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Mieres revela cómo el cambio climático desajusta el reloj de la naturaleza

Un estudio liderado por el campus de Barredo alerta de una “pérdida de sincronización” en procesos como la floración y la eclosión de polinizadores

María del Mar Delgado (cuarta de la primera fila por la derecha) en un pasado encuentro con investigadores participantes en el proyecto.

“El cambio climático está desajustando el reloj de la Naturaleza”. Lo dicen científicos del campus de Mieres, que han liderado una investigación internacional que revela cómo el cambio climático está afectando al comportamiento de la flora y la fauna. Según el trabajo, esos cambios hacen se pierda sincronización entre diferentes eventos cíclicos como la floración de las plantas, la migración de las aves o la eclosión de los insectos.

“Para que las plantas florezcan cuando sus polinizadores están cerca, o para que las aves se reproduzcan cuando hay comida para sus polluelos, estas especies deben seguir las señales de su entorno”, indicaron los investigadores. Las alteraciones provocadas por el cambio climático producen una “descoordinación” entre esos eventos que es “mayor conforme aumenta la temperatura”.

El estudio tiene como autora principal a María del Mar Delgado –de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad (UMIB) de la Universidad de Oviedo (con sede en el campus de Mieres)– y cuenta con la colaboración de la Universidad de Helsinki y la Swedish University of Agricultural Sciences. El trabajo aborda esos eventos periódicos que se observan en la naturaleza y que se conocen como fenología (la relación entre los factores climáticos y los ciclos de los seres vivos). Los resultados han visto la luz en las revistas “Nature Climate Change” y “Proceedings of the National Academy of Sciences of America”.

Para realizar este trabajo, los investigadores han recogido meticulosamente observaciones de cientos de eventos fenológicos durante décadas en más de 150 áreas protegidas en toda la región de la antigua Unión Soviética. Este enorme conjunto de datos ha abierto una oportunidad sin precedentes para explorar las respuestas al cambio climático en un área enorme y en una escala de tiempo muy larga. “Tenemos información sobre eventos fenológicos muy diferentes de aves, mamíferos, anfibios, plantas o reptiles que van desde el primer canto del carbonero hasta la aparición del sapo común y la caída de las hojas del abedul”, afirma Delgado.

Lo que se ha observado es una rigidez general en la respuesta de las especies a las variaciones del clima de un año para otro. En particular, cuanto más cálido es el año, mayor es la desincronización entre los eventos fenológicos y las señales del entorno. Además de esto, se ha observado que existen grandes diferencias entre estaciones y lugares. El profesor Tomas Roslin, de la Swedish University of Agricultural Sciences, que también es uno de los autores principales de este estudio, explica que el desajuste observado “es el resultado de la evolución pasada de las diferentes especies a las condiciones locales que limitan su capacidad para adaptarse a las nuevas condiciones por el cambio climático”.

Trescientos participantes

A lo largo de muchas décadas, en algunos casos un siglo completo, numerosas personas dentro del ámbito científico han estado recogiendo datos sobre eventos fenológicos en más de 150 áreas protegidas en la antigua Unión Soviética. Estos se recopilaron meticulosamente en un informe anual, uno para cada año y para cada área protegida. “Durante mucho tiempo, esta contribución científica única quedó oculta en los archivos. Pero durante la última década, hemos estado trabajando para movilizar estos datos con un grupo increíble de más de 300 colegas pertenecientes a más de 80 organizaciones de Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Kirguistán y Uzbekistán”, explica Evgeniy Meyke, de la Universidad de Helsinki (Finlandia), quien junto a Otso Ovaskainen –de la misma universidad– ha coordinado esta inmensa base de datos.

Muchas de las personas que participan en este estudio han pasado toda su vida recogiendo estos datos y, en el momento de la publicación, seis de ellos ya habían fallecido. Estos artículos son, por tanto, un homenaje a su trabajo, indicaron. “El proyecto ha sido un viaje emocionante y es solo el comienzo”, dice María del Mar Delgado, a la que se le une el profesor Otso Ovaskainen: “Estamos entusiasmados con el alto grado de motivación de los profesionales con los que estamos realizando esta colaboración. Le dan al mundo la oportunidad de conocer los resultados de su trabajo de toda una vida, que hasta ahora había permanecido desconocida para la comunidad científica internacional”.

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