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Los proyectos que cambian el carbón por la biomasa: Las dudas de una Pereda verde

Ecologistas y de expertos en cambio climático cuestionan la cantidad de biomasa necesaria para alimentar la central mierense

La central térmica de La Pereda, en Mieres. | LNE

La central térmica de La Pereda, propiedad de Hunosa, será transformada en una planta de biomasa para conseguir que la instalación siga abierta. Algo que tendrá un coste de 41 millones pero que crea ciertas dudas sobre la obtención del combustible, tal y como manifiestan desde Verdes Equo, que piden que, tanto el Gobierno de España como la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) –accionista universal de la compañía– “se mantengan vigilantes y tengan presente el objetivo de una Europa climáticamente neutra para 2050”. Las dudas sobre La Pereda verde se fundamentan también en informes de expertos en cambio climático, que veían exagerada la gran cantidad de materia vegetal necesaria para alimentar centrales energéticas de biomasa, como la que se quiere poner en marcha en Mieres.

David Díaz, portavoz de la formación ecologista, explica que “la neutralidad de carbono se consigue cuando se emite la misma cantidad de dióxido de carbono a la atmósfera de la que se retira por distintas vías, lo que deja un balance cero, también denominado huella cero de carbono”. Para conseguir este equilibrio, “lo más saludable es no emitir más dióxido de carbono del que pueden absorber de forma natural los bosques y las plantas, que funcionan como sumideros de carbono a través del proceso de fotosíntesis”.

Sin embargo, Verdes Equo tiene dudas de que el plan de La Pereda “esté alineado con las políticas energéticas que se están desarrollando a nivel español y europeo, y que contribuya a una economía limpia y sostenible, tal y como afirman desde Hunosa. La quema de combustible “puede impedir conseguir el objetivo de neutralidad climática que respaldó el pasado octubre el Parlamento Europeo, y que incluye la reducción de las emisiones al 60 por ciento para 2030 respecto a los niveles del año 1990”. También dan cuenta de que en un comunicado de la Comisión, en relación al objetivo de 2030, se afirma que “la biomasa para uso energético debe producirse de manera sostenible, y deben minimizarse las repercusiones medioambientales”.

En este sentido, y ante la falta de concreción sobre el abastecimiento de materia prima de La Pereda, el partido ecologista reclama que se conozca el plan de abastecimiento y que se realice “una evaluación independiente sobre el grado de cumplimiento del objetivo de neutralidad climática antes de que la SEPI autorice el proyecto”. Matilde Huerta, coportavoz de Verdes Equo, señaló también que “se ha puesto de moda el “greenwashing” (un término en inglés utilizado para ver las malas prácticas que algunas empresas o entidades realizan cuando presentan un producto o cualquier propuesta como respetuoso ante el medio ambiente aunque en realidad no lo es), pero no podemos permitir que con dinero público se pongan en marcha actuaciones que van en el sentido contrario a las medidas destinadas a mitigar la crisis climática”.

El informe “Playing with fire”, publicado por el grupo Sandbag de expertos en cambio climático hace algo más de un año, ya aludía al proyecto de transformación de La Pereda, asegurando que requeriría consumir anualmente una cantidad de pellets equivalentes a quemar una masa forestal de 14,3 kilómetros cuadrados. El informe concluía en que convertir antiguas centrales eléctricas de carbón en plantas de biomasa era “más caro y menos eficiente ambientalmente que invertir en capacidad eólica y solar”.

A pesar de la negatividad del informe de Sandbag, la puesta en marcha de centrales de biomasa como La Pereda no supondría deforestar el bosque, al menos según los estudios realizados por la Universidad de Oviedo. Hay estudios sobre cultivos energéticos que se han desarrollado con éxito desde la Escuela Politécnica de Mieres en escombreras de la empresa Hunosa. Por su parte, el presidente de la compañía, Gregorio Rabanal, había asegurado que la empresa tiene intención de sacar partido de las 2.400 hectáreas (24 kilómetros cuadrados) de superficie forestal que posee, de las que podría salir el combustible vegetal para La Pereda.

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