su nombre de pila–, “se negó a hacerle una PCR a mi hermano, aunque presentaba síntomas y es de máximo riesgo”. Se limitó a darle un antibiótico y les dijo, según Iñaki Rodríguez: “Si no estamos a gusto, díganselo a su vecino el señor Barbón”. La familia llamó entonces al teléfono habilitado por el Principado donde, esta vez sí, “obtuvimos un trato exquisito y nos citaron para llevarle al ‘autocovid’ de Riaño”. El resultado fue negativo.
Respiraron tranquilos, solo durante unos días. Hasta el 15 de noviembre. “Mi padre se encontraba con síntomas compatibles con coronavirus. Mi madre tuvo que insistir a esta doctora para que le hicieran la prueba a mi padre, también de riesgo”. Exminero, diabético y 65 años ya cumplidos.
“Pedimos al presidente del Principado que esto no caiga en saco roto; no es algo banal” Iñaki Rodríguez Hijo del paciente
El peor resultado posible: PCR positiva. “Esta doctora solo nos llamó un día y, ante el empeoramiento de mi padre tras ocho días, tuvimos que llamar nosotros para que nos atendiera”. Fue el 23 de noviembre. El cuadro era estremecedor. En ese momento, Iñaki Rodríguez presentaba síntomas compatibles con covid-19 y su madre estaba muy preocupada, temiendo que su otro hijo enfermara también. Fue entonces cuando la médica le dedicó la poco acertada sentencia de que, si estaba mal y preocupada, “se tomara unas tilas”. “Tuve que ponerme yo al teléfono para rogarle que por favor vinieran a ver a mi padre porque yo ya le notaba ido...”, relata su hijo. Jorge Manuel empeoraba por minutos. Postrado en la cama, agotado. Su hijo percibió que estaba desorientado. Buscó en internet los síntomas del covid-19 y se encontró con un posible diagnóstico nada alentador: hipoxia silenciosa. Es un síntoma “oculto” que se asocia con un alto porcentaje de fallecimientos por coronavirus: la saturación de oxígeno en sangre baja sin síntomas aparentes. Iñaki Rodríguez tuvo que ir a una farmacia, ante la desatención de la médica, y comprarse un pulsioxímetro. La saturación de su padre estaba al 75 por ciento. Empieza a ser preocupante por debajo del 90 por ciento.
Ese mismo día 23 de noviembre, según Rodríguez, “vino, por fin, un sanitario súper amable para llevarse a mi padre al hospital Valle del Nalón. Allí, tras las pruebas, nos confirman que tiene una neumonía bilateral muy grave”. “Creo que el trato allí fue exquisito, por supuesto. Desde el miércoles 25, mi padre permanece en coma inducido e intubado en la UCI de dicho hospital, luchando por su vida gracias a la magnífica labor de los médicos intensivistas. Cada mañana, me llaman para mantenernos informados de su evolución”, añade el joven.
Y aunque el padre recibe todos los cuidados posibles, la situación de la familia sigue siendo muy difícil. La madre fue diagnosticada de covid-19 solo unos días más tarde: “Mientras nos decían que era positiva, esta doctora llamó para decir que era negativa. A pesar de saber el diagnóstico, le dijo que podía hacer vida prácticamente normal. Nosotros no lo hemos hecho”. Iñaki Rodríguez sigue padeciendo síntomas compatibles con la enfermedad y no le han repetido la prueba y su hermano está sano. “Pero es una persona totalmente dependiente, no nos podemos aislar”.
“Me gustaría, Presidente, que esto no cayese en saco roto. No estamos hablando de algo banal, nos jugamos la salud de nuestros seres queridos y la propia”, escribe Iñaki Rodríguez. Y añade: “Que no haya que lamentar vidas y familias rotas por sanitarios inhumanos”. Deja claro que la familia comprende que esta doctora es casi una excepción dentro de un sistema “lleno de inmensos profesionales”. Pero cierra la carta al Presidente del Principado con una reflexión: “Qué tristeza me ha hecho sentir, qué falta de empatía tan grande. Qué dejadez tan absoluta hemos tenido que soportar mientras vivimos en primera persona el horrible azote de esta pandemia”.