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“Nada me devolverá a mi marido, pero quiero que los culpables vayan a la cárcel”, dice la viuda del minero lenense fallecido en el pozo de la Vasco

El juicio se celebrará el 5 de abril: la Fiscalía solicita tres años y medio de prisión para cada uno de los quince acusados por el accidente de la mina

Itziar Ríos Rivas, en Pola de Lena

El 28 de diciembre de 2013, Itziar Ríos descubrió que el universo tiene dos relojes. El suyo, que se paró cuando le dijeron que su marido había fallecido en un accidente de mina. El del resto del mundo, que siguió dando la hora.

Es la viuda del lenense José Luis Arias, uno de los seis fallecidos en el accidente del pozo Emilio de la Hullera Vasco Leonesa (en Santa Lucía de Gordón, León). Era padre de dos hijos –un niño y una niña–, las dos razones por las que Itziar Ríos sigue adelante. Va tirando, con ese reloj parado: “Estoy en tratamiento psicológico desde entonces”, afirma. Y hay fechas que la “remueven”. Como la del próximo 5 de abril, cuando se celebrará el juicio por el trágico suceso: “Nada me devolverá a mi marido, pero quiero que los culpables de lo que ocurrió vayan a la cárcel”. 

Hacía más de una década que la mina no se ponía tan negra. El juicio se celebrará el 5 de abril, en el Juzgado de lo Penal número 2 de León. En el banquillo de acusados se sentarán quince personas, entre ellas la cúpula de la histórica empresa minera. La Fiscalía solicita tres años y medio de prisión para cada uno de ellos. Una pena “irrisoria”, claman los familiares. La acusación particular la eleva hasta seis años.

Seis mineros. Que eran padres, eran hermanos, eran hijos. Además de José Luis Arias, perdieron la vida Carlos Pérez, Manuel Moure, Antonio Blanco, Roberto Álvarez y Orlando González. Tenían entre 35 y 45 años. Dos de ellos formaban parte de la Brigada de Salvamento de la Vasco. Algunos trabajadores que acudieron a socorrerlos resultaron heridos. Llegaron los funerales, un silencio atronador y esa pena profunda, tan conocida para las Cuencas.

La Hullera Vasco-Leonesa redactó un informe, solo tres meses después del fatídico suceso, en el que aseguraba que lo ocurrido se había producido por “la emisión súbita de metano procedente de la cámara de surtiraje o postaller”. Esto derivó en un “desprendimiento instantáneo” de grisú, “imprevisible en su magnitud y consecuencias”.

Más duro, y sin contemplaciones, fue el escrito de la Fiscalía de León. Tras las diligencias de investigación, imputó a quince personas. Son el presidente de la empresa y los que entonces ocupaban los cargos de vicepresidente y consejero delegado. También el vocal de la compañía, el director general y el responsable facultativo del Grupo Tabliza (los pozos Aurelio y Emilio del Valle). También cinco ingenieros de minas con altos cargos y responsables del servicio de prevención de riesgos, seguridad y salvamento.

El escrito de la Fiscalía, al que tuvo acceso LA NUEVA ESPAÑA, apunta que “todos los acusados incumplieron la obligación que, por sus respectivos cargos, legalmente les incumbía”. La de facilitar “las medidas necesarias para proteger la seguridad de los trabajadores”. “El accidente era evitable”, concluye la acusación.

El testimonio

Accidente de la mina de Santa Lucía de Gordón

–¿Es la mujer de José Luis Arias?

–Sí, soy yo.

–Llamo de la Hullera Vasco Leonesa, su marido ha tenido un accidente.

–¿Qué clase de accidente?

–Muy grave.

Y esas palabras resonaron en toda la casa. Y a Itziar Ríos, que estaba recogiendo la ropa de la lavadora, su rutina se le hizo infierno. “Jose tenía miedo de trabajar ahí, como sus compañeros. Nosotros llevamos años reventando con la verdad”, aseguró en una entrevista a LA NUEVA ESPAÑA después del accidente. Y lo repite siempre: que las condiciones del macizo en el que se produjo el suceso, decían los que trabajaban allí, eran peligrosas. “Tendrá que decirlo un juez. Yo creo que hay culpables de lo que le pasó a mi marido y quiero que vayan a la cárcel”, señala ella. 

Lo ve “difícil” porque, añade, la “Fiscalía pide muy poco. Son tres años y medio, que pueden quedarse en algo menos y entonces los culpables de lo sucedido se librarían de ir a prisión”. “Nada me devolverá a Jose, nada devolverá a mis hijos que tengan que crecer sin su padre, pero todos queremos justicia”, clama Itziar Ríos.

Ella y José Luis llevaban veintidós años juntos. Quince casados. Eran felices. Ha escrito un libro, narrando su historia: “Hasta que el grisú nos separe. Amor y muerte de un minero”. Hay días mejores, otros se le hacen inmensos. Ha intentado darle cuerda al reloj, pero ya no late: “Nada es lo mismo si él no está aquí”.

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