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Los ecologistas alertan del vertido de escombros en rutas del Paisaje protegido de las Cuencas

Reclaman investigar la existencia de un gran volumen de residuos de obra en tramos de la red de sendas de la zona alta del valle de Turón

Una de las zonas rellenadas con escombros. | D. M.

La aparición de gran cantidad de residuos de obra en varios tramos de senda de la zona alta de Turón, dentro del Paisaje Protegido de las Cuencas, está generando quejas desde el ámbito ecologista. Usuarios de estas vías han comunicado al Ayuntamiento de Mieres la existencia de toneladas de escombros en rutas de montaña señalizadas. La Coordinadora Ecoloxista d’Asturies pide que se investigue el origen de estos “vertederos”. El colectivo afirma que la eliminación de estos “espacios contaminantes” pasa necesariamente por la identificación y sanción de los responsables.

Los citados escombros se encuentran localizados en varias sendas de montaña del entorno de Urbiés y La Güeria, en pleno corazón del Paisaje Protegido de las Cuencas. “Hay gente que tira los escombros de obra en los caminos. De esta forma logra facilitar el paso tapando zonas de barro y, al tiempo, se ahorra tener que llevar el material al punto limpio”. Los propios vecinos explican así la extendida práctica, totalmente ilegal y castigada con fuertes multas. En las inmediaciones de Urbiés hay tramos de senda de hasta cien metros de longitud “rellenados” con cascotes, ladrillo, azulejos y cemento, entre otros materiales de construcción. Esta irregularidad ambiental ha sido denunciada ante el Ayuntamiento.

Los ecologistas son perfectos conocedores de estas prácticas, que afirman están “bastante extendidas”. Fructuoso Pontigo, de la Coordinadora Ecoloxista d’Asturies, advierte del peligro de esta tipo de actuaciones: “Al final son vertederos y, como tales, pueden generar graves problemas de contaminación para el subsuelo y los acuíferos. Hay que tener en cuenta que, en algunos casos, se puede encontrar hasta uralita entre los materiales”, explica.

Los conservacionistas lamentan la inacción de las administraciones: “Hay ayuntamientos pequeños que no tienen recursos para controlar esta práctica en espacios naturales, pero, en general, no se presta mucha atención a este problema”, subraya Pontigo. Y añade: “La tramitación de las quejas es normalmente muy lenta y en muchas ocasiones las denuncias no encuentran ni tan si quiera una respuesta”.

Localización

El movimiento ecologista pide a los senderistas que no dejen de denunciar la presencia de todo tipo de vertederos en el medio natural. “Es muy importante dejar constancia por escrito”, señalan. “Hoy en día resulta sencillo geolocalizar el lugar e informar por registro a los ayuntamientos”.

La incorrecta gestión de residuos, además del posible grave daño sobre el medio ambiente, conlleva un incumplimiento de Ley 22/2011 sobre Residuos y Suelos Contaminados. Así, se considera infracción grave “el abandono, vertido o eliminación incontrolado de cualquier tipo de residuos no peligrosos sin que se haya puesto en peligro grave la salud de las personas o se haya producido un daño o deterioro grave para el medio ambiente”. Las multas van desde los 901 euros hasta los 45.000 euros, salvo si se trata de residuos peligrosos, en cuyo caso la multa será desde 9.001 hasta 300.000 euros.

Los montañeros critican que se hagan vertidos “sin autorización”, aunque subrayan que estas prácticas se realizan en ocasiones sin más intención que la de preservar el propio camino. “La desaparición de los caminos antiguos, incluso los reales, es una realidad palpable. Estamos ante un problema de calado”, explica el veterano montañero turonés Ángel Fernández. Sin defender que se tiren escombros, puntualiza que los vecinos se ven en muchas ocasiones obligados a asumir el mantenimiento de caminos y sendas por la falta de actuaciones. La Federación de Montaña ha descatalogado gran parte de las sendas que tenía inventariadas en Mieres por falta de cuidado y mantenimiento. Entre los recorridos que la Fempa ya no reconoce se encuentran la Senda Verde de Turón, cuyo desarrollo costó dos millones de euros.

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