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de lo nuestro Historias Heterodoxas

Cuestión de puños

Los combates que disputó en Mieres y Pola de Lena el boxeador vasco Paulino Uzcudun, que llegó a pelear contra el mítico Joe Louis en EE UU

Hace más de una década les conté la historia de José de La Peña Acebal, el mejor boxeador de la Montaña Central, que peleó en tres continentes y fue campeón de España de los pesos welter en 1932. Entonces también les hablé de mi amistad con Luis Redondo, quien desgraciadamente ya ha fallecido.

Redondo había nacido en Turón, aunque su familia se trasladó muy pronto a Gijón, donde fue el fundador de la Corriente Sindical de Izquierda, una organización de clase que acabó convirtiéndose en la pesadilla tanto de la patronal como de los otros sindicatos asturianos. Sin embargo nuestras conversaciones casi siempre derivaban hacía otros asuntos, porque él, aunque era un hombre de pensamiento científico y ateo, nunca dejó de interesarse por las cosas del espíritu.

A Redondo le gustaba hablar del boxeo, un deporte del que disfrutó hasta que su salud se lo permitió y que comparaba con la vida y también con la lucha sindical. Así, el pequeño despacho que ocupaba en los locales de la CSI se convertía a veces en una tertulia donde se juntaban amigos como “Pegaína, el tigre de Candás” y otros púgiles de su quinta cuyos nombres ya no recuerdo porque eran menos pintorescos. A todos les oí coincidir en que nunca se debe aceptar una pelea si no se tienen posibilidades de ganar y una vez iniciado el combate hay que evitar los golpes y aguantar hasta coger por sorpresa al contrario.

En fin, deben saber que en la Montaña Central, sin grandes figuras, siempre ha habido mucha afición y combates, que a falta de cuadriláteros estables tuvieron que celebrarse en sitios más pintorescos. Por ejemplo, en Moreda, La Bombilla sirvió de escenario a los ídolos locales Yayo, “José Pilar, el Tigre melillense” o “Quique Méjico”, y en Mieres hubo combates en el teatro Pombo y más atrás en el café Palau y en el mítico Carolina, donde los púgiles alternaban con las canzonetistas.

En el álbum de fiestas de San Xuan de 1970 podemos leer una crónica donde se dice que la piscina cubierta también acogió alguna velada antes de su cierre en 1969 y el firmante, un tal Pedro KO, nos aporta un listado con los nombres de algunos púgiles de esta villa: “el Ciclón Praviano”, Pepito Ballesteros, “el Chacal de Oñón”, “Carpanta”, Castilla o Chus “el Chacal”, un hombre que dejó tan buen recuerdo que según contaba J. M. Pellanes tuvo en su entierro el acompañamiento más numeroso que se recuerda en el barrio de San Pedro.

En ese año los jóvenes boxeadores se repartían entre el Club Guante Negro, presidido por el doctor Roberto Suárez y en el que entrenaban José Salcedo, Bayón, Borge y Arturo, y el Taxi Bar Palma, presidido por Jaime Huelga con “el Fakir”, León y Antonio Lanchano como promesas, en un mundillo que estaba animado por el promotor Santiago Álvarez “el Maño”, quien ayudaba a costear los combates con su propio dinero.

Sin duda lo que ahora les voy a contar tuvo mucho que ver con el desarrollo de esta afición. Me refiero a la presencia en la cuenca del Caudal de Paulino Uzcudun en octubre de 1939 para ofrecer dos combates de exhibición en Pola de Lena y Mieres ante una enorme afluencia de público.

Uzcudun fue uno de los mejores boxeadores españoles de todos los tiempos. Su aspecto físico denotaba su origen guipuzcoano y su juventud como aizkolari. Encajaba los golpes con una enorme fortaleza y los devolvía como mazazos, y por una u otra razón muchas de sus peleas adquirieron un carácter político. En 1923 derrotó por KO en su primera pelea nada menos que al campeón de la URSS, Alex Touroff.

Pocos meses más tarde ya era campeón de España de pesos pesados y el 18 de mayo de 1926 obtuvo por primera vez el título de campeón de Europa en la plaza de toros monumental de Barcelona ante 40.000 espectadores, lo que batió el récord de asistentes a un combate de boxeo en España. Después hizo una gira por América y el 30 de noviembre de 1930 volvió a romper esta cifra juntando a 61.000 personas en el estadio de Montjuich para verlo frente al gigante italiano Primo Carnera, quien le ganó por puntos.

