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El testimonio del infierno del “bullying”: “Solo quería morir para que se acabara”

Imanol Salsimendi, allerano en el País Vasco, superó el acoso escolar con la escritura y publica su primer poemario: “El prólogo de mi vida”

Imanol Salsimendi Iglesias muestra un ejemplar de su primer libro.

Ya no sabía si le dolían más los insultos o callarse al volver a casa. Hasta en sueños veía a los otros niños reírse. Llegó a pensar que, si eso era la vida, él solo quería morirse.

Si hay que hablar de Imanol Salsamendi Iglesias, que suene a valentía. Allerano de corazón, vasco en el DNI, tiene veinticinco años de vida esforzada. Llegó al mundo ya con un envite: “Su hijo tiene una discapacidad que le afectará al habla, pero tendrá una vida casi normal”, le dijeron a sus padres tras un peregrinaje de pruebas. Sufrió acoso escolar (“bullying”), pero no quería que su familia se enterara. Cuando lo supieron, como siempre, fueron los dragones que le defendieron.

Salvarse, se salvó solo. Con un boli, un papel y todo lo que guardaba en el alma. Ahora, acaba de publicar su primer poemario: “El prólogo de mi vida”. Un homenaje a la fuerza, al amor y, sobre todo, a la esperanza.

“Desde que abrí los ojos al mundo, soy pura superación. Con la fuerza de cada latido y el ánimo de los míos”, escribe Salsimendi en el prólogo de su obra. Nadie lo duda. Afirma que el acoso escolar “marcó por completo mi niñez”. “Yo siempre buscaba un por qué de lo que ocurría, de lo que me estaba ocurriendo. Y no lo encontraba”. Fueron años en un infierno que ya temía infinito. “Dentro de mi cabeza tenía una voz que me decía que no fuera iluso, que cada amanecer sería un nuevo suplicio y que solo me esperaban malos momentos y mucho sufrimiento. Yo solo quería morir y que todo acabase”. Pero ahí llegó otra lección de la vida, esta vez para bien. Uno de sus amigos, el mejor, le dijo a su madre lo que estaba pasando. Y ella, como siempre, luchó a muerte por él: “Si no hubiera sido por eso, hoy por hoy seguiría sufriendo”.

Salió de aquel bucle que tanto le dolía. Y empezó a escribir para sanarse: “Me sentía y me siento libre cuando escribo, se puede decir que la poesía es mi psicólogo. Aunque solo lo hago cuando de verdad tengo algo que contar”, explica Imanol Salsimendi.

A pesar del dolor. De todas las noches sin dormir. De las pesadillas, en las que escuchaba a los otros niños reírse. A pesar de todo, el joven no borraría el capítulo del acoso escolar en el libro que es su vida: “Gracias a esto, aprendí quienes son mis amigos. También que, si quieres a una persona, tienes que aceptarla tal y como es. Con sus defectos y sus virtudes”, dice, con una sonrisa.

Guerrero entrenado en duras batallas. Les da un consejo a los que ahora pasan por lo que él sufrió: “Los que hacen bullying son personas débiles, tienen miedo a lo diferente. Los que lo sufrimos tenemos que contarlo, no hay que callarlo como hice yo”. Y ahora lo recita en un libro que ha tenido muy buena acogida, tanto en el País Vasco como en Asturias: “Para mi es un honor ver que hay personas que se emocionan al leerme, es lo más grande que le puede pasar a un poeta”.

Su carrera acaba de empezar. Tiene ya en cartera otros dos proyectos. Uno se lo dedica a una chica, Jennifer: “Es una mujer muy especial para mi, es mi musa”. El otro está relacionado con sus dos tierras. Sobre todo con Boo (Aller), donde viven su abuela materna –su abuelo, al que le unía una adoración mutua, falleció hace unos años–, sus tíos y varios primos: “Amo Asturias, se puede decir que es el amor de mi vida. Lloro, desde que tengo memoria, cuando llego y cuando me voy. No hay nada mejor que Asturias”. Quizás sí, se corrige: sus padres. “Sobre todo mi madre, sin ella no sería nadie”.

A ella, a la allerana Loli Iglesias, le hace poesía de la que nace del sentir sincero. “Anhelo me perdones mis malos momentos, deseo tu perdón para mis silencios. Y solo deseo poder devolverte los besos que te robé por no dártelos”.

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