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La sextaferia artística del picador jubilado

El mierense Tomás Argüelles revitaliza la senda del Peñón con relieves escultóricos, áreas de descanso y la recuperación de una bocamina

Tomás Argüelles, junto al relieve del caballo, con el área recreativa al fondo. | D. Montañés

La senda del Peñón une el casco urbano de Mieres con la cercana localidad de Rioturbio a través de un recorrido de media ladera escondido entre un tupido manto de castaños. Este desusado pasadizo ha permanecido casi olvidado, sin apenas uso, hasta que un golpe de inspiración lo ha transformado en un insospechado lugar de peregrinación. La pandemia fue la detonante de una metamorfosis impulsada únicamente por la voluntad de un vecino. Un encajado sendero de titularidad pública sin más atractivo que la espesura del bosque, se ha convertido en un paseo llenó de relieves escultóricos, zonas de descanso y viejas minas que resurgen como decorativo recuerdo de un agitado pasado industrial.

El acceso a Mina Isabela. | D. M.

Tomás Argüelles es un veterano picador jubilado con una enorme inquietud artística. Sin más que la puntual ayuda de algunos amigos, en apenas unos meses ha convertido la desconocida senda del Peñón en un espacio cada más visitado. Este diario se hizo eco el pasado verano del trabajo de este escultor. Había hecho surgir a la Virgen de la Cuarentena de una enorme roca que se asomaba a la trinchera. Su intención era trasladar afecto a las familias golpeadas por la pandemia. Argüelles explica que, sin ser una persona religiosa, aquella piedra desnuda se le asemejó al mantón de una virgen. De inmediato cogió el cincel y se puso a trabajar. Un capricho de la vista se ha convertido en una visión.

Tras la talla de la “Virgen de la Cuarentena”, Argüelles ha dado forma a una segundo relieve, también surgida de una enorme roca. En este caso se trata de la figura de un caballo, con un perro sobre el lomo. “Esta ruta acogía antiguamente mucho tránsito caballar y ahora es utilizada por senderistas con perros, por lo que he querido dedicarle la escultura a los amantes de los animales”. En el entorno de la obra ha construido una pequeña área recreativa, con dos acogedores merenderos. “Un par de amigos me han ayudado y estamos muy satisfechos. Ahora sólo espero que la gente lo respete”.

Conchi Vallejo, depositando una moneda a los pies de la “Virgen de la Cuarentena”, junto a la que han aparecido otras ofrendas en los últimos días.

El esfuerzo de Tomás para aumentar el atractivo de la trinchera del Peñón está teniendo recompensa: “Un amigo me envió una foto de la escultura de la virgen y decidí conocer el lugar. He vuelto varias veces, ya que me parece algo fantástico lo que se ha hecho aquí”. Conchi Vallejo es de Ujo y forma parte del nutrido número de mierenses que han incorporado esta ruta a su itinerario de paseos. Argüelles también ha limpiado a acondicionado el entorno de la bocamina Isabela. Los caminantes están encantados.

Con todo, la “Virgen del Cuarentena” parece ejercer un magnetismo especial. Una vecina de la zona comenzó a depositar flores junto a la escultura nada más estar terminada. El escultor se encuentra con una nueva sorpresa cada vez que acude al lugar: “Ya van dos personas que han dejado escritos. En un caso se trata de una madre que pide por su hijo enfermo”, apunta conmovido. Han aparecido cirios y un jarrón de cristal que, poco a poco, ha ido llenándose de monedas. “Apareció un día con céntimos y la gente comenzó a depositar más dinero. Luego desapareció, pero volvió a reaparecer manteniendo la monedas en su interior. Fue algo extraño”, apunta Argüelles, que tienen la intención de recoger periódicamente las monedas para donarlas al comedor solidario de Amicos. Argüelles ya trabaja en nuevos proyectos. Está a la espera de recibir dos vagones y unas vías para colocarlos en las inmediaciones de Mina Isabela. También tiene proyectadas otra dos esculturales. El Ayuntamiento ya conoce su trabajo y lo apoya.

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