Alcanzar determinada edad no tiene en sí demasiado mérito. En el caso de las personas, más allá de la fortuna de cumplir años, es algo que trasciende y no depende demasiado de nosotros. Pero, para los proyectos, el mérito no está tanto en el devenir de los años cuanto en alcanzar los objetivos para los que fueron concebidos. En estos días LA NUEVA ESPAÑA, en su edición de las Cuencas, cumple 25 años. Un hito en el que confluyen, de forma virtuosa, tiempo y objetivos; años y resultados.

Respecto a los objetivos, a los hombres de números siempre nos gusta establecer referencias e indicadores sobre los logros alcanzados con el fin de valorar su eficacia; unos indicadores que también se pueden replicar en este caso con unas sencillas preguntas: ¿Ha ofrecido el proyecto editorial de LA NUEVA ESPAÑA de las Cuencas más información a los asturianos y a los que viven en nuestras queridas Cuencas, en particular, sobre lo que allí sucede? ¿Ha contribuido “La Nueva” a la mejora de sus condiciones económicas, sociales o culturales? ¿Ha cultivado el espíritu crítico de sus lectores con informaciones veraces y rigurosas? Si las respuestas son afirmativas –y yo creo firmemente que sí– es que LA NUEVA ESPAÑA ha cumplido esos objetivos.

una joven veteranía

Desde mi posición al frente de Sabadell Herrero es cierto que tengo una visión “interesada” por todo aquello que concierne a las Cuencas. Por historia, por voluntad empresarial y por compromiso con nuestro entorno y, sobre todo y ante todo, porque tenemos una vocación clara, definida y comprometida de ser el Banco de las Cuencas Asturianas, unas comarcas ejemplo de las mejores virtudes que definen al Principado y a sus gentes.

En el ya muy lejano 1912, Banco Herrero abrió su primera oficina y sede en Oviedo; sólo seis años después, hizo lo propio en Sama y La Felguera, y en 1919, en Mieres. El banco estaba allí donde Asturias avanzaba a caballo del enorme y floreciente esfuerzo empresarial y del trabajo duro y sacrificado de las gentes del Caudal y el Nalón. Y otra variable interesante: en 1964, se crea el Banco de Langreo, que con los años sería Banco de Asturias, luego absorbido por Sabadell Herrero.

Desde aquellos lejanos años, hemos estado presentes en el devenir social, cultural y económico de la Cuenca del Nalón y atentos a las necesidades que han surgido en cada momento, y siempre hemos ido encontrándonos en ese buen camino con LA NUEVA ESPAÑA. Primero, con la expansión al amparo de la floreciente minería y de la siderurgia; después, cuando la crisis comenzó a mellar los tiempos de crecimiento; y ahora, cuando estamos en los albores de un nuevo cambio de nuestro modelo productivo, acelerado por los efectos de la pandemia.

Pero me centro en LA NUEVA ESPAÑA: su decisión de ofrecer una edición específica para las Cuencas hace 25 años fue una buena apuesta estratégica que, más allá de su sentido empresarial, tenía mucho de compromiso social. Eran momentos en los que la cohesión territorial no pasaba, en muchos casos, del papel, y el diario de origen ovetense se quitaba esa etiqueta localista que tanto nos gusta poner, para abrir sus páginas a una Asturias que ya era mucho más que las grandes ciudades. Nunca a lo largo de sus 85 años de historia LA NUEVA ESPAÑA eludió informar con amplitud de lo que acontecía en las Cuencas del Nalón y el Caudal. ¡Qué grandes corresponsales nos hacían llegar las noticias!, pero fue entonces –hace ya 25 años– cuando redobló la apuesta en un gesto lleno de compromiso y cariño hacia sus gentes.

Hoy, no se entiende nada de lo que ocurre en los valles que acogen y abrazan a Langreo, San Martín del Rey Aurelio, Laviana, Caso, Sobrescobio, Mieres, Aller, Lena, Morcín o Riosa sin pensar en la edición de LA NUEVA ESPAÑA. Han sido 25 años de periodismo, de compromiso y de implicación rigurosa que ha sorteado dificultades –físicas, geográficas y humanas– para que cada mañana los asturianos podamos conocer qué ha ocurrido en esos concejos que forman parte del mejor corazón de Asturias.

La edición de las Cuencas de LA NUEVA ESPAÑA es ya una “joven veterana” que contribuye cada día a mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, a denunciar los errores y las injusticias, y, sobre todo, a poner en valor un territorio que define buena parte de lo que somos los asturianos. ¡Felicidades por estos primeros 25 años!