Es la llave que abre una nueva puerta para conocer el campamento romano de L.lagüezos (Lena), en la Carisa. El equipo de arqueólogos responsable de la investigación del enclave, que encabeza Esperanza Martín y coordina Jorge Camino, trabaja sobre una nueva “pista” hallada bajo tierra en la última campaña: una llave de grandes dimensiones –similar a un rastrillo– que, tras la necesaria restauración, se ha confirmado de la época romana. Explicar su función requiere de una indagación más exhaustiva, advierten los expertos de la Carisa, pero parece indicar que hubiera “posibles obras de acuartelamiento de más entidad” que las tiendas de campaña. Es una pieza nada frecuente en las investigaciones de restos romanos en España.
La investigación de L.lagüezos no está resultando fácil, aunque el enclave no deja de sorprender. El campamento es, casi con total seguridad, el primer recinto romano que se construyó en el territorio que actualmente ocupa Asturias. En el monte limitan los municipios de Villamanín (León) y Lena. Esta división impide que la investigación avance a buen ritmo, ya que la financiación para los trabajos depende siempre de distintas administraciones.
La llave fue hallada en la última campaña en el terreno, pero es ahora cuando se ha terminado su restauración. Según explicó Esperanza Martín, “no es la primera llave romana de estas características que aparece en España, pero es cierto que no es un hallazgo frecuente”. Se han documentado la aparición de herramientas similares en los campamentos romanos de Cáceres El Viejo y Rosinos de Vidriales (Zamora). En las labores de metalodetección del campamento durante las que se recuperó el objeto, participan trabajadores del Plan de Empleo de Aller: “Fue una sorpresa para todos, ya que se trata de un resto de envergadura”, reconoció Martín.
El hallazgo
La llave de grandes dimensiones, similar a un rastrillo, apareció en la parte superior del campamento de L.lagüezos.
Restauración
El proceso para su restauración ha sido largo. Y es imposible, con los datos que se manejan hasta el momento, asegurar al cien por ciento la utilidad concreta de esta llave. “Tenía que abrir, por lógica, una puerta de grandes dimensiones”, matizó la arqueóloga. En la publicación de Excavaciones Arqueológicas del Principado de Asturias, los responsables de la investigación hicieron referencia a este objeto. Aunque entonces matizaron que se esperaba a su restauración para datarlo con absoluta certeza. Y, en esta publicación, Martín y Camino señalaron que “el hallazgo de la gran llave articulada puede tener un especial interés pues, ya se vincule a una puerta de entrada, ya a edificios de gran tamaño (...), viene en apoyo de una cierta estabilidad de las instalaciones, por más que sean necesariamente estivales”.
La hostil meteorología de la Carisa, a más de 1.500 metros de altitud, hacía inviable que los legionarios pasaran en los recintos el invierno. La teoría que defienden los arqueólogos es que tanto L.lagüezos como Curriel.los –otro campamento romano vinculado a la Vía Carisa, investigado a principios de siglo por Jorge Camino, Yolanda Viniegra y Rogelio Estrada–, se ocupaban durante los meses de verano. Los dos permiten una vigilancia exhaustiva del paso por los montes desde la Meseta hasta el territorio que hoy ocupa Asturias.
Y esta llave arroja la pista hacia otra probable similitud: “Es posible que, al hilo de la constancia de las ocupaciones, las estancias en tiendas de campaña fueran sustituidas o, cuando menos, completadas con obras de acuartelamiento de más entidad que propiciaron (en L.lagüezos) el surgimiento de barracones como los del vecino campamento de Curriel.los (Camino, Estrada y Viniegra; 2013)”.
“La llave puede estar vinculada a una puerta de entrada al recinto o a edificios de gran tamaño”
Quizás fue el más esclarecedor, pero el hallazgo de esta llave no fue el único que se produjo en las labores de metalodetección. El inventario de la campaña muestra también “otro pequeño número de clavijas de tienda, que refuerzan aún más el predominio de estas piezas”. También un punzón. Pero hay un detalle que está dificultando la datación del campamento: “La parquedad de hallazgos monetarios no contribuye a mejorar la cronología”, afirman los arqueólogos en la publicación del Principado.
Sí fue más fácil datar el campamento de Curriel.los, que pudo estar ocupado entre los años 24 y 21 antes de Cristo. “La contundencia de su vinculación física con la Vía Carisa y con el campamento de Curriel.los, uno de los más precisamente datados de los atribuidos a las guerras cantábricas, ayuda a paliar esa carencia”. Y añaden: “El campamento hubo de levantarse durante las operaciones protagonizadas por la columna militar encargada de entrar en el corazón de Asturia Transmontana siguiendo el eje de la Vía Carisa”.
Calzada
La calzada romana de la Vía Carisa unía La Meseta con Noega (el puerto de Gijón). La topografía de la Vía Carisa es, aún hoy, un ejemplo. Los romanos lograron vencer el duro desnivel de las montañas que separan Villamanín, Aller y Lena con una construcción en zigzag que lograba aligerar el viaje. Según los arqueólogos, las filas de hombres y mulos que llevaban el avituallamiento en los momentos de mayor actividad de los romanos superaban los 14 kilómetros de longitud. Su nombre es un homenaje a Publio Carisio, el mando romano que ordenó su construcción. Fue, sin lugar a dudas, el eje para la romanización del territorio que actualmente ocupa Asturias.
Todo indica que los romanos fueron construyendo campamentos de verano a medida que avanzaban en la ejecución de la calzada. En Asturias, hasta el momento, se han descubierto tres enclaves claramente relacionados con esta calzada. En orden de aparición, de la Meseta hacia Asturias: L.lagüezos (entre Lena y Villamanín), Curriel.los (entre Lena y Aller) y un puesto de vigilancia en Carraceo (Aller), cuya investigación se retomará cuando haya asignación presupuestaria.
