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Más descubrimientos en La Carisa: Hallan un escudo romano, el primero de las guerras astur-cántabras

Los arqueólogos recuperaron el umbo de este arma defensiva, una de las piezas más importantes en el equipamiento bélico de los legionarios

Legionarios romanos en la fiesta astur-romana que se celebraba en Carabanzo, Lena

A media tarde, ya casi terminando la jornada, un pitido avisó a los arqueólogos de que algo ocultaba la tierra en el monte de L.lagüezos. Lo que descubrió la arqueóloga Esperanza Martín no fue baladí: restos de un escudo romano, la primera arma defensiva recuperada en el contexto de las Guerras Astur-Cántabras.

El equipo de investigación, encabezado por Esperanza Martín y coordinado por el reputado experto Jorge Camino, hicieron una primera valoración ya sobre el terreno. El hallazgo aparece recogido en la publicación Excavaciones Arqueológicas del Principado y ya forma parte de la exposición del Museo Arqueológico de Asturias.

“Es un hallazgo, sin ningún género de dudas, muy singular”, reconoció Jorge Camino. Y explicó: “El escudo apareció en una de las excavaciones realizadas en la vertiente asturiana del Picu L.lagüezos y supone, hasta el momento, la primera arma defensiva hallada en el contexto de las Guerras Cántabras”. Fue encontrada en L.lagüezos, el que también se considera el primer enclave construido en el territorio que actualmente ocupa Asturias. De hecho, en el monte limitan los municipios de Lena y Villamanín (León).

"El escudo apareció en una de las excavaciones en la vertiente asturiana, es hasta el momento la primera arma defensiva hallada en el contexto de las Guerras Cántabras"

Jorge Camino - Arqueólogo

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El escudo hallado en La Carisa es una pieza difícil de encontrar porque su conservación es prácticamente imposible. Según Camino, “están hechos de material perecedero, generalmente de madera forrados con piel”. Solo el umbo, una de las partes de la herramienta bélica que aparecieron en La Carisa, es de metal. “Hicimos un primer diagnóstico en el Museo (el Museo Arqueológico de Asturias), que luego revisó Carmelo Fernández”, señaló Camino.

Fernández es el conservador-restaurador del Museo Arqueológico de Palencia. Entre otras publicaciones, cuenta con el estudio “Equipamiento armamentisco del legionario altoimperial”. Sobre el escudo (scutum), en la publicación señala que “es el protector personal más universal, de uso diacrónico prácticamente a lo largo de toda la historia de la guerra. Junto al casco y la coraza, es uno de los tres elementos fundamentales del armamento defensivo del soldado romano”. “Se hacía de gran tamaño con el fin de llevar a cabo una protección de tipo individual, protegiéndose detrás del gran espacio que crea. E, incluso, protegiendo una parte tan vulnerable para el soldado de la antigüedad como eran las piernas debido a la longitud de este protector, pudiendo entrar en contacto con el oponente y acosarle”.

No es el único resto de material bélico hallado en el monte de L.lagüezos. Los expertos recuperaron un pilum, que se encontraba en muy mal estado de conservación y ya ha sido restaurado. Además de un instrumento de enmangue tubular, que podía estar relacionado con actividad armamentística, y un yunque. Este último hallazgo lanza una pista impagable: los romanos estaban preparados para reparar su propias armas. Por lo tanto, en La Carisa hubo una formación militar de envergadura que podría estar “frenando” una gran amenaza hostil.

¿Hubo, entonces, batalla en La Carisa? Hasta el momento, los arqueólogos encargados de la investigación en el enclave no se han pronunciado. Es más, afirman que no existen “suficientes evidencias” para asegurar un conflicto bélico. Es seguro que los romanos fortificaban con ansia. En Curriel.los, el primer campamento investigado en el enclave –a principios de siglo, con Jorge Camino, Yolanda Viniegra y Rogelio Estrada al frente de los trabajos–, las líneas de fortificación se ampliaron hasta en cinco ocasiones. Algunos autores –nunca los expertos en La Carisa– han llegado a ubicar la rebelión astur en los montes de Aller y Lena. Ocurrió en el año 22 antes de Cristo, cronología que coincide con los años de ocupación de Curriel.los (entre los montes de Aller y Lena).

La datación de L.lagüezos es complicada. Hasta el momento, solo se ha hallado en el lugar una moneda que fue descartada. Ayuda su comparativa con el vecino campamento de Curriel.los –a unos cinco kilómetros en línea de aire, siguiendo la Vía Carisa en dirección a Asturias–. Este enclave es “uno de los más precisamente datados de los atribuidos a las guerras cantábricas”. Y ayuda a “paliar la carencia” de L.lagüezos.

Los campamentos, señalan los arqueólogos en la publicación de Excavaciones del Principado de Asturias, hubieron “de levantarse durante las operaciones protagonizadas por la columna militar encargada de entrar en el corazón de Asturia Transmontana”. Lo hicieron a través de la Vía Carisa. La calzada, que unía La Meseta con Gijón, fue el eje para la romanización del territorio que hoy ocupa Asturias. Dos detalles con certeza: en su construcción se emplearon miles de legionarios y debe su nombre a Publio Carisio, el mando que la ordenó construir.

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