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El carbón alcanzó este mes un 7% de la producción eléctrica por los temporales

El aumento del consumo energético en el país hizo que el mineral ganara protagonismo en el mix para cubrir los picos de mayor demanda

Instalaciones de la central térmica de Soto de Ribera. | Julián Rus

El temporal “Filomena”, que dejó muchos puntos de España incomunicados y que llenó de nieve y hielo el país, también ha mostrado que el carbón sigue siendo, al menos de momento, una fuente de producción eléctrica necesaria en el sistema, en los picos de mayor demanda. Tras un 2020 en el que el mineral había caído de forma notable, situándose en niveles residuales dentro del mix de generación global, el temporal ha hecho que el carbón resurja. La alta demanda eléctrica derivada de “Filomena” hizo que las centrales térmicas volvieran a funcionar a un ritmo notable, produciendo la energía de respaldo necesaria para cubrir ese exceso de demanda que las renovables, la nuclear o los ciclos combinados no podrían llenar por uno u otro motivo. El despegue hizo que el mineral cubriera picos de casi el 7% de la demanda.

La políticas de descarbonización de la Unión Europea han venido teniendo fuertes consecuencias en las comarcas mineras desde hace décadas: cierre de explotaciones, quiebra de empresas, caída drástica del empleo y la población y ya, más recientemente, el cierre de centrales térmicas de carbón. Un hecho que se está dejando notar en la producción eléctrica nacional. En una tónica a la baja en los últimos años, 2020 también fue especialmente duro para las térmicas, ya que apenas tuvieron hueco en el mix. La caída en la demanda derivada de la pandemia, por el cierre de fábricas y el menor gasto energético de las que permanecían funcionado, dejaron muy poco espacio para las térmicas.

Pero en enero llegó “Filomena”, un temporal duro, que dejó mucho frío, nieve y hielo, disparando el consumo eléctrico en el país. Y ahí, el sistema se vio obligado a tirar del carbón. El mineral aún es una fuente importante cuando los picos de demanda crecen. Pese a ser ya secundarias en el sistema, las térmicas funcionaron hasta producir casi un 7% de energía. Eso sí, con carbón de importación.

Lo cierto es que fue un hecho puntual, y el mineral ha perdido un peso fundamental que le llevó a ser la principal fuente de generación durante años. Los datos de los tres últimos ejercicios reflejan perfectamente la caída. En 2018, año en el que cerraron las centrales de carbón, todavía un 13,8 por ciento de la energía se producía con carbón. Tomando como referencia el mes de diciembre, último del ejercicio, el mineral se situaba entonces como cuarta fuente, solamente superado por la eólica (21%), la nuclear (20,8%) y los ciclos combinados (14,1%). Después del carbón se situaba la hidráulica (12,1%), que ha ido ganando peso como todas las renovables.

El peso del carbón ha sido residual en los últimos tiempos tras el cierre de minas y térmicas

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En el año 2019, ya con la minería cerrada, y solo con el pozo Nicolasa de Hunosa como única explotación con permiso para extraer carbón, y solo para su térmica, la caída interanual fue estrepitosa. Casi un 70% menos de presencia del carbón en el mix energético. Así, en diciembre, apenas un 1,8% de la energía salió de las centrales térmicas del país. Las fuentes renovables ganaron mucho peso, siendo la eólica la más prominente (25%), seguida de la hidráulica (21%), y de la nuclear (20,5%).

Y el pasado 2020, más de lo mismo. En diciembre de 2020, el carbón se quedó en un 1% del total del mix, lo que supuso otro retroceso del 55% respecto al año anterior. La eólica, la nuclear y la hidráulica sumaron entre las tres casi un 70 del total de energía producida, o lo que es lo mismo, siete de cada diez gigavatios salieron de estas tres fuentes.

REE publicaba en sus redes sociales hace dos días que “entre las 0.30 horas del 23 de enero y las 2.30 horas del 25 de enero no se produjo ni un solo MWh de electricidad con carbón en toda España”. Y añadía que “con las renovables, la descarbonización está a la vuelta de la esquina”.

Por otra parte, los ecologistas denunciaron ayer que “en 2020 se constató un aumento de los niveles de contaminación con respecto al año anterior en gran parte de las estaciones que miden la calidad del aire en las Cuencas y eso que ha sido un año con una significativa disminución de la producción industrial y del tráfico rodado”. La Coordinadora Ecoloxista señaló que tanto en las partículas de menos de 10 micras, como en las de menos de 2,5 micras, así como en el benceno, se registraron subidas.

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