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La degradación de la línea Gijón-Laviana: trenes que no pasan y estaciones destrozadas

La línea tiene una tercera parte de los viajeros que alcanzó a principios de siglo y muchos de sus edificios se encuentran en muy mal estado

El estado en el que se encuentra la estación de tren de Feve en La Felguera.

La degradación que sufre el servicio de tren de cercanías entre Pola de Laviana y Gijón va más allá del propio servicio de transporte. A los habituales retrasos, la falta de inversión en las infraestructuras y la obra interminable del soterramiento de las vías en Langreo hay que añadir el desgaste de los edificios de las estaciones, de la falta de personal en ellas y los destrozos que habitualmente sufren, y que no han sido arreglados por Renfe ni por Adif, las dos compañías en las que Feve se integró en 2012.

El estado del baño de la estación de Feve en La Felguera

Un ejemplo de esta degradación y de la falta de inversión es la estación de tren de Feve en La Felguera: el exterior está deteriorado, con pintadas, suciedad, y los baños están completamente destrozados. “Esto no es el tercer mundo, es la estación de La Felguera”, denuncian los menguantes pasajeros de la línea. Los viajeros son cada vez menos: los horarios a veces se incumplen, y “puedes estar esperando por un tren que no pasa”. En el año 2005, la línea Gijón-Laviana era el orgullo de las cercanías asturianas: sumaba 1.141.370 pasajeros al año. A principios de siglo llegó incluso a rozar los 1,3 millones, era la más utilizada de la región.

Desde entonces, el declive. Por un lado, la “competencia” de la nueva Autovía Minera, que mejoró las comunicaciones con la ciudad costera. Hasta ahí, lo normal. Las últimas cifras disponibles estiman en unos 400.000 los viajeros, una tercera parte de los que llegó a haber, por lo que el descenso no puede ser achacable únicamente a las mejores carreteras. La línea cuenta con un total de 26 paradas, y si no hay retrasos, el tiempo de viaje se acerca a los 75 minutos. Los convoyes sufren averías habitualmente, y el personal es justo. Si hay un problema, no pasa el tren, y esto muchas veces no se comunica a quienes lo están esperando. La falta de puntualidad y de fiabilidad acabó por espantar a muchos de los habituales de este transporte, que durante años se caracterizó precisamente por ser fiable y puntual. Los cortes esporádicos que el servicio sufrió por las obras del soterramiento, que todavía no se ha terminado tras una década, tampoco ayudaron.

Un tren de la línea Gijón-Laviana a su paso por Langreo, por la zona del soterramiento

Las asociaciones de usuarios han intentando poner sobre la mesa soluciones a este declive: reducción de estaciones, nuevas frecuencias. Ahora se está a la espera de que el plan de modernización de las cercanías de Asturias también favorezca a esta línea.

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