El poblado minero Bustiello, visto desde la orilla del río Aller por la que transita el trazado férreo.

El proyecto para poner en marcha un tren turístico entre Collanzo (en Aller) y Trubia (en Oviedo) sigue subiendo viajeros a bordo. Tras el apoyo de los ayuntamientos de Oviedo, Mieres, Aller, Ribera de Arriba y Morcín, este último con matices, la iniciativa también suma respaldos entre la sociedad civil. Los vecinos del poblado minero de Bustiello, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), no sólo han manifestado su apoyo a la idea de la asociación “Santa Bárbara”, sino que además reclaman tener su protagonismo dentro del trazado.

La asociación “La Pudinga” lleva años velando por el mantenimiento del patrimonio industrial y cultural de Bustiello. Ahora piden el desarrollo del proyecto turístico ligado al trazado ferroviario entre Collanzo y Trubia, que pasas justo al lado del poblado, pero sin estación. El colectivo reclama así que la puesta en marcha de la iniciativa incluya la presencia de Bustiello en el recorrido. “Es nuestro deseo que el proyecto se convierta en realidad y reivindicamos una antigua aspiración, como es la parada del tren con un apeadero”, señalan los portavoces de La Pudinga. Así, los vecinos solicitan “formalmente” a las autoridades que tengan en cuenta esta propuesta. “No se puede pensar en un tren turístico sin hacer una parada obligada en un bien de interés cultural como es el conjunto histórico de Bustiello y su entorno”, recalcan.

Más en genérico, el citado colectivo vecinal aplaude la propuesta nacida de la asociación “Santa Bárbara”. “Hay que agradecer a los alcaldes de los municipios implicados el espíritu de unión que la iniciativa ha despertado”, apuntan. El frente común escenificado por pone sobre los raíles una iniciativa que, a falta de encontrar el respaldo de Adif y Renfe, contempla el aprovechamiento lúdico de un trazado férreo de 55 kilómetros.

El historiador Guillermo Bas Ordóñez ha sido quien ha estructurado el plan. El trabajo desarrollado como soporte del proyecto destaca que toda la infraestructura presenta un estado de conservación bueno. El objetivo es poner en marcha un tren histórico, que Bas Ordóñez estructura en torno a una locomotora de vapor y un conjunto de coches de viajeros, todos ellos con más de 50 años de antigüedad. De esta forma se recuperaría el trazado entre Baíña y Trubia y se relanzaría el cada vez menos utilizado servicio hasta Collanzo, que en 2018, según recoge el proyecto, apenas alcanzaba el 18 por ciento de ocupación, con 78.000 viajeros.

“Apostamos por un turismo de calidad y una movilidad propia del siglo XXI, que aúne no sólo la puesta en valor del conjunto histórico y el patrimonio industrial, sino también la propuesta conjunta de iniciativas turísticas, culturales, ambientales, deportivas y de ocio”, indican los responsables de La Pudinga.