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Un vínculo de oro con la solidaridad

Los “Mierenses del año” preparan la celebración de su 50.º aniversario tras haber distinguido ya a más de 120 vecinos y colectivos

Asistentes a la gala de entrega de premios de 2011, en el actual Mieres Centro Cultural.

Los galardones “Mierense del año” ya tienen la vista fija en la celebración de sus bodas de oro. Los premios cumplirán cincuenta años en 2022 tras haber reconocido durante el último medio siglo la labor solidaria y desinteresada de más de 120 vecinos del concejo. Y es que estos reconocimientos no busquen realzar el éxito profesional, el mérito cultural o las gestas deportivas. No asumen otra pretensión que abrazar a quienes ayudan a los demás desinteresadamente.

“Desde el primer momento se estableció que los premios debían reconocer la labor altruista y casi siempre callada de los muchos mierenses que se dedican a cuidar de los demás sin pedir nada a cambio e, incluso, teniendo que poner dinero de su bolsillo”. Laudelino “Tito” Rodríguez es el padre de los galardones. Fue su creador y, medio siglo más tarde, sigue al frente del proyecto. “Hemos pasad épocas muy buenas y otras más difíciles, pero siempre hemos tenido a gente dispuesta a echar una mano”. Los premios se han hecho casi cincuentones gozando de buena salud.

Tito Rodríguez, a la izquierda, junto a Aníbal Vázquez, actual alcalde de Mieres y “Mierense del año” en 2004.

Es curioso que los orígenes de los “Mierense de año” tenga como referencia Avilés. A principios de los setenta Tito Rodríguez se desplazó a la citada ciudad costera para asistir a una entrega de premios local. El evento le causó impresión, pero le dejó un cierto regusto amargo. “Recuerdo que me conmovió ver a la ciudadanía tan unida y engalanada en muestra de respeto, pero al final del evento le comenté a mi amigo que resultaba curioso que hubieran distinguido a varias personas de renombre, pero que ninguna fuera de Avilés”. La idea de los “Mierense del año” había germinado.

El dramaturgo Jacinto Benavente dejo dicho que «la alegría de hacer bien está en sembrar, no en recoger». Los galardones «Mierense de año» alcanzarán en 2022 los 50 años removiendo cada rincón del concejo en busca de personas anónimas a las que, en la mayoría de los casos, se les puede aplicar el espíritu de esta frase. La primera edición de los premios se celebró en el desaparecido Teatro Pombo. “Nos sorprendió la respuesta de la sociedad, ya que se llenó el aforo y hubo gente que se tuvo que quedar fuera”. En 1972 de distinguió al doctor Tresguerres, al Centro Cultural y Deportivo Mierense y al Teleclub de Paxío. Hasta hoy, otros 120 premiados se han sumado a la lista.

Integrantes de uno de los jurados de los premios.

El matrimonio turonés formado por Julio Álvarez y María Jesús Díaz, junto con la Escuela de Música de Mieres, fueron reconocidos el año pasado como “Mierense del año”, pero aún no han podido recoger sus distinciones debido a que la gala de entrega de premios tuvo que suspenderse debido a la pandemia. El citado matrimonio turonés está al frente de la popular confitería La Gloria desde hace casi 30 años. Ahora bien, el premio reconoce su constante colaboración con casi todas las entidades culturales y deportivas del valle. Formaron parte de la plataforma que impulsó la rehabilitación de la iglesia de San Martín y, en ocasiones, han utilizado el almacén de su negocio para recoger productos que luego han repartido entre familias necesitadas. El premio a la Casa de la Música busca reconocer especialmente la labor de los coros de la entidad.

La entidad organizadora de los galardones espera poder organizar antes de finales de año la gala pendiente. “Esperamos que la pandemia no de un respiro para hacer un evento doble, con los premiados del año pasado y de éste”, explica Tito Rodríguez. De esta forma, en 2022 la entidad espera poder recobrar el paso con normalidad con un evento a la altura del cincuenta aniversario.

Los galardones se conceden cada año tras la deliberación de un jurado popular: “Aquí no hay trampa ni cartón. Se recogen las candidaturas y cada cuál vota en función de su criterio y su conciencia”, subraya Rodríguez.

Tras 50 años de premios, Tito Rodríguez no se decanta por ninguno de los más de 120 galardonados. “Todos lo merecían y todos se emocionaron en mayor o menor medida”. Si bien los premios no entienden de jerarquías, su presidente si tiene un recuerdo especial para el recordado párroco Nicanor López Brugos, distinguido en 1995. “Fue inicialmente el único que no reaccionó bien ante la noticia. Tenía un carácter especial y de mano dijo que a él no le interesaban esas cosas. Terminó aceptando y al final del acto, bastante emocionado, se acercó e incluso me pidió disculpas, pero no había lugar a ello”, rememora Rodríguez.

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