Es la segunda vez consecutiva en la que Denis Soria (Gijón, 1989) se hace con el primer premio del certamen de relatos mineros “Manuel Nevado Madrid” organizado por la Fundación Juan Muñiz Zapico con su relato “La Picadora”, donde habla de las mujeres que trabajaban en la mina. Soria, que es guía turístico, asegura ser un apasionado de la temática minera.
–¿Que se siente al recibir el premio por segunda vez?
–Pues la verdad, estoy sorprendido porque envié el relato con la esperanza de que pudiera gustar, no para recibir el premio; es verdad que no tenía tanto ritmo como el que presenté el año pasado, pero sí trataba un tema más complejo como es la mujer y la mina.
–¿Cómo surgió la historia de “La picadora”?
–Vivo en Llanera y tenía ganas de recuperar la tradición minera del concejo, me llamaba mucho la atención porque no se suele asociar al mundo minero. También investigué la tradición del movimiento obrero en el concejo, sobre todo el periodo prerrevolucionario, y leí relatos e historias del mundo de la mina y la mujer en la mina. Pensaba que las mujeres no habían trabajado en la mina, pero de hecho sí lo hacían aunque estaban de forma irregular y más asociadas al trabajo exterior, las carboneras.
–¿Y en el interior no?
–Pues me llegó el relato de Olvido, la minera, una mujer de El Bierzo que trabajaba en Minas de Fabero como carbonera, pero el marido tuvo un accidente y suplicó entrar en la mina en su lugar. Estuvo ocho años trabajando de picadora y llegó a romper aguas a cien metros bajo tierra. Con mi relato quería rescatar la memoria de la mujer y, mayormente, la de Olvido.
–¿Le gusta la temática minera?
–Me gusta porque había unos arquetipos fijos, la hostilidad mortal, la represión, la solidaridad, el colectivo, que permite ahondar más fácilmente sobre lo social frente a otros géneros como el western, que ponderan más la heroicidad y lo individual.
–¿Cómo se animó a participar en el concurso?
–No conocía el concurso, pero sí la fundación y tenía un amigo de Ciñera que ya había participado escribiendo en asturleonés y me animó a participar a mi. Escribo en asturiano, pero creo que la importancia del relato es la calidad literaria, no la lengua.
–¿Suele escribir relatos?
–Suelo presentarme a algunos concursos, pero entre mi trabajo como guía turístico y la carrera, no tengo tanto tiempo para escribir. No me considero un escritor al uso, lo hago para matar el tiempo.
–¿Tiene alguna relación con la minería?
–De forma indirecta. Mi familia llegó a Mieres en los años 50, primero en Requexeo, después en La Peña y más tarde en Rioturbio. Mi abuelo materno venía del norte de Córdoba, el padre de mi abuelo era capataz en las minas de Almadén y también estaba a cargo de una colectividad anarquista. Con la Guerra Civil acabaron muy mal, estuvo en el monte hasta el año 48 y murió en una refriega. Mi abuelo y su madre se criaron en la cárcel, y vinieron a Asturias, él trabajó en el pozo Polio pero tuvo un accidente y quedó sepultado, salió medio muerto de allí y no quiso saber más de la mina.