Uzcudun, que presumía de haber sido el primer español en derrotar al comunismo por haber vencido a Touroff, tuvo un segundo combate con Carnera al que Mussolini había convertido en símbolo de la Italia fascista. Fue a quince asaltos para disputar el título mundial en Roma el 22 de octubre de 1933 y allí se repitió el resultado de Barcelona.

El 13 de diciembre de 1935 Paulino Uzcudun sufrió la única derrota por KO técnico de su vida, cuando el mítico Joe Louis “el bombardero de Detroit” le rompió varios dientes de un puñetazo en el Madison Square Garden de Nueva York. Entonces anunció su regreso a España.

Ocho meses más tarde, al comenzar la Guerra Civil el púgil guipuzcoano se incorporó al Requeté en el frente de Irún y los mandos aprovecharon su fama para presentarlo en combates de exhibición y propaganda, como el que se desarrolló en Gijón el 22 de marzo de 1938.

Según el jugador del Real Madrid Patricio Escobal, represaliado por el franquismo, Paulino Uzcudun se encargó de dirigir pelotones de ejecución cuando los vencedores entraron en Madrid y el escritor Francisco Umbral lo acusó de haber utilizado a presos republicanos como sparrings, aunque esto no ha podido demostrase.

Lo cierto es que una vez terminada la guerra, Vicente Gil, médico personal de Franco y presidente de la Federación Española de Boxeo siguió mostrándolo como un ejemplo de la fortaleza del Régimen y en ese marco se desarrolló su visita a la cuenca del Caudal.

Según leemos en el diario “Región”, su contrincante fue el mismo en las dos exhibiciones, su amigo Rodolfo Díaz, un púgil al que apodaban por su origen “el Tigre montañés” y era aspirante al título de campeón de Europa de los pesos medios. El cántabro también era alférez y había entrado en Asturias con la primera línea de tropas franquistas en octubre de 1937.

La primera velada se desarrolló en Pola de Lena el día 15 de octubre, coincidiendo con las fiestas del Rosario, a beneficio del Asilo de los Desamparados y “con la protección y el apoyo del comandante García y el Ayuntamiento”. El ring se colocó en el patio del grupo escolar “Vital Aza” y a su alrededor se colocaron infinidad de sillas que fueron ocupadas por gentes venidas de todo el concejo hasta completar una entrada magnífica. Antes combatieron Antonio Sánchez frente a Teófilo Castañón; Vicente Blanco contra “Kid Betún”; Cabo Moro contra Valero; Juan Castañón de La Peña –sobrino de José de La Peña– contra “Charlot” y Guerra contra Manuel Malpesa.

Después lo hicieron los dos campeones y Paulino Uzcudun sin perder la sonrisa “solo quiso hacer gala de su esgrima para dejar hacer a Rodolfo que evidenció enormes facultades y condiciones magníficas para llegar a ser un gran campeón”.

Una semana más tarde, el día 22, se celebró el combate de Mieres, en esta ocasión a beneficio de Auxilio Social y en el campo de deportes de los Hermanos de la Doctrina Cristiana. Fue precedido por otros tres de aficionados que enfrentaron respectivamente a “Kid Betún” contra Álvarez; Ladrán contra Manuel Malpesa y Félix Guerra contra “el Ciclón praviano”. A continuación Uzcudun y “el Tigre montañés” se enfrentaron a cuatro asaltos y según el periodista se fajaron de verdad y la derecha de Rodolfo alcanzó varias veces la cabeza de Paulino, quien hizo gala de sus facultades físicas y su asombrosa agilidad contestando con unos golpes que el cántabro encajó a la perfección.

Rodolfo Díaz volvería a la cuenca minera en 1940 para disputar dos combates oficiales en el Teatro de La Victoria en Sama, el 11 de febrero contra Gregorio Villalba y el 4 de marzo contra “Kid Sotolongo”, derrotando a ambos por sendos KO.

En la película “Juguetes rotos” dirigida por Manuel Summers en 1966 se recoge una entrevista con un Paulino Uzcudun ya anciano junto a imágenes del que fue su último combate, el 1 de septiembre de 1946 en la plaza de toros del Escorial y de nuevo contra Rodolfo Díaz, al que en esta ocasión ganó por puntos. Al año siguiente el boxeador cántabro también colgó los guantes, pero continuó vinculado al mundo deportivo y a Asturias y en los años 50 y 60 publicó algunos manuales de éxito sobre gimnasia.

Por su parte “el Toro vasco” fue derrotado por la arterioesclerosis el 5 de julio de 1985. Cuando falleció tenía 86 años.

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